Doble cartel el pasado viernes en el Subsuelo: en primer lugar, Olimpia, desde San Sebastián, que hace unos meses publicaron su primer y muy recomendable epé (de título homónimo), y después Verona, desde Granada, el enésimo descubrimiento de la discográfica Subterfuge, que ahora está presentando por toda la geografía nacional su primer elepé (Equilibrio), producido por Paco Román (del grupo Neuman, a quien reseñamos hace unos meses por su concierto junto a Viva Suecia). Dos maneras diferentes, pero complementarias, de entender la música. Comenzó Olimpia. El dúo formado por la cantante Lur Usabiaga y el guitarrista Iñaki Estévez (también hace coros) se rodeó por tres músicos (teclados, bajo y batería), de tal forma que su sonido no perdiese matices respecto al epé con el que han estrenado su andadura musical. Antes de que tocasen la primera nota, uno ya podía hacerse a la idea de por dónde iban a ir los tiros, y es que los donostiarras cuidan al máximo su imagen: Iñaki, perfectamente maqueado con pantalones y zapatos blancos, y Lur impactante con pantalones de cuero, americana y tacones plateados. El aspecto estético se vio refrendado por el musical. Las guitarras sucias, los teclados envenenados y la contundencia de la base rítmica nos remitía directamente a los setenta, al post punk y a nombres como la Velvet Underground, David Bowie o Iggy Pop. Repasaron su todavía corto cancionero, (Tu oscuridad, Vivirás, Vámonos), demostraron que siguen por el buen camino compositivo con el estreno de Balada de amor bizarro (fantástica canción con guiño evidente a New Order y poderoso final instrumental), y sorprendieron con una lograda versión de La tierra de los sueños, de sus talentosos paisanos (y nunca suficientemente reivindicados) de La Dama Se Esconde. Gran concierto el suyo, que hace presagiar una larga y fértil trayectoria.

Después llegó el turno de Verona. Licenciados por la Universidad de Granada en la facultad de Los Planetas (como otros, en la misma ciudad, se gradúan en las facultades de 091, Enrique Morante o Lori Meyers), esta joven banda entronca con la tradición del más ruidoso y melódico noise nacional en la que las atmósferas eléctricas tienen tanta o más importancia que las letras. También su estética (vaqueros, zapatillas, camisetas) es acorde al estilo shoegaze que practican. Y así como que no quiere la cosa desataron la tempestad de sus instrumentos, por momentos especialmente violenta, por ejemplo al final de Cada vez. Antes de interpretar Lunes de agosto, tuvieron un recuerdo para su productor, el ya mentado Paco Neuman. Este tema fue, según dijeron, el punto de partida de su álbum Equilibrio. Prosiguieron desgranando temas de impecable factura indie rock, como la acelerada Un pasó más, Justo y necesario, con sus inquietantes cambios de ritmo, o El desierto, con la que concluyeron. Dos jóvenes bandas con mucho que ofrecer; será un placer seguir su crecimiento.