“La vida es acción, es movimiento y, al igual que el hecho de tejer, es una construcción lenta e imparable”. De esta reflexión parte Tejer, Habitar, Silenciar, una exposición de Celia Eslava en la que la artista reflexiona sobre las dificultades de comunicación a las que se han visto sometidas, particularmente, las mujeres, pero también sobre el ritmo vital de los seres humanos, similar al de la naturaleza y que guarda una estrecha relación con el arte de lo textil. En la muestra situada en El Polvorín de la Ciudadela, instalaciones, performance, escultura, objetos, nidos y bocas conforman un universo propio de investigación, creación artística, ética y antropología que pretende estimular al público visitante y generar subjetividades, con la lana y la cerámica como los materiales más utilizados.

Para Celia Eslava, tejer es una representación bastante aproximada de lo que supone construir una vida. Es una acción lenta e imparable que, en algún momento, tiene su fin, al igual que tuvo su inicio. Es una acción, asimismo, de construcción. “Tejer es una forma de mirar hacia nosotros mismos, hacia dentro; es una manera de construirnos como personas”, sostiene. Para materializar esta reflexión, la artista utiliza la lana, la cerámica y el cristal para dar forma a la mayoría de sus piezas. Unos materiales que se asocian a vestigios artesanales y con ecos arcaicos. La muestra se divide en tres partes y el conjunto de la misma condensa el impulso ético y estético de Eslava y constituye una constelación artística y creadora propia.

La muestra comienza con una serie de piezas de porcelana que conforman Contenedor boca, un trabajo que parte de “sensaciones y experiencias propias” para hablar “sobre la imposibilidad de comunicarnos ante determinadas situaciones”. Estas figuras gravitan en el espacio colgadas de hilos de nylon y muestran, en su cara exterior, los rostros -bocas y mentones- obtenidos de los moldes que la artista ha elaborado gracias a la colaboración de mujeres de su círculo de amistades. “Se trata de un planteamiento arqueológico porque la dificultad de poder expresarnos, especialmente las mujeres, no es nada contemporáneo”, apunta la artista. El interior de la figura, por otro lado, son “las palabras no dichas”.

nacer, vivir, morir Continúa la exposición con una pieza central que se denomina Herbario sudario. Son un conjunto de láminas de porcelanas en las que se advierten figuras de plantas y flores. “Pongo en relación el lenguaje de lo textil y la naturaleza porque ambas son una forma de construcción lenta y suponen una manera de acercarte al ritmo vital de cada persona”, dice Eslava, para quien en la naturaleza se observa ese ritmo de “nacer, vivir y morir; un ciclo vital similar a la acción de tejer”. Y qué mejor que utilizar lana y porcelana también en esta ocasión, dos elementos “que simbolizan lo cotidiano, el hogar, ya que tienen consistencia y fragilidad a la vez”. A su lado, figuras geométricas se suman a esta representación del ciclo vital.

Al final de la sala se encuentra la instalación Movimiento horizontal, una máquina que constantemente se mueve de derecha a izquierda y de izquierda a derecha como las tejedoras, reflejando así el paso del tiempo, lo mecánico que libera la labor artesanal. “Así entiendo la vida, como un movimiento continuo de derecha a izquierda y viceversa, que construye y desconstruye -sostiene la artista-. Es una liberación y una negación del acto”. A su lado, en la pared, la obra Nuestro propio tejido es un conjunto de piezas que se iluminan y suponen la reflexión más íntima de ese “tejerse a uno mismo”. “Es una forma de mirarnos hacia dentro, hacia nosotros mismos, de reflexionar sobre lo que somos y hacia donde vamos, porque siempre vamos hacia algún lugar aunque en ocasiones pongamos resistencia a esto”, indica, para añadir: “Tú tejes al igual que vives, y después de ti vendrá otro que también tejerá, y así sucesivamente; esto es la vida”.

La muestra se completa con un nido-recimiento situado en la entrada en el que se deposita una pila de piezas de porcelana vitrificada y sin pulir, que han surgido de moldes para los que se han utilizado maderas encontradas. Una alegoría de los problemas asociados al imaginario femenino. Así, Eslava muestra en esta exposición cómo los objetos e imágenes conectan dimensiones escultóricas, éticas, estéticas y políticas para producir subjetividades e ideas libres. Todo ello podrá visitarse hasta el 5 de mayo de martes a viernes, de 18.00 a 20.30 horas; los sábados, de 12.00 a 14.00 horas y de 18.00 a 20.30 horas; y los domingos, de 12.00 a 14.00 horas.