pamplona - Carta de un gentilhombre sobre la unión de Navarra a Francia es el título de un documento único, datado en 1617, hallado y comprado hace ocho meses en un anticuario de Nápoles por Aritz Otazu, responsable de la editorial Min-tzoa, que ahora pone a la venta.

Según explica el propio Otazu, la carta, que consta de 10 páginas, es actualmente propiedad de Mintzoa y está acompañada por una traducción realizada por el historiador Álvaro Adot. “Nosotros encontramos la carta hace ocho meses, porque Mintzoa no vive solo de editar facsímiles, sino que desde hace mas de 30 años, con mi padre y mi madre a la cabeza, vive de vender libro antiguo, pero solo referido a Navarra: impreso en Navarra, de temática navarra, de autores navarros. Es un mercado muy corto que habitualmente se encuentra en Alemania, Francia o Estados Unidos; curiosamente, en España se encuentra muy poco, y la mayoría se está ya en archivos”.

Una vez localizada la carta a través de un intermediario, Otazu la compró, apuntalando su decisión con un argumento sin tacha: “Se trata del único documento que existe hasta el momento en el que el jefazo de Navarra, Pierre de l’Hostal, muestra sus quejas a Jacques de la Force, jefazo de Bearne, dos territorios autónomos, diciéndole que no quieren ser franceses; es decir, que ni Navarra tiene que ser francesa ni Francia navarra. Hay que tener en cuenta que decir esto en aquella época era casi jugarse la horca. Y este texto echa por tierra la idea que se tenía de que la Baja Navarra quería desde el principio ser francesa; para nada, una gran masa de gente y los altos cargos no querían formar parte de Francia”.

Editorial Mintzoa pone ahora este documento único a la venta por un precio de 2.800 euros, junto con la transcripción. Respecto al certificado o prueba de autenticidad de esta carta, Otazu apunta que “en el mundo del libro no hay certificación para este tipo de documentos, lo que se hace es una tasación, consultando a expertos, valorando el papel, cómo ha sido impreso... Y tras ese proceso se ha determinado que esta carta es real y que corresponde a la fecha que aparece en la data, 1617. Además, este tipo de documentos son prácticamente infalsificables, tanto por el tipo de papel como por el hecho de cómo esta aviejado el mismo”.

Emocionado ante el documento, Otazu apunta que “lo que quiero es que la gente se dé cuenta y se entere de lo que se dice en esta carta, que es algo también casi único, ya que no conocemos declaraciones escritas similares realizadas por una persona que ostente un cargo similar”.

La carta Bajo el título de Carta, explica Álvaro Adot, Pierre de l’Hostal, vicecanciller de Navarra, presenta sus quejas o lamentos por el decreto de unión de los territorios de Navarra y Bearne a Francia. El autor fue una persona que conocía muy bien el funcionamiento de las instituciones francesas y navarras, ejerciendo entre otros cargos el citado de vicecanciller, que en la época equivalía a afirmar que era el principal cargo efectivo de la Administración navarra (Baja Navarra), ya que el cargo de canciller tenía un carácter nominal y quien estaba realmente al frente del Consejo real de Navarra era l’Hostal.

En la misiva, l’Hostal expresa sus lamentos en un texto escrito el 25 de enero de 1617, dirigido a Jacques de la Force, lugarteniente del rey (de Francia) en Navarra y Bearne. El ejemplar (hasta ahora no se conoce otra copia) contiene a su inicio el nombre del destinatario escrito a mano, así como la referencia a su impresión en Lescar (Bearne), algo que muy probablemente se hizo (la impresión) para que el documento alcanzara la mayor difusión.

El meollo de la cuestión radica en que a partir del fallecimiento de Enrique el grande de Francia y Navarra, se comienza a idear lo que sería la unión de Navarra y Bearne a Francia. Uno de los objetivos de esta unión era impulsado por y deseado por la regente, María de Médicis, y consistía en menguar el fuerte poder del calvinismo en Bearne, restaurando los derechos de la Iglesia católica en el señorío. El otro objetivo desde Francia era el de anular el derecho navarro por el que las mujeres podían reinar, imponiendo el modelo francés, es decir, la ley Sálica, por la que las mujeres no tenían derecho a reinar ni a transmitir derechos a sus herederos.

La situación fue evolucionando de modo que, en junio de 1614, Luis XIII decretó que en adelante los oficiales de la Casa real de Navarra también sería oficiales de la Casa real de Francia. La situación era tal al acabar 1616, que el 31 de diciembre de ese año el Consejo real de Navarra, encabezado por Pierre de l’Hostal, expuso que la intención de la regente María de Médicis era la de “reunir” Navarra y Bearne al reino de Francia, lo que suscitó inmediatamente las quejas por parte de la alta Administración navarra y bearnesa. Quejas entre las que figura la carta escrita por de l’Hostal en 1617.

“Señor, recibí (carta) que usted ha querido escribirme sobre la unión de Navarra y Bearne a Francia”.

“Comento esto con objeto de menospreciar la fastuosa e intolerable vanidad de España, que quería parecer más temible en el papel, que en espadas y poder”.

“No tenemos derecho a decir que ni Francia es Navarra ni que Navarra es francesa”.

“Pero habiendo tenido Francia y Navarra una bella y gloriosa alianza de fortuna, la quieren romper (cambiándola) por una monstruosa y más que prodigiosa unión, por la que se engulle a Navarra como el Cíclope a los compañeros de Ulises, haciéndole perder el título y el nombre gloriosos de realeza al no seguir siendo aliada de Francia sino su sierva y su esclava. Navarra no será más un reino, sino una débil y cautiva provincia, privada de todas sus leyes, privilegios y libertades”.

“Creer que el hecho se ciñe solamente al nombre unión sería creencia de niños (...) Así, paso a paso, se quitarán las leyes y la justicia, se derribarán las libertades, se impondrán las gabelas, daces, subsidios e imposiciones. En resumen, viviremos como en las antípodas bajo un nuevo cielo y por medio de una metáfora y un cambio antinatural”.

“Nosotros, navarros, tomando tan solo un poco de aliento de Francia nos convertiremos en franceses, vergonzosamente y con ignominia; bajo la ruina y las cenizas de nuestro antiguo e ilustre reino, cuyas cadenas son nuestros escudos de plena y feliz libertad”.

“Somos desafortunados por dos cosas, una, que la Española, espía y profesa enemiga de Francia, ha dado el primer golpe de ruina en el principal miembro de nuestro cuerpo; la otra que el francés, nuestro nuevo asociado, quiere su trozo y nos desmiembran de tal manera que ya nada se encontrará a la manera de Navarra más que en Francia y en España”.

“¿Cómo se podría mejor agradar al español que haciendo ver a los alto navarros que uniéndonos a Francia, se observa bajo un vergonzoso secreto que se quiere sepultar entre nosotros la memoria de Navarra, haciendo revivir por toda Europa la vergüenza de Francia, como si ella no tuviese el coraje ni el poder de retirar las uñas del león”.