madrid - Madrid se convierte desde esta semana en la cuarta sede mundial de una exitosa exposición en torno a Pink Floyd y su colosal aportación musical, técnica y creativa a la música, especialmente al directo, “algo así como pasar de la televisión en blanco y negro al color”, señalaron ayer sus organizadores.

Nick Mason, emblemático batería de la formación y el único que participó en todos sus álbumes, ha supervisado la organización de esta antología, titulada The Pink Floyd Exhibition. Their Mortal Remains y que avanza en sentido cronológico desde sus inicios en los años 60 hasta sus últimos discos, A momentary lapse of reason (1987) y The division bell (1994), ya sin Roger Waters.

Tras recibir a más de 400.000 personas en su debut en el Victoria and Albert Museum de Londres en 2017, es ahora el espacio 5.1 de IFEMA, en Madrid, el que acoge la muestra. “Queremos mostrar las oportunidades que aún existen de innovación en el futuro. Por eso esta muestra debía ser mucho más que la historia de una banda formada por cuatro chicos de clase media”, precisó el batería.

Porque cuando el grupo alcanzó su estatus de estrellas globales con el lanzamiento de The dark side of the moon (1973), en un mundo sin internet, “la única manera de ver las pirámides de Egipto por la noche era cogerse un vuelo a El Cairo”, añadió, orgulloso de la experiencia no solo musical que supusieron.

Será hoy cuando The Pink Floyd Exhibition. Their Mortal Remains abra sus puertas al público, con más de 350 objetos recopilados desde la génesis de la idea, hace ya 6 años, algunos de los cuales se exhiben por primera vez. En ese sentido, la muestra no se olvida del papel que jugó uno de sus miembros fundadores, el que fuera su vocalista principal Syd Barrett, quien, perjudicado por el consumo de drogas como LSD, hubo de salir de la alineación en 1968. De él, que estudió arte en Londres, se expone por ejemplo una pintura original.

El arte es, de hecho, una constante de este itinerario por la vida y obra de Pink Floyd gracias a la presencia destacada del trabajo del célebre estudio de diseño Hipgnosis, formado por Aubrey Po Powell y Storm Thorgerson, responsable de muchas portadas icónicas, como el apretón de manos llameante de Wish you were here (1975).

Entre lo expuesto se encuentran también canciones manuscritas, cartas, diseños originales, elementos escénicos e instrumentos musicales como las guitarras Fender Custom Telecaster con las que David Gilmour grabó Animals (1977) o el bello juego de batería Hokusai Wave de Mason, ilustrada con “espumosas olas”. Abanderados de la experimentación musical, también puede verse la guitarra de 12 cuerdas Ovation que Roger Water tocó en la gira de The Wall (1979), con la parte de atrás más redondeada para proporcionarles mayor resonancia y un tono más nítido, o el Azimuth Coordinator, dispositivo que empleaba Richard Wright para balancear el sonido en directo a través de un joystick. Incluso será posible asomarse a piezas tan poco convencionales como la vara que utilizaba el director de la Cambridge and County High School for Boys para azotar a sus alumnos, entre ellos el propio Waters, y un libro de castigos con fechas y motivos de las palizas.

Pantallas e hinchables Pink Floyd, a los que se definió como “exponentes del teatro eléctrico”, elevaron el concepto escenográfico a su máxima expresión, con la inclusión en sus conciertos de grandes pantallas y, después, de los enormes hinchables, como el del cerdo que sobrevolaba la Central Eléctrica de Battersea, en Londres, en la portada de Animals.

“Llamar la atención de 70.000 personas en un estadio es realmente difícil, habrá quien esté escuchándote, pero muchos otros estarán a otras cosas, sean drogas o lo que sea. Ahí es donde entraron en juego los inflables”, explicó Mason sobre la trascendencia icónica de estos elementos que también se han incorporado a la muestra.

Asimismo, el recorrido se acompaña de un sistema de audio por auriculares que se activa cuando el visitante se aproxima a cada estación de la muestra. “Hemos conseguido un sonido espectacular que solo podría ser superado por un concierto de Pink Floyd”, aseguraron los responsables. - Efe