pamplona - Como un salto sin red, hace tres años Xabi Jareño cambió la batería por la guitarra y se lanzó a componer sus primeras canciones. Aquel fue el punto de partida y el comienzo del proyecto que es ahora La Banda del Carbón. El músico navarro -anteriormente batería en formaciones como Sonic Toys o Los Claveles- lidera una banda que navega por el pop-rock y que acaba de editar su primer disco de larga duración, Como un gato mira a otro gato. Tras una presentación en Madrid que tuvo lugar el pasado mes de mayo, esta noche toca jugar en casa.

El primer EP de la Banda del Carbón -de título homónimo- vio la luz en 2017, pero? ¿en qué momento Xabi Jareño decide cambiar la batería por la guitarra y lanzarse como vocalista a defender sus temas?

-Pensaba que era incapaz de hacerlo. Desde que me inicié en la música con 14 años he estado siempre con la batería y no me veía capaz de coger una guitarra y hacer mis canciones. Pero me apetecía hacer cosas propias, en los otros proyectos estaba a gusto, pero trabajaba canciones de otros compositores y a veces necesitaba expresarme. Quería intentarlo y vi que iba siendo capaz a base de curro. Si tienes ganas, puedes hacer cualquier cosa, al final la técnica se aprende. Hay gente que tiene talento natural, que no es mi caso, pero lo suplo a base de ganas y dedicarle tiempo que puedo.

En ese sentido, suena como si además de un reto, haya supuesto también cierta liberación.

-Cuando hice mi primera canción y vi que era capaz de hacer una composición entera, fue ya como llegar al objetivo que me había marcado. Fue una liberación el decir: “Puedo crear algo y aportar mi granito de arena y aportar mi visión de la música, del pop-rock”. Es una etapa nueva que ha supuesto mucha felicidad.

¿Y esa visión del pop-rock estaba clara, o se fue puliendo en base a prueba y error?

-Sí y no. Tenemos claro que queremos hacer pop-rock tal como lo entendemos: música en la que prima la melodía. Lo que pasa es que en este país parece estar mal visto y cuando dices que haces pop-rock se asocia generalmente a música de rápido consumo o de radiofórmula. Eso no pasa en otros países, como Estados Unidos o Inglaterra, donde decir que haces pop rock es un orgullo y es una música tan digna como cualquiera en el sentido de que no es menos. También nos gusta que los discos sean variados y el pop rock es una etiqueta que te permite hacer canciones variadas manteniendo ese espíritu melódico.

De hecho, el disco recoge una colección de canciones variadas entre sí, eso sí, con medios tiempos, reggae-rock, ecos mediterráneos...

-Pasa mucho con los primeros discos, suelen ser más variados porque son canciones que te han ido acompañado y no están hechas en el mismo momento. Este disco es de experimentación y es la etapa de salida y de búsqueda; para futuros lanzamientos sí que acotaremos más el estilo.

De cara a la grabación, con Candy Caramelo en los estudios Candyland Rock a los mandos, ¿influyó en la elección su experiencia con artistas como Andrés Calamaro o Fito & Fitipaldis?

-Sí. Contacté con él porque vi que había empezado a producir y él ha tocado el bajo y la guitarra en discos de los 80 y 90 que a La Banda del Carbón le sirven de influencia. Creíamos que era la persona adecuada para iniciar esta etapa, porque parte del vocabulario que utilizamos, él lo tenía, así que fue muy natural.

¿Y cómo mira un gato a otro gato cuando éste le mira a él?

-No tiene respuesta. Es una frase muy ecléctica que no te dice nada en cuanto al estilo que te vas a encontrar. Nos gusta por lo mística y lo misteriosa que es, te llama a descubrir.

Siguiendo por los sentidos, ¿qué va a encontrar uno cuando escucha a La Banda del Carbón?

-Queremos transmitir frescura, alegría y optimismo. Entendemos que el pop-rock actual ha derivado hacia el género indie -y hay grupos que personalmente nos encantan-, pero las canciones te dejan un poso de nostalgia e incluso de tristeza, y que la cara divertida del rock que había en los 80 e incluso en los 90, se ha perdido un poco. El poder acabar un disco y quedarte con una buena sensación, aunque se traten temas que sean tristes, pero desde un punto de vista optimista e irónico. Creemos que el disco son canciones son frescas y directas y que dejan un poso de optimismo y que es un canto a la vida, a la alegría y a vivir.

Desde esa alegría, las letras hablan de dudas, de preguntas sin repuesta o de indecisión ante lo que está por venir. ¿Se trata de una reacción no sólo a un momento vital, sino incluso generacional?

-Es un canto en el que nos vemos muy reconocidos la gente que tiene mi edad o algún año más o menos. Es la generación más preparada de la historia y tenemos todo, pero no tenemos nada... Hay tantas cosas que no sabemos por donde tirar. Tenemos una serie de posibilidades infinitas, pero no tenemos seguridad en ninguna de ellas. Es una abundancia engañosa, tanto laboralmente como emocionalmente, ya que hay de todo, pero no hay nada. No lo pensé cuando hacía las canciones, porque no las hago pensando en un tema, sino que nacen de alguna frase... Pero sí que es cierto que en todas se canta a las decisiones, a las dudas y a los miedos.