en cualquier actividad existen maestros y aprendices y, en esto de la tele más abundan unos y otros, como en el caso de Andreu Buenafuente (Late motiv) y David Broncano (La resistencia), ambos fichados por la plataforma Movistar+, presentando programas de formato más o menos similar, con estructura, disposición de los elementos del atrezo en el set y dinámicas similares, pero de resultados y calidades bien diferentes, que colocan a uno en el papel de maestro y a otro de saleroso aprendiz de brujo frente a las cámaras.

Dos conductores movidos por el hilo del humor, ironía, sátira, actualidad pasada por el túrmix de la humorística visión de guionistas y presentadores, en un ejercicio de monólogo, diálogo con personaje de actualidad y chistes más o menos acertados de tele en directo.

Uno en el pináculo del éxito, Andreu, otro dando pasos camino de la notoriedad y la acertada conducción de programas en prime-time; dos responsabilidades para el éxito de la cadena, con dos formatos singulares, muy parecidos pero muy distanciados, y ambos jugando con el público, personaje activo en la narración.

Los dos atiende a los requerimientos de contenido y gustos de dos públicos, punto más joven el de Broncano y algo más maduro, el de Buenafuente. Comunión perfecta entre conductores y pueblo llano en el plató, en ambos casos.

La competencia entre conductores de espectáculos de esta naturaleza es un modelo organizado desde la gestión de Movistar+, que busca ampliar el nicho de espectadores, atrayendo a los millennials con las gracias, despistes y salidas de tono de un heterodoxo Broncano, frente al seny y estilo elegante de Buenafuente. En la cocina se distingue perfectamente la sal gorda de la fina; en la tele también. Pónganse ustedes la que prefieran. Eso sí, uno maestro, el otro aprendiz.