madrid - La idiosincrasia vital y musical de Noel Gallagher oscila entre dos principios fundamentales: “No arrepentirse y no deshacerse de nada”, lo cual explica su postura frente a Oasis en cuanto a un pasado del que dice sentirse orgulloso pero que ni remotamente se ha planteado resucitar tras dejar sus filas hace ya 10 años.

“Adoro esa banda, la creé yo, creé ese sonido, fue mi obra. Pero eso se acabó para siempre”, sentencia con respecto a la publicación de nuevas canciones que poco tienen que ver con lo que los seguidores de su exformación esperan de él. “Estoy listo para que no le gusten a la gente, al menos a un porcentaje importante de fans de Oasis”, apunta.

En septiembre publicará bajo el título This is the place el segundo EP de su carrera, una fórmula inédita en su carrera, la de los discos de media duración, que estrenó hace un par de meses con Black Star Dancing, en el que sorprendió con sonidos funk. Deslenguado, pero cargado de humor, achaca los cambios a su evolución normal como persona. “La música tiene que ver con la testosterona. Por eso cuando veo a músicos ricachones de 50 años con la pose de estar enfadados con el mundo, pienso: ¿por qué cojones estás cabreado? Para mí esa actitud responde a ser condescendiente con la audiencia”, critica.

Preguntado por alguna banda joven que él escuche actualmente, el mancuniano ofrece dos recomendaciones: una banda del sur de Londres llamada Shame y, sobre todo, una de Gales llamada Buzzard Buzzard Buzzard que son “como un imán cuando vas borracho”. - Efe