la película Vendrá la muerte y tendrá tus ojos tiene el mismo tono poético que su título, tomado de los famosos versos de Cesare Pavese. Es la propuesta con la que el chileno José Luis Torres Leiva opta a la Concha de Oro en Zinemaldia.

En su nuevo trabajo, el lirismo se impone para enfrentarse a un fin inevitable, a la despedida de María (Julieta Figueroa), que padece una enfermedad que no tiene cura y cuya pareja, Ana (Amparo Noguera), cuidará y acompañará en el temor de la espera.

La enferma decide rechazar los tratamientos que le ofrecen y se retira a una casa en un bosque apartado junto a un lago, donde la inminencia de la muerte se presenta a veces dolorosa, a veces sosegada, ante la cámara del chileno.

Amor y muerte construidos en recurrentes primeros, primerísimos planos y planos detalle para este filme de 89 minutos que Torres Leiva presentó ayer junto a las dos protagonistas y a los productores Catalina Vergara y Paulo De Carvalho.

Torres Leiva (Santiago de Chile, 1975) ha escrito también el guion, a lo que le llevó el fallecimiento de amigos de su edad por diferentes circunstancias, en su mayoría enfermedades.

El director dijo que a María y a Ana la dolencia incurable de la primera les hace replantearse su relación, “los gestos de lo cotidiano”. “Por eso, esos planos fijados en el acercamiento de ellas, en sus miradas y en su piel. Solemos estar junto a quien amamos y no le miramos de cerca. Aquí, los personajes empiezan a encontrarse con sus gestos”, explicó.

relación lésbica Señaló que le interesaba mucho trabajar “la sensibilidad femenina”, “observar lo femenino”, no buscó la relación lésbica con otro objeto. “Lo primordial es que se trata de dos mujeres que se aman”, enfatizó.

Para Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, que fue seleccionada como proyecto en el Foro de Coproducción Europa-América Latina del Zinemaldia en 2016, no quería “una estructura clásica” porque le interesaba también que su película “divagara”.

Ello explica la introducción de dos fábulas que se apartan del argumento, una de ellas sobre un amor homosexual imposible que vivió un tío de María y que solo ella conoce.

“Es una manera de evocar recuerdos de ella, sensaciones, de hablar de deseo, de libertad, de despojo”, aclara.

Torres Leiva mostró su querencia por el mundo de “las sensaciones” más que por seguir un relato “linealmente”. “Trato de huir de algo más formal, aunque no tengo nada en contra. Y en ese aspecto, hay una posibilidad infinita que todavía no está tan explorada”, ha subrayado el autor de este filme de bellas imágenes y muchos silencios. - Efe

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