Se identifica con la mirada astuta, cuidadosa, a veces prudente, del raposo. Ese animal entre perro y lobo, entre lo domesticado y lo salvaje, que camina por el crepúsculo y al que se puede domesticar pero nunca del todo. “El trabajo del diseño tiene mucho que ver con eso, nos movemos en lo salvaje, rescatando y cazando cosas para traerlas al mundo cotidiano y de la cultura”, dice Santos Bregaña. Y el terreno de caza de ese zorro, “de ese axeri -añade-, es el interior. Es una cacería íntima”.

La esencia de la cacería creativa que este profesional de la arquitectura y el diseño, pamplonés de nacimiento pero afincado en Donostia, ha llevado a cabo en las dos últimas décadas, se pone ahora a disposición del público en la planta baja del Pabellón de Mixtos de la Ciudadela. Un espacio que en esta exposición, visitable hasta el 17 de noviembre, se ha impregnado de esa intimidad y es más que nunca guarida abierta de sueños, reflexiones, preocupaciones, ideas, bocetos, juegos, perplejidades, proyectos frustrados y otros felices, pero todos igual de necesarios para un creador que se nutre de la cotidianidad tanto como de la poética, y que, para suerte del espectador, disfruta jugando a conjugar ambas, y planteando juegos a quien contempla.

Bajo el título de Axerizulo, que se traduce como madriguera del zorro, la retrospectiva condensa veinte años de producción artística incansable de este arquitecto, diseñador, director de arte y profesor que huye de la definición de artista. Mirando la muestra, que busca romper los límites entre el diseño y el arte, el propio Santos Bregaña se sorprende gratamente de la diversidad: “Estos veinte años son muchas cosas”, dice para añadir a continuación que, aunque diversos, “todos estos proyectos son, en el fondo, el mismo proyecto. Son una proyección de uno mismo”. De su hambre creativa de zorro que busca constantemente nuevas formas para dialogar sobre lugares universales: la muerte; el sexo; la gastronomía; y, envolviendo a las tres, la naturaleza. “Recomiendo una consulta permanente a la naturaleza. Ahí está todo y es ahí donde debe estar la mirada”, asegura Bregaña, quien ha sabido mirar el fascinante trabajo de las arañas y ha sido recolector de sus telarañas. “Ahí yo soy el comisario, las artistas son las arañas. Cada una con su código para construir una tela que es única según su especie”, cuenta aludiendo a una serie de cuadros que se muestran en la exposición.

crónica de vida

Cuadernos, obras...

Relato difuso de 20 años

El visitante puede contemplar más de 350 elementos, diseñados todos ellos en el estudio de Bregaña, el Atelier Laia, la “fábrica de perplejidades”, sede del “trabajo de lo infraordinario que hacemos los diseñadores, y que luego se mete en la vida cotidiana de las personas”, dice el autor de la exposición. Porque, continúa, “frente a las grandes obras de arte, nosotros trabajamos en la taza de café, en el plato, en el cubierto...”.

Hay en la retrospectiva una crónica a través de cincuenta cuadernos de trabajo de Santos Bregaña en los que apunta sueños, teléfonos de personas, ideas... “Me gusta el cuaderno frente a la tecnología de hoy. El lápiz actúa como un sismógrafo del pensamiento, y eso el ordenador no te lo da”, reconoce el diseñador, que ha querido mostrar al público a través de estos cuadernos la construcción de “un relato difuso” de momentos de creatividad alta y otros de creatividad muy baja, pero todos “necesarios” para el autor. Todos parte de “un terreno psicológico muy interesante, el terreno de la caza, del zorro”.

Además, agrupados por temáticas, se exponen una decena de cuchillos, más de setenta porcelanas, una treintena de carteles y materiales gráficos, y alrededor de ochenta reproducciones fotográficas, entre otros muchos objetos como sierras, hachas, prototipos o paneles luminosos. Bregaña tiene la capacidad de convertir en obras de arte objetos a priori carentes de interés artístico, como un utensilio de cocina o una herramienta. Su capacidad creativa y su dominio de las formas le permiten integrar, por ejemplo, el cuerpo femenino en piezas de vajilla, y trasladar la maleabilidad y fragilidad de una hoja de árbol o un ala de libélula al filo y a la empuñadura de un cuchillo.

La muerte interesa especialmente al creador: “Es inexorable, todos morimos, pero es una realidad muy alejada de nuestro entorno. Nadie habla de la muerte. Nos hemos alejado del cementerio, de lo sagrado”, reflexiona Santos Bregaña, quien dedica otro capítulo de la muestra al sexo, a los juguetes sexuales y la relación entre el placer y los objetos. La gastronomía -“nuestro fuerte”, dice, “porque aquí parece que no pensamos en otra cosa más que en comer...”- también está muy presente en el Atelier Laia, donde se realizan muchos trabajos en porcelana para la alta cocina. “He trabajado mucho con los cocineros, y, que no se enfaden pero el ingrediente o materia principal que utilizan los grandes chefs es la vanidad; les mueve un ego inmenso en algunos casos”, afirma el diseñador pamplonés, quien en algunos de sus proyectos ironiza sobre la sacralización de la gastronomía. Y reivindica la figura femenina en ese mundo hoy tan de moda y tan cotizado: “Todos los chefs hablan de sus abuelas, pero todos son hombres. La posición de la mujer ha sido ocupada por el hombre”, reflexiona.

Creador polifacético. Santos Bregaña (Pamplona, 1965) nació en la capital navarra accidentalmente, como él mismo reconoce en su biografía. Croata de origen, estudió arquitectura en San Sebastián y en Barcelona. No fue hasta 1996 cuando fundó Atelier Laia - Fábrica de perplejidades. Es ahí donde combina el diseño de interiores, el diseño gráfico y el diseño industrial, tres de sus aficiones. A todo ello se une su labor docente. No en vano, es profesor en las Escuelas de Arquitectura de Pamplona y San Sebastián, y en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao.

Exposiciones. Su faceta artística le ha llevado a exponer sus obras, de forma individual y colectiva, en más de medio centenar de ciudades de todo el mundo. Sus creaciones han recorrido prácticamente toda Europa, desde Dublín hasta Tallín, pasando por Milán, Berlín, Atenas o Cracovia. Pero, además, ha expuesto en Estados Unidos, Rusia, Marruecos, Japón, Corea del Sur, Canadá, México y Brasil. A nivel nacional, además de en Pamplona, ha expuesto en Matadero (Madrid), Centro del Carmen (Valencai), Museo del Disseny (Barcelona); Euskal Museoa (Bilbao), Tabakalera, San Telmo, Galería Ekain y Fundación Cristina Enea (San Sebastián), en el Centro de Interpretación de la Naturaleza Ataria (Vitoria).

con harkaitz cano, el 14 de noviembre

En torno a la exposición, se han organizado dos visitas experimentales. La primera tuvo lugar ayer por la tarde, de la mano del cineasta navarro Oskar Alegría. Y se podrá disfrutar de otra cita: un encuentro con el escritor Harkaitz Cano en torno a la muestra que tendrá lugar el 14 de noviembre, a las 19 horas. El acceso será libre hasta completar aforo. La cita será en la planta baja del Pabellón de Mixtos.