¿Cómo vivimos, sentimos y nos relacionamos con nuestro entorno? Es la pregunta que da origen a Eco-sistemas de carteo, un proyecto que invita a la ciudadanía a reflexionar sobre su ciudad y la capacidad que tiene con sus acciones para generar cambios hacia una Pamplona más sostenible y que ha sido desarrollado por Maider Garayo, Paula Torán y Nahia Villanueva durante una residencia en el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte. El resultado se expone ahora en el Museo de Educación ambiental, donde se muestra, hasta el 22 de noviembre, una gran cantidad de objetos que diferentes personas escogieron para representar una mirada personal de su entorno.

Esta exposición es fruto de la residencia artística Ciudad como ecosistema impulsada por primera vez por el Servicio de Educación Ambiental del Ayuntamiento de Pamplona en colaboración con el Centro Huarte, la cual pretendía servir como vehículo hacia la sensibilización ambiental a través del arte. El proyecto parte de cinco fases, explica la artista Maider Garayo, quien puntualiza que comenzó con un sistema de carteo. “Se realizó un llamamiento en redes sociales y a través de cartas para dar a conocer la iniciativa y comenzar a recoger el material”, el cual recogieron en el Centro Huarte. “Gracias a estas personas hemos podido completar la obra”, asegura, ya que sin los objetos, poemas, textos u otros artefactos que enviaron a las artistas “el proyecto no habría sido posible”.

De hecho, este llamamiento sirvió también para “cambiar el papel del espectador, que ya no es un simple observador sino que se convierte en una parte activa de la obra en sí”, añade. En esta primera fase, puntualiza, lo que querían era “sacar el propio ecosistema del sistema, llevarlo a otro tipo de sistemas como es el de carteo y con esto descontextualizar al mismo tiempo los objetivos”. A parte de esto, subraya, “la incertidumbre y el elemento azaroso jugaron un papel importante y fueron protagonistas de esta primera fase del proyecto”.

Garayo, Torán y Villanueva comenzaron a recibir los diferentes objetos, que clasificaron durante la segunda fase en diferentes temas que se podían trabajar: “energía, residuos, movilidad, consumo y comunidad”. De estos se crearon subgrupos como estacionamiento, OTA, compras, modos de consumo, naturaleza urbana, asfalto, basuras, etcétera. En la tercera etapa, la investigadora, las artistas decidieron cómo proceder, definiendo cuáles eran los objetivos del proyecto “e investigando sobre la importancia del contexto en la ideación y ejecución”. Todo ello finalizó con la fase de producción artística, dando visibilidad a los objetos recibidos “mediante la realización de un fanzine fotográfico con la técnica de impresión risográfica” del Centro Huarte, cuyos originales cuelgan ahora de las paredes del Museo de Educación Ambiental.

“La última fase es esta, la exposición del material en la muestra final, con lo que queremos plasmar la visión de cómo vive y siente la ciudadanía el ecosistema de Pamplona”, dice Garayo, para quien esta ha sido “una experiencia muy positiva” ya que ha sido una investigación artística “en cuanto al propio contexto de Pamplona sobre el que hemos trabajado”. “Hemos conocido un poco más lo que la gente considera como ecosistema y, sobre todo, las diferentes miradas de cada uno hacia el entorno que le rodea, desde una colilla hasta un cómic o una carta hecha con amor”, añade.

Como reflexión, la artista sostiene que después de haber recibido todo tipo de objetos se ha dado cuenta de que hay una “mirada mucho más dirigida hacia lo natural”. “Así como pensaba que recibiríamos más objetos relacionados con el asfalto, los edificios o las carreteras, nos han llegado muchos más objetos más eco”, destaca, y añade: “La gente tiene una cierta sensibilidad hacia la naturaleza que es muy positiva”. Y muestra de ello es, por ejemplo, un nido que recibieron Garayo, Torán y Villanueva y que ahora se expone dentro de la muestra.