Marian Martínez de Pancorbo protagonizó ayer la segunda sesión del emblemático ciclo El crimen a escena de Pamplona Negra con la sesión titulada Dame una gota de sangre y te diré quién eres. Antes de su intervención, la experta mantuvo una charla con este periódico en la que dejó claro la importancia de cualquier rastro de ADN, incluso degradado, “para orientar la investigación en ausencia de sospechosos”.

La experta se encarga actualmente de dirigir el grupo de investigación BIOMICs en la Universidad del País Vasco, dentro del cual han creado un Banco de Colecciones de ADN que contiene “muestras de personas sanas de diversas partes del mundo y también de pacientes con diversas enfermedades”. Además, “tenemos colecciones de ADN de especies animales, principalmente caninas, bovinas, cinegéticas y de peces, así como un pequeño número de muestras de más de 60 especies diferentes”. La gestión de estas muestras se lleva a cabo en colaboración con el Servicio General de Investigación Genómica. Todo esto “nos sirve para realizar numerosas investigaciones, tanto sobre la estructura genética y las migraciones de las poblaciones humanas como en enfermedades, en genética animal y en genética forense”, comenta Martínez de Pancorbo, que orientó sus pasos hacia este ámbito ya en el Bachillerato, cuando decidió estudiar Biología. Durante la carrera fue alumna interna en el Laboratorio de Genética de la UPV, “y desde entonces me he dedicado a este ámbito de la ciencia”.

Cuenta que el análisis de ADN comenzó a utilizarse en la investigación policial en 1985, “pero no fue hasta 1991 cuando se empezaron a utilizar los marcadores genéticos que resultaron ser los más adecuados” en este ámbito. Un ámbito que ha evolucionado rápidamente en poco tiempo. Dentro de los avances más importantes de la última década, Martínez de Pancorbo destaca “el desarrollo de nuevos marcadores que permiten realizar análisis en ADN altamente degradados”. Por ejemplo, que dan la posibilidad de inferir “caracteres visuales como el color de la piel, de los ojos y del cabello, conocer el grupo biogeográfico al que pertenece un individuo, e incluso calcular la edad a partir del análisis del ADN de las evidencias”. Estos progresos “son de gran interés para orientar la investigación en ausencia de sospechosos”.

cerca del retrato robot Eso sí, todavía no es posible trazar un retrato robot de una persona a partir de su ADN, “solo alcanzamos a saber algunos rasgos”, como los citados, “pero se está trabajando en ello y parece posible llegar a conseguirlo”. No obstante, aclara, “hay que tener en cuenta que el aspecto real de una persona puede diferir del retrato robot basado en su base genética”.

El próximo paso “es el análisis de muchísimas más regiones del ADN a partir de cantidad de muestra ínfimas”. Esto se conoce como secuenciación de nueva generación (NGS) o secuenciación masiva paralela (MPS) y permitirá “obtener mucha información a partir de un solo análisis de las evidencias biológicas”; eliminará “las dificultades de los análisis actuales debidas a la alta degradación del ADN o escasa cantidad”, y facilitará también “la detección de múltiples perfiles genéticos en evidencias con mezcla de ADN de más de un individuo”.

¿hay que crear bancos? En opinión de Marian Martínez de Pancorbo, los bancos de perfiles genéticos de personas que han cometido ciertos delitos “han demostrado ser de gran utilidad para la identificación cuando se producen nuevos actos delictivos en ausencia de sospechosos”. Por eso resultan “de gran ayuda”. En cambio, la creación de bancos de ADN de toda la población con fines forenses “no parece justificados por el momento, tanto social como técnicamente”. Sin embargo, la experta recuerda que los datos genéticos de un individuo no solo dan información sobre él, sino también sobre sus familiares. Por ejemplo, los perfiles del cromosoma, “que son iguales en todos los varones de un mismo linaje paterno”, por lo que el autor de un nuevo delito “puede ser localizado a través de un perfil de la base de datos de un pariente por línea paterna que estuviera en una base de datos”. En cualquier caso, llama a tener en cuenta que aunque no existen bancos de la población general gestionados por el Estado, “sí existen datos de personas en compañías privadas que realizan estudios de ancestralidad”, y, en ocasiones, “muchos de estos datos son públicos, se pueden encontrar en Internet”.

wanninkhof y carabantes Los casos que más han impresionado a Martínez de Pancorbo son aquellos “en los que la ausencia de sospechosos hacía muy difícil su resolución”. Y cita los asesinatos de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes. El de la primera fue atribuido a Dolores Vázquez, a la que se condenó a 15 años de prisión por homicidio. “Cuatro años después, se produjo el asesinato de Sonia Carabantes y se detectó un perfil genético que coincidía con el de un cigarrillo hallado en el escenario del crimen de Rocío”, recuerda. Y esto “permitición la detención de un ciudadano británico, cuyo perfil ya estaba en las bases de datos de ADN británicas, Tony Alexander King, que fue condenado por ambos asesinatos y por otra agresión más ocurrida en 2001”.

Estos casos ponen de manifiesto, a su juicio, “la capacidad del ADN para exonerar a personas inocentes de haber cometido ciertos delitos y demuestra la importancia de las bases de datos”, como ocurrió con Dolores Vázquez, quien “gracias al ADN y el banco de datos británico, resultó libre de todos los cargos”.