Al fotógrafo David Jiménez le gusta experimentar con su trabajo, explorar los límites de la representación y los diversos modos en que las imágenes se relacionan entre sí, así como la aparente no precisión, las ideas abiertas y el juego con el espectador. Y es todo esto lo que ha dado pie a Universos, una exposición que muestra ahora el Museo Universidad de Navarra y que recoge lo esencial de distintos proyectos realizados por Jiménez a lo largo de unos 25 años, es decir, toda su carrera artística, y lo hace a través de fotografías, proyecciones e instalaciones.

La fotografía es el punto de partida de todo el trabajo de David Jiménez, que genera un diálogo sutil entre las distintas imágenes. En ellas se expresan las principales preocupaciones del artista, como las resonancias entre los fenómenos del mundo sensible, la preocupación por evocar la presencia y el misterio de lo intangible o la búsqueda de los límites de la representación. Todo su trabajo, además, se tiñe de una apariencia de sencillez, detrás de la cual hay un esfuerzo muy grande para no precisar, para procurar que las cosas aparenten no tener importancia o no ser lo que son. En este sentido, es importante destacar que el artista busca en el espectador una fuerte implicación en la exposición. "Lo que quiero es crear un espacio de experiencia e ir en contra de explicar una idea concreta que dé sentido a la exposición", señala el fotógrafo, quien buscar con esta muestra "crear un artefacto que otorgue al público un papel muy activo". "Ver es pensar y pensar es ver, y yo creo en el arte como herramienta de conocimiento", sostiene Jiménez como argumento a que todas sus piezas parezcan "abiertas" a ese diálogo con el espectador.

Así, la propuesta de David Jiménez (Sevilla, 1970) se articula de manera sutil, delicada, precisa y cuidadosa en su forma de construir, dar forma y plasmar estas imágenes, tanto las materiales (fotografías sobre soporte físico) como las inmateriales (proyecciones y piezas audiovisuales). La delicadeza y la precisión definen su manera de trabajar, que se aleja de la literalidad y se acerca al territorio de lo intangible, de lo abstracto. De hecho, su trabajo no pretende ser ni un acto documental ni narrativo, al desvincular sus fotografías de un espacio y un tiempo. "Me gustan las imágenes desnudas, donde desaparecen casi todos los elementos distintivos para dejar la esencia, algo puramente abstracto", dice el fotógrafo, empeñado en "desafiar a la imaginación" con un trabajo que parte de algunos temas principales como "la intuición, la resonancia o la transformación".

La colección de obras que se presentan en la exposición se articulan en tres series, Roma, Aura y Versus, y son el resultado de distintos viajes a lo largo de los años pero también del reposo, del redescubrimiento y de la exploración de las posibilidades de combinación de las imágenes. Los dos primeros trabajos se despliegan en dos alas de un mismo espacio (la sala LaCaixa del Museo Universidad de Navarra), lo cual permite que las imágenes que las integran se confronten y relacionen entre sí. Versus, por otro lado, ocupa el espacio de la sala Torre, donde también se muestran materiales del proceso de desarrollo del trabajo en forma de fotolibro.

'Roma'

El poder de transformación del tiempo

Roma es, en palabras de su autor, un proyecto en el que se hace visible "el poder de transformación del tiempo y su capacidad para generar nuevos significados, evocado a través de formas fragmentadas e incompletas que crean un espacio ficcional de naturaleza combinatoria". La fragmentación está muy presente en este trabajo, que no busca la plasmación de realidades evidentes y completas sino que prefiere sugerir, algo que logra Jiménez a través de decisiones que afectan al encuadre, el enfoque o el uso de la luz. En las diferentes imágenes se pueden intuir elementos que conforman el mundo natural, como el agua, el humo o el aire, que conectan con detalles de antiguas esculturas, incompletas o agrietadas, que sugiere la huella física del tiempo. "Es muy interesante ver cómo el tiempo fragmenta y, a partir de esa fragmentación, es posible la reconstrucción o la construcción de nuevas realidades", apunta el artista.

Algunas de las fotografías que componen este proyecto, que fue llevado a cabo por Jiménez con motivo de la beca en la Real Academia de España en Roma, se organizan formando dípticos y trípticos, formatos que en esencia facilitan el establecimiento de relaciones entre imágenes. Esto, por cierto, tiene una estrecha relación con lo que sucede en las páginas de sus fotolibros. Aquí, las imágenes confrontan elementos antiestéticos que paradójicamente se convierten en similares, como el agua que completa la piedra o la piedra que se torna en humo. Hay una instalación especialmente interesante en la cual se aprecia bien el carácter efímero y cambiante de las imágenes. En ella, se proyectan unas imágenes sobre un mosaico de copias fotográficas que se presentan parcialmente destruidas por el fuego. Los fragmentos que las completan aparecen y vuelven a desaparecer de forma fantasmal, del mismo modo que una imagen que espera ser revelada pero que acaba desvaneciéndose.

'Aura'

Recreación de la realidad a través de la abstracción

La máxima particularidad de este proyecto, que se compone de imágenes que fueron tomadas entre 2009 y 2018 en India, es que ninguna de las fotografías remiten de manera directa a una realidad que pueda ser identificada. Es aquí donde el artista busca ese desnudo de la imagen, que finalmente se torna en algo muy abstracto. Las de este proyecto son imágenes cargadas de claves ocultas en las que el significado profundo de los acontecimientos se encuentra más allá del espacio y el tiempo de lo narrativo, y están muy lejos de intentar documentar un contexto humano, cultural o social en particular. La clave, apunta Jiménez, es la interacción de las imágenes, que actúan como destellos y activan conexiones mentales diversas. "Uno de los aspectos principales es la resonancia entre fotografías que dan lugar a imágenes nuevas, algunas de ellas integradas por una suma imposible o quimérica pero que podrían considerarse verdaderas desde un punto de vista onírico, y que generan una ambigüedad omnipresente que nos hace dudar de si estamos viendo o imaginando", explica.

La llamada a la contemplación se hace especialmente presente en una instalación que se encuentra en este proyecto, en la que cuatro ventanas invitan al espectador a asomarse a mirar, a dudar de lo que ve o cree estar viendo, a llenarse de preguntas y de asombro ante las imágenes efímeras que en ellas pueden contemplarse.

'Versus'

Fuerte dualidad entre dos universos visuales complementarios

El último de los proyectos que componen la exposición es un trabajo que plantea una "fuerte dualidad entre dos universos visuales complementarios", que se presentan como "positivo y negativo, metafóricamente hablando". Así, las oposiciones y los diálogos entre contrarios se presentan de una forma más radical en esta parte de la muestra, llena de elementos que llevan al espectador a la percepción de un mundo casi onírico, cargado de significados a menudo ambivalentes, tales como alas, puertas o bosques. Entre ellos se establece una simetría cargada de asociaciones libres en la que se invita al espectador a buscar sus propios caminos, como en el resto de la obra de David Jiménez.

"Lo que quiero es crear un espacio de experiencia que otorgue al público un papel muy activo"

"Es interesante ver cómo el tiempo fragmenta y, a partir de ahí, es posible la reconstrucción"

david jiménez

Fotógrafo