on días difíciles. Lo llevamos diciendo desde que todo esto comenzó. Las calles están vacías, la mayoría de establecimientos cerrados y las cuatro paredes de casa cada día parecen apretar un poco más. Son días difíciles, sí, pero no por ello la vida ha parado. Lo estamos viendo a diario, a través de las redes sociales, la prensa o la televisión: personas haciendo deporte en sus casas, proponiendo retos a unos y a otros a modo de entretenimiento, compartiendo sus mejores recetas y ofreciendo los conciertos más íntimos. No, no hemos parado. Y el arte, y los artistas, tampoco. A pesar de no poder ir a sus estudios, de no compartir residencias o de no tener la posibilidad de comprar nuevos materiales, aprovechan estos días de encierro para retomar proyectos olvidados, pensar sobre lo que han hecho y, especialmente, sobre lo que harán cuando todo esto vuelve a la normalidad. Porque, aunque no siempre ni para todos sea fácil, ni siquiera un bicho tan grande como el coronavirus puede poner freno a su creatividad.

Es el caso de Carlos Irijalba (Pamplona, 1979), quien recientemente se ha mudado a Nueva York, donde pasa estos días de reclutamiento. "Decidí construirme el estudio en el sótano y, sin saberlo, ha sido la decisión más afortunada ya que puedo trabajar desde casa", apunta el pamplonés, quien está viendo "cómo los materiales se cristalizan desde el momento que todo cierra". "Es como un juego sin descartes y solo cuentas con la permutación de los elementos existentes", destaca, para añadir que ahora es "tiempo para retomar proyectos congelados, sin trabajar para tal o cual exposición, sino la práctica artística más esencial; es casi liberador".

Por su parte, Leire Urbeltz (Pamplona, 1985) ha aprovechado esta cuarentena para retomar "un proyecto de libro ilustrado" que empezó hace cuatro años y que tenía "parado por falta de tiempo para desarrollarlo". "Investigar y dibujar tiene siempre unos efectos muy positivos para mí y me mantendrán activa estos días aunque me invada cierto miedo", dice la artista, quien subraya que en sus dibujos estos días "se está reflejando un anhelo de liberación y de apertura con unos colores más fuertes y brillantes". "Espero tener la disciplina y la motivación suficiente para permanecer en esa práctica artística que en el día a día no siempre puedo desarrollar", apunta Urbeltz. Asimismo, lamenta que "cuando esto pase", las personas que se dedican a la cultura lo tengan "difícil". "Nuestra situación ha sido siempre muy precaria y esto lo puede agravar", añade.

Txaro Fontalba (Pamplona, 1965) continúa con su actividad como diseñadora con teletrabajo y, al mismo tiempo, ha habilitado un taller en casa en el que continuar con su labor artística. "No me he animado a ir al estudio, salir a la calle se me hace muy doloroso, midiendo todo el rato el espacio entre las personas", comenta, para destacar que esta le parece una buena ocasión "para entregarse a la lectura y al cine", dos actividades de las que se declara "muy aficionada". Del mismo modo, admite que "la primera semana de acomodación se hace difícil porque hay que establecer unas rutinas diferentes y cuesta en esta situación desconcertante y distópica", aunque espera que en las semanas venideras pueda concentrarse en su trabajo.

Virginia Santos (Pamplona, 1975) recuerda cómo "mil veces hemos dicho que nos gustaría encerrarnos una semana y no ver a nadie; y no pensar en nada; y no hacer nada", para darse cuenta de "lo difícil que es no hacer nada". "No estamos preparados para parar de repente, necesitamos llenar el tiempo de información, de cosas, de actividades, de experiencias". Por ello, dice que está "intentando crear rutinas, pero cada día es diferente a pesar del espacio repetido" y admite que "aunque parezca mentira" aún no se ha podido "poner a trabajar en serio". "Poco a poco, pienso; será cuestión de días, cuando me empiece a sobrar el tiempo", apunta, y concluye: "A ratos miro por la ventana. Pienso que el edifico de enfrente es una especie de escenario donde se esconden y se muestran un montón de vidas. Veo a otras personas que miran por la ventana. También veo gente haciendo ejercicio en la azotea, objetos colgados de los barrotes de los balcones, bicicletas estáticas que han recuperado su función en las terrazas acristaladas. En la calle, gente con carros de la compra medio vacíos. Algunos perros. A las 8 muchos salen a aplaudir y encienden y apagan las luces. También se hacen caceroladas. Siempre me ha gustado mirar por la ventana".

Su compañera en el estudio, Teresa Sabaté (Pamplona, 1955), afirma que no le está resultando fácil "el confinamiento y desde luego, como a muchísima gente, afecta muy negativamente" a su trabajo. "He tenido que cerrar el taller de Abejeras donde damos clases, en un momento en el que todo estaba funcionando maravillosamente y con la exposición de los niños al caer", señala, a lo que añade su condición de autónoma de "si cierras, no cobras". En cuanto a su trabajo personal, ha parado el proyecto en el que se encontraba trabajando con Santos para exponer en ciudadela y, aunque se ha llevado trabajo a casa, no consigue "hacer nada". "Intento crearme rutinas y espero, poco a poco, ir mejorando". Por otro lado, se sorprende que "ahora nos hablan mucho de creatividad y cultura cuando, normalmente, tanto en los centros educativos como en otros campos han sido bastante maltratadas y olvidadas", y espera que "esto nos sirva para valorar otras cosas a partir de ahora".

Dibujar, leer, ver las webs de las galerías o visitar los museos por internet

Pero además de contar cómo están viviendo estos primeros días de confinamiento en sus hogares, los artistas realizan una serie de recomendaciones que, desde su punto de vista, nos pueden servir para mantener diferentes experiencias artísticas desde nuestra casa. Irijalba, por ejemplo, recuerda que la Galería Moisés Pérez de Albéniz, con la que trabaja habitualmente, ha cerrado sus puertas "y ha pasado a formato web y redes sociales, como muchas otras galerías". "En un tiempo tan digital como este se hace un esfuerzo aún mayor para acercarse al público con contenidos referentes al proceso de trabajo y procesos mentales que a veces el disfrute de la obra artística física no expone de forma tan clara", subraya.

Por su parte, Urbeltz recuerda "el trabajo de un artista que creó un gran impacto" en su imaginario durante los años en que era estudiante. Este es Henry Darger, quien vivió en un estado de aislamiento voluntario durante años. "Cuando murió, los arrendatarios del apartamento en el que vivía en Chicago encontraron en su casa la obra que tituló La historia de las niñas Vivian, en lo que se conoce como los Reinos de lo Irreal, sobre la Guerra-Tormenta Glandecoargeliniana causada por la rebelión de los Niños Esclavos", apunta. "En esta novela ilustrada de 15.154 páginas -continúa-, Darger cuenta una historia épico-onírica tan dulce como perturbadora". También cuenta que "recluído en su casa de Chicago y obsesionado con la utopía de fundar la Sociedad Protectora para Niños y Niñas, Darger representa en enormes acuarelas panorámicas un mundo inseguro, donde las armas de destrucción masiva, la guerra y la esclavitud son envueltos en un aura naif de estética de libro infantil ilustrado", para después invitarnos a "investigar sobre este personaje que hizo un trabajo maravilloso encerrado en su casa durante años". Por otro lado, nos recomienda "emanciparnos en la medida de lo posible de internet" y nos anima a "mirar en vuestro interior y practicar la escritora y el dibujo automático como rutina para estos días". "Sin juicio, dejando fluir cualquier idea por disparatada que parezca -sostiene-. Nuestro estado de ánimo va a oscilar durante estos días y tener un registro no es solo interesante, sino que también puede ser muy creativo".

En el caso de Fontalba, apunta que "Internet está lleno de museos con visitas virtuales" y que "las redes sociales no paran de sugerir actividades culturales". Como la Unesco, que "ha abierto una biblioteca digital mundial para el disfrute de padres e hijos" o Filmin, que "hace sus sugerencias de cine para la cuarentena". Asimismo, dice que "quien se quiera poner al día en el feminismo puede descargarse hasta 127 libros en el enlace www.culturacolectiva.com".

Santos recomienda la página web domestika.org para realizar cursos online "muy interesantes", algunos de ellos gratuitos, "para aprender algunas técnicas y desarrollar habilidades artísticas". "No se suelen necesitar materiales muy complicados, con lo cual se pueden hacer desde casa sin problema". Además, para ver pintura destaca la página web del Museo del Prado, así como de otros grandes museos, que también "ofertan cursos para profundizar en la obra de Velázquez o El Bosco" y que "tienen buena pinta". Y, por otro lado, destaca como interesante "organizar pequeños retos entre grupos, como hacer un dibujo al día con un tema diferente, con recursos sencillos: con un papel y un lápiz es suficiente".

Y Sabaté cuenta que la lectura es su "mejor aliada en estos momentos", ya que confiesa no ser "muy amiga de las redes sociales".

Estas son algunas de las recomendaciones de diferentes artistas locales con las que hacer que estos días que, como bien se apuntaba, no siempre son fáciles, sean más amenos, más divertidos y, especialmente, provechosos. Porque sí, a los días grises también se les puede sacar el color. Y, si no, siempre se puede pintar. Que el arte no pare.