ary Higgings Clark murió el pasado 31 de enero y, con ella, se nos fue uno de los espíritus más nobles de la denominada novela de suspense; Plaza & Janés publicó, poco después, su última novela, No llores por un beso, y sigue siendo DeBolsillo, el sello encargado de eternizar (si ello es posible) la esencia de algo que parece no tener ese suspenso narrativo: la convicción de la autora en aquello que se traiga entre manos.

La cuna caerá, El último baile y Un destino de leyenda forman parte de la novelística de la escritora presentada, de nuevo, este año, el que ha conocido, en dicha editorial, la nueva reedición de una de sus obras más significativas: Testigo en la sombra.

Pese a ser conocida esencialmente gracias a la novela que le dio a conocer en 1975 (¿Dónde están los niños?), conviene hacer lo mismo (leer sin prejuicios literarios o de cualquier otro tipo) con esta otra historia de 1997, ya que en ella están presentes los rasgos distintivos de esta novelista y, de manera especial, la terquedad de unos personajes que pretenden hacer al mundo confidentes de sus hallazgos y los sufrimientos que les empujaron a denunciar los hechos.

Testigo en la sombra es un alto en el camino, un tiempo de reposo que el lector compulsivo tiene bien merecido, no solo por la necesidad de lo más evidente (se trata, simplemente, de una lectura más que llevadera), pues el interés real de la historia es el que mueve a esos personajes inclinados al reconocimiento de unas situaciones difíciles de olvidar. Aunque el relato, como toda la obra de Mary Higgings Clark, se suela incluir, casi siempre, en el saco roto de las obras consideradas como banales.

Autora: Mary Higgings Clark. Editorial: DeBolsillo, 2020. Páginas: 240.