En plena desescalada, igual que ocurre con su nuevo videoclip Este tren, Rozalén “avanza, no para”. La canción es un adelanto de su próximo disco, que verá la luz “después del verano” y cuyo título “parece un cuento, pero tiene mucha filosofía detrás”.

“Hay temas de actualidad, que supongo que darán más que hablar”, augura en una entrevista con Efe; igual que lo hicieron en su momento La puerta violeta, contra la violencia machista, y Justo, un relato familiar en pro de la memoria histórica. De ellos resalta las casualidades que los rodearon: “Todo el mundo me dice ‘eres bruja total”.

En su nuevo álbum habrá candidatas a unirse a esa colección de himnos sociales que ya atesora María Rozalén (Albacete, 1986), a la que durante el confinamiento se ha sumado también Aves enjauladas, su canto a las cosas que considera importantes de verdad.

Este tren, el primer adelanto de su cuarto disco de temas originales, estaba escrito desde “hace muchos meses”, aunque su discurso de carpe diem venga ahora como anillo al dedo.

Aunque se muerde la lengua para mantener muchos de los interrogantes sobre su nuevo álbum -“me tengo que hacer la interesante”, bromea-, la albaceteña desvela que habrá “mucho mensaje relacionado con el individuo: el autocuidado, la capacidad de decir que no, el que si nos queremos dar a los demás primero tenemos que mirarnos a nosotros mismos”.

“Ya estoy más tranquila porque estoy contenta con lo que hay, pero de primeras decía ‘¿ahora qué hago? Voy a tener un montón de lupas y a todo el mundo esperando mucho de mí”. Por eso, si en el anterior disco le dio “vueltas a las letras”, para el que viene, “vueltas, no; triples mortales”.

Achaca su facilidad para contar historias a una herencia familiar más que a la influencia de sus estudios de Psicología: “Me viene mucho por las mujeres de mi casa. Mi abuela y mi madre son superexpresivas y muy contadoras de historias”, explica.