- René Alphonse Ghislain Vanden Berghe, nombre real del conocido ladrón de obras de arte Erik el Belga, falleció ayer a los 81 años en el Hospital Clínico de Málaga, según confirmó su mujer Nuria de Madariaga. Tras una operación de pierna sufrió un infarto que le causó la muerte.

Ejecutó el mayor robo de arte en Navarra, el del retablo de San Miguel de Aralar en la noche del 25 al 26 de octubre del año 1979. Cobró cien millones de pesetas y fue devuelto al santuario en 1991.

“Los ladrones sabían lo que querían y debían conocer el lugar”, señaló el padre Ayerbe, responsable de la ermita en aquellos años, “porque actuaron con rapidez y se llevaron la obra de más valor. Con destornilladores y palancas forzaron la caja de cristal y latón en la que se encuentra el retablo y arrancaron la puerta”.

“Después, con bastante cuidado, desmontaron del retablo el medallón central que representa a la Virgen con el niño, doce figuras que corresponden a los apóstoles, otras ocho imágenes diversas, así como dieciocho medallones. Es decir, no dejaron una figura de cobre esmaltado: únicamente la madera que servía de soporte. Por eso nos inclinamos a pensar que se trata de un robo de profesionales”, aseguró, según El País.

Desde que hay constancia de la existencia de esta pieza, sólo ha salido del Santuario en tres ocasiones: en 1765 para ser limpiado en Pamplona (según reza la inscripción del mismo retablo), en 1979 por robo perpetrado por Erik el Belga, y en 2006 para ser exhibido temporalmente en una exposición en Pamplona. La propia Policía ha bautizado a Erik el Belga como el ladrón más importante del siglo XX, especializado en arte sacro. Además, se había formado académicamente en ello -en la Escuela de Bellas Artes de Nivelles-. También ejerció de anticuario, pintor y restaurador. Consiguió robar más de 6.000 obras de arte en toda Europa. En España se instaló en 1976, tras fugarse de la cárcel de Verviers.

Otro robo célebre fue el de la catedral de Roda de Isábena (Huesca), en 1979, donde hizo por llevarse, entre otras piezas valiosas, la silla de San Ramón. En 1982 se entregó a la justicia y, desde la prisión Modelo (Barcelona), comenzó a negociar con las autoridades e intercambió la recuperación de obras robadas por su libertad. En menos de dos años ya había devuelto 1.500 obras y acabó siendo absuelto de 14 juicios por robos de patrimonio histórico artístico -habían prescrito-. Desde entonces, llevaba una vida tranquila en El Palo (Málaga).

De hecho, en el año 1998, tras ser intervenido del corazón, tomó la decisión de trasladar a España su colección privada para que las piezas pudieran ser expuestas en su lugar de origen. Compuesta por más de cien objetos de arte datados entre los siglos XI y XVI, esta colección incluía entonces una valiosa talla de una virgen románica procedente de Aragón y varias piezas de Cataluña.

En una entrevista concedida en los años 70 a Efe, el exladrón, que le gustaba llamarse a sí mismo “mercenario de la belleza”, aseguró estar empeñado en la labor de recuperación de piezas robadas y vendidas para restituirlas a su lugar de origen.