Amos Gitai se lanzó ayer a la carrera por el León de Oro de la Mostra de Venecia con su película Laila in Haifa (Una noche en Haifa). La cinta recorre una noche en un bar -real- de esta localidad portuaria del norte de Israel en el que jóvenes de ese país, palestinos y de otros puntos del entorno coexisten afrontando cara a cara sus visiones del mundo.

Este local se convierte en un ejemplo que va “en contra de todas las corrientes de odio”. Gitai defendió la necesidad de que el arte sirva de reducto para la memoria: “No creo que el arte y el cine puedan cambiar directamente la realidad, pero podemos inducir a las personas a la reflexión y este es un buen inicio”, apeló. En ese sentido, citó el bombardeo de Gernika en 1937 por parte de los nazis y el célebre cuadro que Pablo Picasso realizó después. “Esta pintura no cambió inmediatamente las cosas porque Franco y los fascistas ganaron, pero miren lo que ocurrió el año pasado, un primer ministro socialista cuyo primer acto fue sacar a Franco del mausoleo”, explicó.