s un misterio para el propio artista cómo y por qué se enciende la llama que iluminará un cuadro. Cómo y por qué se ve impulsado el pintor a seguir -a dejarse llevar, mejor- por determinada senda. En el caso de Javier Egiluz (Pamplona, 1974), la del acercamiento a la figuración desde su terreno: la abstracción lírica.

Es la primera vez que el artista pamplonés reconoce una "intención de composición paisajística" en sus pinturas al óleo. Una certeza de la que todavía se asombra cuando recorre los cuadros que cuelgan este mes de septiembre de las paredes de Ormolú. Que no sabría explicarse. Que ha surgido, como surgen las notas de una composición musical libre, con vida propia. Así también, en este misterio que es el arte, en el que azar y racionalidad, intuición e intención se entremezclan, la pintura de Egiluz se ha ido reinventando en los dos últimos años de trabajo y luce hoy a modo de una Geografía latente -así se titula esta exposición- que nos invita a disfrutar de un paseo con vistas a evocaciones, texturas y emociones. Un recorrido por atmósferas sugerentes -con las que ya nos deleitaba el artista en ocasiones anteriores- que esta vez recuerdan a composiciones paisajísticas. Todo el peso cromático y el peso plástico está en la parte inferior de los cuadros, mientras que la parte superior queda más libre, más vacía -o llena de ese aire vital tan necesario, hoy más que nunca-, y de esta manera una tiene la sensación de admirar una escena paisajística.

Más de una treintena de cuadros lucen en Ormolú, una galería que para el artista es como su segunda casa. "Cumplo veinte años exponiendo aquí, y en algunos de estos cuadros he querido hacer un guiño a aquella primera muestra en este espacio en la que lo matérico y las texturas eran muy protagonistas de las obras, recuperando elementos como las cuerdas", que ha incorporado a algunas de estas nuevas creaciones.

También ha habido una vuelta a años anteriores en lo que al color se refiere. "Estaba haciendo últimamente composiciones con tonalidades más saturadas, y aquí he vuelto a algo más austero: al blanco -su color por excelencia-, al negro, los grises, los ocres", cuenta el pintor y músico pamplonés, quien trabaja su pintura a base de capas que se añaden sobre otras capas y de las que van quedando huellas en el lienzo, sobre el que interviene a base de brochas, espátula y también en algunos casos a través de la técnica del collage.

Echando la vista 20 años atrás, Javier Egiluz siente que no ha cambiado mucho como artista. "Voy dando pequeños pasos, y quizás con los años me he vuelto más reflexivo, pero mi búsqueda personal, mi lenguaje, creo que van en la misma dirección. Me muevo en un terreno similar al de entonces. Quizás por eso me cueste creer que haya pasado tanto tiempo", reconoce.

Egiluz ha vivido un confinamiento fructífero en lo que al arte plástico se refiere. "Me pilló la situación inmerso en estas obras, así que el confinamiento me sirvió para trabajar mucho", asegura este artista que se considera "con suerte ya que han seguido adelante los proyectos expositivos" a pesar de aquel parón casi total. En lo musical, esta crisis le ha "afectado algo más", ya que "seguramente se cancelarán varias actuaciones con el grupo". "De todas formas -apunta-, no me puedo quejar. La situación es dramática y conozco muchos casos de compañeros a los que esto les ha partido en dos. Creo que es el sector más afectado y hay que hacer lo posible por apoyar las iniciativas ya que hay gente haciendo verdaderos esfuerzos por mantener esto a flote", dice en referencia al sector de la cultura.

Geografía latente puede visitarse en Ormolú (Paulino Caballero, 42) hasta el próximo día 30 de este mes, de lunes a viernes en horario de 9 a 14 horas y, por las tardes, de lunes a jueves de 18 a 20 horas (viernes tarde y sábados, cerrado). Además, hay posibilidad de realizar visitas guiadas por el propio artista, los jueves de este mes a las 18.30 horas, previa reserva en el teléfono 948 239302 ya que hay que respetar las limitaciones de aforo.

Quienes se acerquen comprobarán que, sin ninguna intención representativa de lugares o elementos reconocibles, la naturaleza -en su más amplia acepción- parece respirar en estas creaciones. Estas geografías latentes, o espacios sugeridos que tanto pueden remitirnos al exterior -laderas de paisajes, superficies terrosas que se agrietan- como al interior -horizontes de la mente, brumas del alma-. No importa el destino, lo bueno es dejarse llevar y disfrutar del paseo.