El Museo Universidad de Navarra alojará hasta el 21 de marzo de 2021 una extensa exposición de 115 obras del artista brasileño Vik Muniz, cuyo trabajo se basa en la fotografía y en los valores de representación, es decir, entre la realidad y su representación, generando a través de sus piezas interesantes juegos de percepción con el público, al que invita a resolver la relación entre la forma y el contenido. Y es que, muchas de ellas recrean conocidos emblemas de la historia del arte, así como iconos sociales mediante el uso de la fotografía y de materiales no convencionales como chatarra, chocolate, juguetes, recortes de revistas, etcétera.

La muestra del MUN es una oportunidad única para recorrer 25 años de carrera de este creador, ya que el de Pamplona será el único museo europeo en albergar esta propuesta cuyo viaje desde Estados Unidos ha sido propiciado por Gabriela Wilson, mecenas y patrona de la entidad navarra, coorganizadora de la exposición junto con la Foundation for The Exhibition of Photography (Minneápolis/Nueva York/París/Lausana) y el High Museum of Art (Atlanta). La galería Elba Martínez de Madrid también ha colaborado, al igual que el Ayuntamiento de Pamplona, que ha cedido la obra de Muniz propiedad de la Colección Municipal de Arte Contemporáneo. En su representación acudió ayer a la presentación a los medios la concejala de Cultura e Igualdad, María García-Barberena, que anunció que este es el “punto de partida de nuevas colaboraciones”.

Tal y como explicó ayer el director artístico del MUN, Valentín Vallhonrat, la exposición culmina un proceso de trabajo de cuatro años con Vik Muniz, que no ha podido viajar a Pamplona y lo hará a comienzos del mes de marzo del año que viene con motivo de su participación en el proyecto Tendiendo puentes. De hecho, esta muestra tenía que haberse inaugurado en primavera, pero la pandemia la ha aplazado hasta ahora, lo cual, a juicio de Vallhonrat, tampoco está mal, porque permitirá disfrutar al público de esta “rica, abundante, hermosa y gloriosa” muestra durante el otoño y el largo invierno. Una propuesta “para todos los públicos” que comparte con el Museo Universidad un mismo interés, un concepto que es también un interrogante: ¿Cómo se construye la imagen del mundo y del arte? O, lo que es lo mismo, “cómo los relatos que plantea el arte nos ayudan a comprender el arte mismo, pero también nuestra psique y nuestra percepción del mundo”, agregó.

una peripecia particular Vik Muniz nació en una favela de Sao Paulo en 1961 y con 14 años recibió una beca para asistir a clases de dibujo y escultura en una academia. Con 20, y gracias a su habilidad traduciendo las palabras a imágenes y a que estaba convencido de las posibilidades de manipulación que estas tenían, entró a trabajar en una agencia de publicidad. Con 22 años, recibió un disparo fortuito en una pierna y con la indemnización viajó a Estados Unidos, donde se quedó a vivir, aunque nunca ha perdido la conexión con su país; es más, ahora vive a caballo entre Nueva York y Río de Janeiro. Como indicó Ignacio Miguéliz, director curatorial y de colecciones del MUN, Muniz defiende que la fotografía está en el mismo punto en el que estaba la pintura en el siglo XVIII, precisamente cuando apareció la nueva técnica, sobre todo debido al ingente tráfico actual de imágenes digitales. “Tiene claro que hoy hay que replantearse la representación de la realidad”, incidió Miguéliz, aunque, en realidad, ese replanteamiento está en la base de todo el trabajo del artista brasileño, cuyas formas de expresión han ido evolucionando, pasando de obras pequeñas al gran formato, aunque siempre han estado vinculadas “a un interés por el mundo de la mente y de lo tangible, de la imagen y de lo material”.

A lo largo de las 115 obras que exhibe en esta exposición, se aprecia cómo ha ido investigando diferentes formas de representación, de entre las que cabe subrayar su trabajo traduciendo obras icónicas de la historia del arte -Mona Lisa, de Da Vinci; Los borrachos, de Velázquez; Un bar aux Folies Bergére, de Manet, etcétera-, que en ningún momento considera copias. Más bien plantea en estas piezas un diálogo con el original, “al que rinde homenaje recreándolo con materiales no convencionales”. Como señala Arthur Ollman, comisario de la muestra, Muniz “actualiza nuestra percepción de la imagen cambiándola. En sus obras vemos cuál es su inspiración, ya que, al contrario que otros artistas, no lo oculta, sino que lo resalta, de forma que somos conscientes de ello a simple vista”. En ese sentido, y según Miguéliz, “juega con la realidad, su percepción y los materiales” y, en palabras de Ollman, también “juega con el sentido de memoria colectiva vinculado a la percepción del espectador”. “Le interesa que se reconozca tanto la imagen de la obra de arte como el modo en que está hecha su traducción”, y tiene claro que el público “diferencia entre ambas cosas, el icono y los materiales con los que lo ha recreado, la forma del contenido, “de tal manera que los disocia y no los percibe como un todo, alterando la materialidad de la obra de arte”. Para conseguir ese efecto, es fundamental contemplar las piezas desde distintas distancias, aconsejó ayer Miguéliz. Y es que al brasileño le gusta sorprender a los observadores, lograr su atención e “implicarle en la resolución de la pieza”, siempre con un sentido lúdico, no exento de ironía. Y es consciente de que cada una de sus obras tiene diferentes estratos, “y cada persona percibirá significados diferentes”.

compromiso social A la vez, Vik Muniz está “muy comprometido con el entorno que le rodea” y “cree en el poder del arte para regenerar la vida y la sociedad”, apuntó Ignacio Miguéliz. De hecho, en la exposición se pueden ver algunas obras de las series Imágenes de Chatarra e Imágenes de Basura, realizadas entre 2005 y 2010 con trabajadores del vertedero Jardim Gramacho de Río de Janeiro, que no solo ejercieron de modelos, sino que también le ayudaron a crear las piezas y con los que compartió el dinero que recibió cuando estos proyectos resultaron premiados. Y en la Bienal de Venecia de 2015, instaló un gran barco de papel en el Gran Canal, forrado con recortes de periódicos con noticias de la llegada de inmigrantes a Lampedusa. Y es que “él mismo se considera un inmigrante en Estados Unidos”, concluyó Miguéliz, que indicó que, por estas y otras acciones, el brasileño es embajador de buena voluntad de la Unesco.

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La exposición. Las 115 obras que componen esta exposición podrán verse hasta el 21 de marzo de 2021 en la planta -1 del Museo Universidad de Navarra.

Llegará el ‘Guernica’. En el capítulo de recreaciones de obras emblemáticas de la historia del arte, Muniz también recreó el Guernica de Pablo Picasso. Sin embargo, su propietario ha reclamado esta pieza, de manera que ahora no puede verse. Sin embargo, el MUN la está reproduciendo con altos niveles de calidad y dentro de poco podrá verse en la exposición.

El responsable curatorial y de colecciones del Museo Universidad de Navarra, Ignacio Miguéliz, explicó ayer que, si la pandemia lo permite, Vik Muniz realizará una residencia en el MUN dentro del programa Tendiendo puentes, a través del cual, la entidad invita a un artista a realizar un proyecto a partir de una o varias obras de la colección del espacio. Miguéliz comentó, asimismo, que al museo le interesaría mucho que el creador brasileño trabajara a partir de unos álbumes de imágenes prefotográficas de naturaleza y aves, “pero, por supuesto, tendrá toda la libertad para elegir la temática de su propuesta”.

“Muniz cree en el poder del arte para regenerar la vida y la sociedad”

Director curatorial y de colecciones del Museo Universidad de Navarra