Laura López

Segovia, 27 sep (EFE).- "Llegas a Segovia, haces cuatro fotos del Acueducto y ya piensas '¿A dónde vamos?', pero no has visto realmente el Acueducto, no lo has respirado, mirado las piedras y pensado 'Esto lleva aquí tanto tiempo...'".

El actor Jomi Oligor (Navarra, 1973) describe así en una entrevista con Efe la crítica al turismo insostenible que hay implícita en la última obra de su compañía Oligor y Microscopía, que ha formado parte esta semana del Festival Internacional de Títeres de Segovia (Titirimundi), que finaliza este domingo.

"A lo mejor ese es el recuerdo que te vas a llevar cuando dentro de treinta años pienses que estuviste en Segovia: Vas a recordar si hacía frío o no, o si alguien te rozó al pasar... pero si llegas, haces las fotos y te vas a otra cosa no, no te vas a acordar de nada", completa el artista.

"La melancolía del turista", como se llama esta pieza, es una estimulación visual a través del teatro de objetos documentales que viene a dar un tirón de orejas a su público sobre la forma de conocer el mundo y la calidad de las vivencias que retienen en los viajes.

El otro pilar de la compañía, la actriz Shaday Larios (Ciudad de México, 1978), explica que esta obra habla de "la melancolía de sentirse viajero", una sensación prácticamente imposible de conseguir en la actualidad.

"Te encuentras rodeado de toda la parafernalia del turismo, se gentrifican los barrios... Y tú piensas 'no quiero esto', pero te van bombardeando de todo este sistema y, al final, te viene la melancolía, ese quiebre de que no puedes ser viajero, que serás un turista allá donde estés", relata.

Para salpicar a su público con estas reflexiones, los actores se han remitido a dos lugares, que prefieren que no sean revelados en esta entrevista, pero que tienen en común haber sido destinos turísticos "emblemáticos" hace unas décadas y encontrarse ahora en absoluta decadencia.

La particular forma de mostrar estos enclaves responde al teatro de objetos documentales, una modalidad que consiste en rescatar artículos de diferentes lugares, investigar sobre la trayectoria que esconden detrás y después, utilizarlos para relatar su historia.

Shaday Larios lo resume como "rescatar la memoria de los objetos cotidianos" y señala que para ello son necesarias complejas labores de investigación y trabajo de campo, para las cuales se desplazan hasta los lugares en cuestión y pasan meses analizando artículos y entrevistando a los protagonistas de esas historias.

En su obra anterior, "La Máquina de la Soledad", estrenada en 2014, Oligor y Microscopía revisitaban la historia de dos amantes del año 1900 a partir de seiscientas cartas de amor que encontraron guardadas en una maleta en México.

En esta ocasión, el trabajo detectivesco detrás de "La melancolía del turista" les llevó hasta dos personajes que fueron atracción turística en una época de esplendor de sus ciudades y que han acabado por ser víctimas del posterior abandono de estos paraísos.

La compañía ha publicado una pequeña guía de viaje con el mismo nombre de la obra que incluye más contenido del que pudieron condensar en la hora y diez minutos que dura la función y los venden después de cada pase para recaudar dinero, que envían a los protagonistas de estas historias.

En una relectura de la obra, Shaday Larios detalla que la pieza se ha actualizado aún más con el paso de la pandemia, y se dieron cuenta de ello tras ver ciudades como Lisboa completamente vacías mientras estaban de gira hace unas semanas: "Es la melancolía del turista total", expresa.

También confiesa que, como artistas, la crisis sanitaria les ha llevado a un nuevo ejercicio de introspección, en el que se han planteado qué función tiene la cultura y el teatro "después de un cambio tan radical del mundo, de tantas muertes, y con esta sensación de trauma", señala Larios.