Un equipo de la productora Baleuko graba desde hace unos días en Alsasua / Altsasu una miniserie en euskera inspirada en la historia real de los ochos jóvenes de la localidad acusados de terrorismo acusados de terrorismo por una trifulca de madrugada con dos guardias civiles fuera de servicio hará pronto cuatro años.

Si bien la documentación oficial y las crónicas de cada momento son la columna vertebral del relato, este pone el foco en los aspectos más desconocidos, los sentimientos de estos jóvenes. “Cada uno de ellos oculta su historia para protegerse, pero tras cada nombre hay una persona que sufre y siente que su vida deja de pertenecerle. Son marionetas en manos de la justicia”, observa Eider Gabilondo, directora de producción de esta serie de cuatro capítulos de 50 minutos que se prevé emitir en ETB1 a partir del 7 de diciembre con el título Altsasu.

“Es una ficción documentada”, resume Gabilondo, al tiempo que destaca que es una historia coral contada desde las emociones. Y es que hay muchos personajes entre los jóvenes, los padres y las madres, guardias civiles, políticos, abogados… Y el pueblo de Altsasu, otra parte importante de este relato. Por ello, animan a personas de entre 18 y 60 años a participar como figurantes. Las personas interesadas deben apuntarse en el correo electrónico castingaltsasu@gmail.com aportando nombre y apellidos, edad y un número de teléfono. “Siempre se necesita más gente y damos la bienvenida a todas las personas que se apunten. La respuesta del pueblo fue muy importante. Se llenaron las calles”, apunta Gabilondo.

La miniserie, en la que participan EITB y TV3, relata la lucha de estas vidas rotas y quiere provocar la reflexión de los espectadores sobre lo sucedido. “Se trata de un caso rocambolesco de nuestra historia más reciente, que sigue abierto y al que la sociedad busca explicaciones”, agrega la directora de producción. Al respecto, señala que se ha contado el desarrollo de los procesos judiciales, las reacciones de los vecinos de Altsasu, de los políticos, de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de las familias de los acusados y de muchos juristas, pero no el de los jóvenes. “Hay grandes silencios. ¿Cómo es la vida de los chavales?”, se pregunta.

Lo cierto es que el Caso Altsasu cuenta con muchos ingredientes para dar el salto a la pantalla. Fue algo insólito, el único calificado como delito de odio y terrorismo de los 9.571 sucesos clasificables como atentado a la autoridad, según datos del Ministerio de Interior. El resto terminaron con multas. También es un caso político y mediático y, asimismo, excepcional desde el punto de vista jurídico. Pero sobre todo es un caso humano, el de la vida de ocho jóvenes y sus familias, impotentes pero siempre en pie ante la cadena de hechos que se sucedieron desde aquella madrugada del 15 de octubre. “Se trata de desentrañar la vida de unos jóvenes arrollados por un proceso jurídico inusitado. Sus vidas dieron un vuelco y ya nada tienen que ver con sus rutinas hasta la noche de autos”, explican desde Baleuko. “Se vieron obligados a crear su propio universo alrededor de una cárcel, vieron romperse sus ilusiones y futuros, maduraron en un mundo ajeno y arrastraron con ellos a sus familias y a un pueblo entero. Es un viaje interior que nunca se ha contado”, destacan.

La serie arranca aquella noche de ferias y finaliza en el juicio. El guión es de Harkatiz Cano, Mikel Álvarez, Andoni de Carlos y Asier Urbieta, director de este proyecto. Se estructura en una trama horizontal, la judicial, partida por la verticalidad de las tramas individuales de las personas, sus sentimientos y relaciones. “Los capítulos están marcados por esa trama horizontal, pero el viaje de los personajes genera situaciones de estructura clásica con comienzo enigmático y final en alto”, explican. Así, hay tres tramas principales: la personal de los jóvenes, la familiar y la causa judicial y otras secundarias como la historia de los guardias civiles, la vida en Altsasu y el clamor social que generó este caso.

En relación a los principales escenarios de esta historia son el edificio Gure Etxea, la cárcel y el pueblo de Altsasu con diferentes localizaciones. También se grabará algunas escenas en Pamplona, en Oiartzun (Gipuzkoa) y en la cárcel de Segovia.