anksy vuelve a Madrid solo dos años después de la última gran retrospectiva dedicada a su obra para poner de manifiesto, precisamente, cómo su figura ha pasado de símbolo de la subversión al capitalismo a codiciado objeto del mercado del arte... y valor seguro de exposiciones taquilleras.

“Es uno de los autores más influyentes y conocidos de la actualidad y nos interesa como institución porque permite poner de relieve sus contradicciones internas, las del sistema y las de los fenómenos del arte contemporáneo”, defiende Valerio Rocco Lozano, director del Círculo de Bellas Artes, donde se exhibirá esta muestra del 3 de diciembre al 9 de mayo.

Bajo el título de Banksy, The Street Is A Canvas (La calle es un lienzo), cuenta con 18 obras únicas y casi 50 serigrafías en distintos soportes hasta sumar unas 70 piezas procedentes de coleccionistas privados e internacionales, algunas de las cuales se exhiben por primera vez en España. Incluyen además una selección de obras únicas ejecutadas con diferentes técnicas: óleo o acrílico sobre lienzo, spray sobre lienzo y madera, serigrafías de edición limitada, esténciles sobre metal u hormigón, esculturas, instalaciones, vídeos y fotografías. Además, una instalación multimedia envolvente especialmente creada para esta muestra dará la bienvenida al visitante, desvelando pistas sobre el misterioso artista, destacando sus piezas más importantes.

Entre las obras más reconocidas de la muestra se encuentra la serigrafía original de la serie Niña con globo, similar a la recientemente destruida por el propio artista en una acción en Sotheby’s, la casa de subastas de Londres. También esta Nola, Girl with Umbrella (Niña con paraguas) o Rain Girl (Niña en la lluvia), que apareció por primera vez en el barrio de Marigny de Nueva Orleans.

Otra de las piezas destacadas es la de Cristo con bolsas de la compra (Christ with bags), obra que se lanzó en 2004 con una edición de 82 copias y que nunca se ha vuelto a imprimir ni reproducir; o Very Little Helps, estarcida originalmente en 2008 en el lateral de una farmacia de Londres para luego reproducirse una imagen similar en una edición limitada de 299 grabados firmados. Irónico, con un lenguaje sencillo, directo y cargado de humor, aludió a menudo a nuestras contradicciones: “El mundo no cambiará hasta que el capitalismo no caiga; mientras tanto, lo mejor es que nos vayamos de compras a consolarnos”.

La muestra no ha contado con el permiso del protagonista, renuente a este tipo de explotación de su trabajo, salvo por aquella exposición celebrada en 2009 en colaboración con el Museo de Bristol, de donde es originario. “Esta es la primera exposición que hago en la que el dinero de los contribuyentes se utiliza para colgar mis fotografías en lugar de despegarlas de las paredes”, declaró Banksy tras aquel evento, por el que cobró como caché una libra.

Precisamente esa actitud de Banksy, famoso por abordar temas como la violencia, la división entre ricos y pobres, el medio ambiente o el consumismo, suscitó varias preguntas críticas para los organizadores por parte de los periodistas.

“El Círculo de Bellas Artes quiere llegar a distintos tipos de público”, defendió su director ante quienes sugirieron que lo que se está buscando con esta exposición es hacer caja. Entre los reproches, se criticó que se pervierta el sentido del trabajo de Banksy, cobrando una entrada de más de 15 euros por admirar la obra de un autor que la deposita en muchos casos en el espacio público. Sí habrá espacio para estas reflexiones sobre la mercantilización y el poder transformador del arte en las actividades paralelas que el Círculo de Bellas Artes ha preparado.