hombre de Loizu

El grupo Sakon Espeleología fue quien descubrió los restos hace unos años en una de sus exploraciones a una sima cercana a Loizu y trasladó la información al Gobierno de Navarra para su posterior investigación. Se trata de uno de los hallazgos más relevantes para la Prehistoria en los últimos años en Navarra, y también en la Península, tanto por su antigüedad, como por el hecho de que el cuerpo está completo, algo también muy difícil de encontrar.

La presentación contará con la presencia, entre otros, de la presidenta María Chivite y la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola.

En el acto se exhibirán los restos, así como paneles explicativos del hallazgo. También intervendrán la presidenta y la consejera, junto a Txus García Gazólaz, arqueólogo de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra, y Pablo Arias Cabal, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria.

En el acto se explicarán las circunstancias en las que fue hallado el cuerpo y el proceso seguido para extraerlo, así como las principales características de los restos y su importancia desde un punto de vista arqueológico. Asimismo, también estarán presentes algunos miembros de Sakon Espeleología y representantes de las entidades locales.

Los antecedentes documentados de los restos arqueológicos más antiguos se localizaban hasta ahora en la cueva de Zatoya. Emplazada en término de Abaurrea Baja se sitúa en las estribaciones de la sierra de Abodi, en la cuenca alta del río Salazar.

Excavada en 1975 y 1976 por I. Barandiarán, “ofrece uno de los más ricos conjuntos de instrumentos que en la Prehistoria de la franja norte peninsular se posee para conocer la dinámica que, partiendo del fin mismo del Paleolítico Superior abocará en el Neolítico”.

En ella, según I. Barandiarán, se produjo la presencia del hombre prehistórico en cuatro ocasiones diferentes: la primera, en un período de notable atemperación del clima, tiene lugar aproximadamente entre los 9900 y los 9000 años a.C., con gentes que, procedentes sin duda de las estribaciones del otro lado del Pirineo pertenecen a la cultura Aziliense; la segunda, fechada por los años 6000 a.C., con ocupantes dedicados a la caza, que participan de elementos culturales atribuidos genéricamente al Epipaleolítico; en este momento, el clima templado y húmedo corresponde al período Boreal; la tercera etapa, ya en período Atlántico, conoce la novedad arqueológica de la aparición de la cerámica, a pesar de que sus habitantes hacen pervivirlos ajuares, técnicas y modos de subsistencia de sus predecesores; en las últimas etapas, pertenecientes al Neolítico y Bronce Pleno, se utilizó el interior de la cueva para depósito de cadáveres, tal y como recoge la Gran Enciclopedia de Navarra.