BAJO LA PIEL

Autora: Susana Rodríguez Lezaun. Editorial: Harper Collins, 2021. Páginas: 400.

Sin retorno, Deudas del frío, Te veré esta noche Durante los últimos cinco años, Susana Rodríguez Lezaun ha dibujado con mayor o menor fortuna el universo personajes tan estimulantes como el que representa la mujer implicada en la resolución de conflictos realmente complicados. De acuerdo, pero, ¿qué es de la inspectora de policía enfrentada a todos estos males? ¿También ella debe esforzarse más que nadie para desenmascarar al culpable más escurridizo? En el arranque de su nueva novela, Bajo la piel, la periodista y escritora pamplonesa no evita sacudidas propias del canalla habitual en narraciones enormemente populares de nuestros días pero lo más útil para el lector del embrollo elegido es, en esta ocasión, el desarrollo de la trama y a la autora no le ha temblado el pulso. "Con dos café y un ibuprofeno como todo alimento, Marcela corrió calle abajo en dirección a la comisaría. No había oído el despertador y se había perdido la reunión matinal. Confiaba en que Bonachera hubiera sido más responsable que ella. No le iba a dar tiempo a fumar un cigarrillo antes de entrar. Mierda, mierda, mierda masculló mientras torcía la última esquina y encaraba la puerta principal". El relato no es, precisamente, el de quien ya ha testificado en comisaría pero cuenta, entre otras ayudas, con el beneficio del lenguaje de la calle propio de los personajes de buena parte del trayecto. Y, en cierto modo, todo ello aleja al mismo de otras historias protagonizadas por la figura femenina de la novela negra actual, que cuenta con responsables policiales como la Carmen de Laura Balagué en otra novela reciente: la que acaba de presentar Erein y lleva por título En el otro bolsillo. Bajo la piel, sin embargo, narra las dolencias de una mujer diferente, aunque esté obligada, como la anterior, a tomar decisiones personales y profesionales difíciles en tiempos igualmente complicados. Son tiempos dominados por las falsas apariencias y otras taras de toda la vida: "Marcela guardó silencio. No estaba para bromas. Gerardo Montiel, responsable del centro penitenciario de Pamplona desde hacía dos años, hacía gala de un humor muy peculiar y de dudoso gusto. Era grosero, machista y un pésimo administrador, pero tenía padrinos y valedores en los despachos más importantes del Ministerio del Interior, de la Fiscalía e incluso entre el cuerpo diplomático". Toca esforzarse Toca apechugar: "El zumbido del móvil la sacó del plácido sopor en el que se había sumido. Se habían quedado dormidos con la luz encendida, así que no tardó en dar con el teléfono. ¿Por qué la llamaba el subinspector Bonachera a la una de la madrugada?". En definitiva: muchas veces, la inquietud y el odio fluyen Bajo la piel; ahora bien: ¿conseguirá Marcela dominar sus impulsos?

La periodista y escritora pamplonesa no evita sacudidas propias del canalla habitual en narraciones enormemente populares de nuestros días

Bajo la piel narra las dolencias de una mujer en tiempos dominados por las falsas apariencias y otras taras de toda la vida