¿Cómo valora Navarra arqueológicamente hablando?

Tenemos un rico patrimonio y muy variado, porque la propia configuración de la comunidad con regiones de montaña, zona media y ribera hace que en épocas antiguas haya habido comunidades con modos de vida muy diversos. Hay además yacimientos desde el paleolítico hasta las épocas más recientes. En los últimos años se han ido estudiando y recuperando vestigios de la fortificación del Pirineo, por ejemplo (que data de entre 1939 y 1958), que se han ido incluyendo en el Inventario Arqueológico de Navarra, con el fin de que estén catalogados. La arqueología se ha visto como un instrumento muy válido para acercarnos también a nuestro pasado más reciente y oscuro dentro de la corriente de recuperación de la Memoria histórica.

Últimamente ha habido hallazgos importantes, el hombre de Loizu, el mosaico romano en Peralta, ¿como ve este momento para los profesionales de la arqueología?

Esos hallazgos que ha habido en poco tiempo no son fruto de la casualidad. Son el reflejo de la labor de control que se hace desde la Sección de Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra. Aunque estos dos hallazgos hayan transcendido por su importancia, hay durante todo el año diversas intervenciones ya sea de urgencia o de investigaciones que en muchos casos no transcienden a los medios. El hombre de Loizu es sin duda un hallazgo excepcional por la antigüedad y el excelente grado de conservación y durante los próximos años irá dando una información muy importante, ya que pertenece a una época de la que conocemos muy poco. Además, hoy en día hay todo un compendio de ciencias auxiliares que hacen que podamos conocer muchísimas cosas más que hace unos años de cualquier resto arqueológico. Por ejemplo, en un yacimiento en el que estamos trabajando los tres últimos años, en la Presa romana de Mues, se cuenta con un equipo interdisciplinar que permite enriquecer el conocimiento infinitamente en comparación a unos años atrás. Hay por ejemplo personal del CSIC dedicado a estudiar las semillas y pólenes recogidos que permitirá dibujar la flora del entorno de hace 2.000 años, hay estudios de la fauna, paleoclima, epigrafistas, estudios de las maderas, fotogrametría 3D, etc., lo que permite exprimir al máximo los restos excavados, abriendo un enorme abanico a los investigadores.

¿Se apoya lo suficiente esta labor?

Aunque se ha ido mejorando algo desde la situación de la crisis de 2008, se parte de una posición muy negativa. La mayor parte de las y los arqueólogos se encuentra en una situación bastante precaria y con un futuro siempre incierto. Con la crisis prácticamente desapareció la financiación pública y las pocas personas que se pudieron mantener trabajando fue a través de las intervenciones de urgencia motivadas por obras públicas o privadas. Con la legislatura anterior hubo cierta mejora al habilitarse una partida de subvención a ayuntamientos para impulsar intervenciones arqueológicas, aunque es una partida escasa y que se tiene que repartir entre muchas intervenciones. En comparación por ejemplo con otros departamentos del Gobierno de Navarra, el reparto de recursos públicos para la Sección de Arqueología es muy desigual y escaso. Es algo que además contrasta con el interés que suele mostrar la sociedad con la arqueología, que suele resultar siempre atractiva.

¿Valoramos nuestro patrimonio?

En los últimos años sí se ha notado una concienciación social mucho mayor que muchas veces se ve reflejada en los propios ayuntamientos, que impulsan intervenciones para recuperar y poner en valor el patrimonio que puedan tener en sus municipios. Nosotros llevamos varios años trabajando en Caparroso, en el entorno de la iglesia del Cristo, o en Artajona en el Cerco o en Santacara en el Castillo. En todos estos lugares se trabaja en campañas de verano con la participación de la gente del lugar, lo que acaba siendo una experiencia muy positiva ya que la gente toma conciencia de su patrimonio, se hace partícipe a los más pequeños que vienen de visita con la escuela y además se socializa el conocimiento, que tiene que ser el fin de nuestra labor. No hay mejor manera de que se proteja el patrimonio que hacer que los habitantes del lugar lo sientan como propio.

¿Qué zona destacaría que queda por excavar en Navarra?

En Navarra si se quisiera habría para excavar durante generaciones. En la zona norte es donde queda más por hacer. En muchos casos se conoce muy poco sobre los modos de vida ya sea en la Edad de Hierro o en las épocas romana y tardoantigua en toda esa área, al menos en comparación con la zona media o ribera. Hay mucho por encontrar y no hay duda de que habrá novedades importantes en los próximos años.

"La mejor manera de proteger el patrimonio es que los habitantes del lugar lo sientan como propio""En Navarra hubo asentamientos de comunidades con modos de vida muy diversos, por eso tenemos un patrimonio rico y variado"