ste verano el pinar desaparecerá. Fue plantado en su día por orden del Gobierno de Navarra en Valle de Arce. En los años 60, como en tantos otros lugares, los habitantes fueron abandonando el lugar y, por tanto, los trabajos del campo, así que se decidió dar paso a los árboles. Pero hoy, hay nuevos vecinos y es necesario recuperar estos espacios para la agricultura y la ganadería. Los lugareños se refieren a este punto como Paraíso y es el nombre que las realizadoras Maddi Barber y Marina Lameiro han usado para la producción audiovisual que ahora se estrena en Artium, donde se podrá ver hasta el 12 de septiembre.

En mayo, el museo de arte contemporáneo, de la mano de la comisaria de cine Garbiñe Ortega, puso en marcha su Sala Z, un programa que establece un punto intermedio entre una sala de proyección y una de exposiciones con la idea de reflexionar y visibilizar obras de artistas que saltan al territorio cinematográfico y de cineastas que exploran el formato expositivo. El objetivo es acercar a los públicos a autores y autoras interesadas en la búsqueda de nuevas formas narrativas desde el cuestionamiento de los géneros que categorizan históricamente el lenguaje cinematográfico.

Bajo este paraguas, el trabajo de las directoras, un cortometraje de 22 minutos de duración, es una producción realizada tras la invitación expresa llevada a cabo por parte de Artium. “Fue la chispa que necesitábamos”, apunta Barber. Recuerda que tanto ella como Lameiro llevaban tiempo dándole vueltas a la posibilidad de colaborar en este sentido, sobre todo tras recibir un regalo por parte del director de fotografía Javier Agirre en forma de un par de carretes de 16 milímetros. A eso se unió la idea de hacer desaparecer el pinar y la posibilidad de seguir el proceso, algo que llamaba la atención sobre todo de Barber, que es de Lakabe, donde se encuentran estos árboles.

A partir de ahí, Paraíso recorre un territorio en transformación que sus vecinos quieren recuperar después de décadas de abandono de la actividad agrícola. Como explican desde el museo, Barber y Lameiro combinan la filmación con la captura de imágenes con tecnologías digitales. “No es un documental, ni una ficción, ni creo que se pueda etiquetar, porque tampoco lo pretendemos”, sino una obra para la experimentación en la que toman parte también personas del lugar, desde niños hasta una mujer que dice poder comunicarse con los árboles. Ellos hablan de “que todo cambia, de que todos nos vamos a ir, de que podemos aprender los unos de los otros”. Como dice Ortega, “es una mirada sobre los ciclos de la vida y, por lo tanto, aparece la muerte”.

Según explican desde Artium la película comienza en la oscuridad, mientras una voz de mujer describe las imágenes que ve, o las que se le ha permitido ver. Como explica la comisaria, profesora e investigadora sobre imagen en movimiento María Palacios Cruz -responsable de la publicación que acompaña la presencia de la producción en el museo-, “ella las entiende como referidas a la muerte, pero en ellas no hay tristeza ni dureza. Todo forma parte del orden natural de las cosas: vida y muerte son inseparables. Más tarde sabremos que las imágenes que describe la mujer son las voces de los árboles de un bosque que va a ser deforestado”.

Barber y Lameiro han realizado esta película combinando el rodaje analógico en 16 milímetros y su particular textura con la captura de imágenes digitales mediante un escáner de paisajes en tres dimensiones. La exposición incorpora una serie de mapas topográficos y ortofotografías de distintas épocas que demuestran la sucesiva transformación de este territorio, junto con un herbario con muestras recogidas en la zona. Imágenes del making-of y una pieza sonora que conserva la memoria de los sonidos del bosque completan el proyecto.

Paraíso -cuyo rodaje tuvo lugar el pasado mes de abril- es la primera colaboración entre Barber (Lakabe, 1988) y Lameiro (Pamplona, 1986). Ambas han formado parte de procesos colectivos y participativos con anterioridad, pero esta pieza es un paso más allá. “La llamada de Artium la recibimos en diciembre del año pasado y han sido seis meses bastante intensos”. La producción de la película ha contado con la colaboración de Corporación Mondragon.