Jugaba en casa y, como cita especial que era, Amaia acercó a la Ciudadela el espíritu del 7 de julio, con una interpretación a voz y guitarra de la jota Que hizo a San Fermín llorar. Fue su particular homenaje a las fiestas pamplonesas tras otro verano sin celebraciones en un concierto donde también repasó su primer disco y otras versiones.