Dice Carlos Cánovas (Hellín, 1951) que toda su trayectoria ha sido “una búsqueda de cosas irrelevantes para darles la importancia que no han tenido”. Y en su última exposición, Naturaleza y control, el fotógrafo continúa su trabajo en torno al mundo vegetal y en esta ocasión aborda la relación entre las plantas y el ser humano, ofreciendo “reflexiones humildes y pequeñas”. Lo hace además poniendo el foco en su entorno más cotidiano, en Zizur y sus alrededores, así que era casi natural presentar esta muestra en la Casa de Cultura de la localidad, donde podrá visitarse hasta el 16 de enero.

“He trabajado en esta Casa de Cultura dando talleres de fotografía durante más de 20 años, así que esto de alguna manera cierra esa etapa. Tenía cierta deuda de gratitud con Zizur”, reflexiona Cánovas, antes de reconocer que, a día de hoy, todavía “hay mariposas en el estómago” antes de una inauguración. En Zizur, en la que es su primera exposición tras recibir el Premio Príncipe de Viana en 2020, expone una selección de quince fotografías de Naturaleza y control, serie que comenzó hace tres años y que todavía está abierta, así que, bromea, bien podría ser “lo que se llamaría pedantemente un work in progress”.

En cuanto al mundo vegetal, uno de los ejes de la exposición, explica que ha sido una de las líneas de trabajo que ha mantenido abiertas en su trayectoria, con series como Plantas Dolientes. En el caso de Naturaleza y control -un título provisional, que quizá termine por ser el definitivo-, va un paso más allá en abordar “una reflexión sobre la interrelacion entre nosotros y las plantas” y, en concreto, cómo “en nuestras ciudades y en nuestras casas limitamos su espacio”. Un duelo de hombre y naturaleza, explica, desde una imposición geométrica ya que “las plantas tienen una naturaleza de crecimiento en trópico y tienden al desorden y nosotros intentamos limitar ese crecimiento mediante la imposición de una normativa casi siempre de carácter geométrico”.

En las fotografías de la exposición, todas de ellas a color, se ve así a este mundo vegetal enfrentándose a elementos urbanos como edificaciones, verjas, acercas, vallas... Eso sí, Cánovas aclara que con este tipo de series no persigue un objetivo ecologista -aunque quizá ese sustrato atraviese el trabajo-, sino que es el “atractivo silencioso” del propio mundo vegetal el que ejerce “un magnetismo” en su forma de mirar.

Una mirada que se posa, como ya acostumbra, en su entorno más común, poniendo el foco tanto en Zizur como en sus alrededores, su mundo de todos los días: “Es una relación con lo que estoy viendo todos los días. Entre otras cosas, eso tiene una propiedad fantástica porque te obliga a mirar las cosas diarias sin esa capa de rutina y aburrimiento que le ponemos al día a día”, explica. En ese sentido, cita el trabajo de fotógrafos como Paul Strand, “que al final de sus días fotografía las plantas de su jardín de casa”, o de Josef Sudek, “checo que fotografiaba las plantitas en el alféizar de su ventana”. Porque, concluye, para él “la fotografía es algo que nos acompaña”.

Tras la exposición en la Casa de Cultura de Zizur Mayor, esta selección de fotografías viajarán al Patio Herreriano de Valladolid, donde Cánovas va a protagonizar en febrero la exposición Plantas y circustancias, que reúne cinco series de su trabajo, entre ellas Naturaleza y control.

un libro por el príncipe de viana Al margen de estar desarrollando esta serie, todavía abierta, actualmente Cánovas se encuentra ultimando los detalles de la publicación de Estratos, el libro que publicará con motivo del premio Príncipe de Viana recibido el pasado año -este año el galardón recuperó su dotación económico, retomando una situación que había estado vigente hasta el año 2016 cuando se optó por un proyecto de difusión del trabajo de la persona o entidad galardonada-.

Así, durante el último año ha estado trabajando en esta publicación, que lleva por subtítulo “fotografía y palabras” y en la que el fotógrafo presenta un recorrido que tiene algo de biográfico: explora su relación con el mundo de la fotografía, “que tiene una doble naturaleza, visual y verbal”. Y lo hace a través del contacto entre las imágenes y las palabras, “a veces son dos imágenes, a veces es una imagen y un texto, otras sólo un texto, o una imagen...”.

Está previsto que este libro vea la luz a comienzos de 2022, como broche a un proyecto que rondaba a Cánovas desde hacía tiempo, pero que ha estado “descansando” hasta la oportunidad de darle salida a través del Premio Príncipe de Viana.EN CORTO

Cuándo y dónde. Hasta el 16 de enero de 2022, en la Casa de Cultura de Zizur Mayor. El horario de visita es de lunes a sábado, de 19.00 a 21.00 y domingos y festivos, de 12.00 a 14.00 horas.