o más útil que hacemos los humanos es cambiar, pero hay que saber en qué y cuándo. Al cumplir 40 años la televisión vasca ha renovado su identidad visual que, erróneamente, llaman imagen. Y no, la imagen es la totalidad comunicativa que afecta a la reputación de la entidad. El caso es que el txantxangorri de ETB se ha transformado y estilizado en profundidad. ¿Era el momento? Sí, por los avances vertiginosos del sector audiovisual y los modos de consumo, así como por los cánones estéticos. ¿Acierta en el empeño? Sí, porque hay una nueva estrategia en la programación y los vínculos con la audiencia y su compromiso con Euskadi, el euskera y la cultura vasca van a mayores.

Han acertado al encomendar la tarea a Mikel Urmeneta, creador de los geniales diseños de Kukuxumusu, un iconoclasta que ha trasladado su audacia artística y la fuerte pregnancia de sus trazos a los cinco canales de EiTB y su unidad corporativa. Los conservadores ven como blasfemia que el txantxangorri pierda su clásico perfil hasta el punto de identificarlo como un producto más del merchandising de la marca navarra. Los negacionistas del Guggenheim Bilbao expresaban parecido rechazo a la vanguardia de Ghery. Siempre habrá resistencia al cambio.

Dentro de su osadía mantiene la tipografía Gotham y la paleta de colores: rojo para ETB-1, azul con ETB-2, naranja en ETB-3 y verde para ETB-4, además del tricolor de ETB Basque. Se urmenetiza así el vigor con que nuestro medio público afronta su alianza con el porvenir de Euskadi, contra el que no pudieron los odios de Basagoiti y sus socios mediáticos, ni las bombas terroristas que derribaron la sede de Bilbao (¿se acuerdan?) el último día de 2008. Los rivales son ahora el provincianismo resistente y el poder abrumador de las plataformas digitales. La nueva identidad visual de ETB contagia su entusiasmo.