Antes feminista que rapera, la cantante navarra La Furia (Cascante. 1983) acaba de publicar su cuarto disco, Post mortem (Baga Biga), apoyada por reputadas compañeras músicos como Mursego y Maixa Lizarribar. Su decena de canciones suenan duras, comprometidas y eclécticas, con un hip hop con influencias de la electrónica, el rock, la romería, el reguetón y el punk, entre otros estilos. "Las defensas nunca pueden relajarse en un entorno de hombres heteros", manifiesta la compositora y vocalista euskaldun.

Un lustro después de Vendaval, La Furia entrega su cuarto disco, un álbum con diez canciones con el rap como base y columna vertebral en lo musical y el feminismo como leitmotiv personal e intelectual. Post mortem cuenta con la producción de Rec Overflow e Iñaki Bengoa (exmiembro de Gose y Anita Parker), y se grabó en los estudios Shot! de Arrasate, lugar de residencia actual de la rapera navarra, que registró todas las voces del disco en su propia casa.

El álbum, que cuenta con varias colaboraciones de lujo, como las de Maite Arroitajauregi, conocida como Mursego, Iago y Karlote, de Screamers and Sinners, y Maixa Lizarribar, ex de Maitxa ta Ixiar y ahora en Amak, tiene en Solo un cuervo la canción que "define el disco entero", explica su autora. "Es totalmente Post mortem, ya no queda nadie en este cuerpo. Después de muchas guerras en las que demasiada gente pasó por él, ahora por fin sé que he hecho limpieza y he tenido que morir de una u otra manera para que esos que lo habitaban dañinamente murieran también", explica.

PUZZLE MUSICAL

Las bases musicales aportadas a La Furia por Iñaki Bengoa, Rec Overflow, Unai Muguruza, Asier Leatxe y William Pander, beben de múltiples estilos, siempre con la base bien asentada en los ritmos del rap, en ocasiones con múltiples scratches, como en Estrellitas en el cielo de tu cama. En Oro del bueno apuesta por "un toque tropical de reguetón y dancehall", mientras que no desdeña la electrónica y el techno en Que se muera la pena y Vuela, el electro-swing en Eh!, y el folk euskaldun en el aire de romería que aporta Amaia, con "coplas de Maurizia y los panderos y voces de Maixa y Ekiñe", explica.

Lo bueno y lo malo, las luces y sombras, la ternura y la furia, la vida y la muerte discurren, libres y rapeadas, por este disco profundamente feminista en su filosofía y versos. Aunque la navarra no defiende ese feminismo que actualmente "está de moda", el de las palabras, sino el de los hechos. "Las palabras sin actos no crean, solo confunden", explica al ser preguntada por su tema Vuela, y sobre Oro del bueno asegura que es una canción de "feminismo hecho carne", dedicada a esas personas que "nos cuidan y sacan brillo".

La Furia, que aboga por morir, metafóricamente, para renacer, se manifiesta también a favor de "inventar cápsulas de magia para enfrentarse a los malos días, renacer y reírse de los fracasos"; se ríe y afea "las contradicciones" del concepto "demasiado solemne" de la patria; defiende la libertad sexual y el disfrute femenino del sexo como "reconquista del propio cuerpo, del territorio expropiado del beneficio masculino", y se pone tierna en la bilingüe Ama, "nana industrial" dedicada a su hija, a quien canta: "Zu zara polittena, nire munduko polittena/zure musuak dira nire gauza gustukoena". Es "la honestidad, el corazón abierto", explica, para cantar, al final, "estoy borracha de ternura y de inocencia, estamos arreglando el mundo pá dejarte herencia".