En una de las múltiples entrevistas recientes a la compositora navarra Teresa Catalán, premio Príncipe de Viana de la cultura 2021 y Catedrática Emérita del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, aseguraba que ha tenido que superar “techos de cristal y de cemento” para llegar hasta donde ha llegado. Que la desigualdad es real en el mundo de la cultura y que solo cuando este tipo de preguntas sobre si lo han tenido más difícil por el hecho de ser mujer dejen de formar parte de los cuestionarios, estaremos hablando de una verdadera normalización. El techo de cristal, esa barrera invisible que dificulta que las mujeres accedan a los puestos de dirección de las organizaciones, la política, las empresas de todo ámbito es real en el mundo de la Cultura, según lo reconocen ellas mismas desde esos diferentes niveles, aceptando que la cultura es un espacio en el que las mujeres creadoras han avanzado pasos de gigante en el ejercicio de su actividad cultural, pero en el que todavía son pocas las que llegan a gestionar los verdaros hilos que mueven el entramado cultural.

La lucha por la igualdad y los derechos de la mujer ha avanzado también en el espacio cultural de Navarra, dando más visibilidad a sus propuestas y en muchos casos llegando a ocupar puestos de gestión de primer nivel. Como ejemplos, la ganadora del Príncipe de Viana, la directora del Teatro Gayarre o del Baluarte, la directoras del Museo de Navarra, el Guztavo de Maeztu o el Centro Huarte, entre otros. Pero queda todavía mucho camino por recorrer y ellas son las que tiene que tirar del carro por eso es un terreno que cada vez cuenta con más lazos y redes de asociaciones, colectivos, propuestas conjuntas de mujeres unidas para reivindicar su espacio propio en todos los niveles de la vida cultural.

Si miramos el panorama local, no hay semana en la que entre las programaciones no se incluyan nombres de mujer. Pasa lo mismo si pensamos en nuestras escritoras, bailarinas, cineastas, artistas... pero todavía el camino para llegar hasta allí tiene muchas más trabas que el de sus colegas masculinos, por la falta de una igualdad real en otros ámbitos de la vida. Porque no es menos cierto que demasiadas veces se programa no en igualdad de condiciones, sino tratando de agruparlas a ellas en ciclos monográficos por el hecho de ser mujeres. O centrando en fechas como el 8- M un amplio cartel dedicado y protagonizado por ellas. Porque entre otras cosas, las mujeres son las que más cultura consumen y más productos compran. Aunque todavía son minoría las que trabajan en el sector. Según datos del Ministerio de Cultura, un 41,4% de las trabajadoras son mujeres, ocupadas principalmente en archivos, museos, bibliotecas y edición.

Algunos datos

Orquestas. Solo el 1% de las obras programadas por las Orquestas Sinfónicas tienen autoría femenina: 26 obras de mujeres frente a las 1.864 de hombres.

Museos. La colección del Museo Guggenheim, entidad que acaba de concluir la muestra Mujeres de la abstracción, cuenta con 16 obras de mujeres, de 75. Supone algo más del 21% del total, frente al 14% del Reina Sofía y al 0,8% de la colección del Prado, que cuenta con solo diez pinturas de mujeres artistas en sus salas con más de 1.000 obras expuestas. En los Museos, un 55% son mujeres, pero la mayoría están dirigidos por hombres.

Cine. Solo el 16% de las películas las dirigen mujeres , el 15% si nos referimos a las guionistas.

Artes escénicas. Solo el 22% de las obras representadas estaban escritas por mujeres. Uno de cada cuatro espectáculos fueron dirigidos por una mujer.