Para conocer el mundo, hubo que hacer camino. En burro, en camello, en barco o a pie, muchos hombres y mujeres partieron rumbo a lo desconocido. Doce de aquellas personas intrépidas y curiosas protagonizan el Atlas de los grandes viajeros y exploradores, de los autores portugueses Isabel Minhós Martins (texto) y Bernardo P. Carvalho (ilustraciones). Una bella edición de Fulgencio Pimentel e Hijos premiada por las librerías navarras que contiene preciosas ilustraciones, coloridos paisajes que contrastan con el blanco y negro de imágenes casi esbozadas con trazos de tinta china, y que pone el foco especialmente en las expediciones -o los viajeros y las viajeras- que demostraron respeto por las personas, por las culturas y por la naturaleza con las que se encontraron en sus aventuras. Desde Pytheas hasta Mary Henrietta Kingsley, pasando por Xuanzang, Marco Polo, Jeanne Baret, Alexander von Humboldt, Charles Darwin o el viajero español Carlos Cuarteroni, que inspiró el personaje de Sandokán, los protagonistas de este ameno e interesante viaje nos invitan a descubrir, conocer y aprender más sobre el mundo.¿Cómo acogen este premio de las librerías navarras?

-¡Con alegría, por supuesto! Siempre es fantástico que un editor de otro país se interese por un libro que hacemos. Ese interés significa que el contenido del libro y los descubrimientos que hemos hecho mientras investigamos pueden llegar a más lectores. En el caso de este libro, que implicó mucho trabajo por parte de los editores de Fulgencio, de traducción, adaptación gráfica y hasta la creación de un nuevo capítulo, siento que eso también es un premio para ellos. Por el coraje que tuvieron, por el trabajo que implica esta edición.

Este ‘Atlas de los grandes viajeros y exploradores’ nos invita a descubrir muchas aventuras y a cuestionar el colonialismo desde este siglo XXI desde una mirada que defiende el respeto tanto a la naturaleza como a las personas, habitantes de otras culturas. Algo que siempre es necesario, y hoy en especial, en esta época de crisis y cambios sociales...

-Sí, en primer lugar este libro es un atlas, ese fue el punto de partida, es decir, lo que nos movió. Bernardo (ilustrador) y yo amamos los libros con mapas y teníamos muchas ganas de tener uno en nuestro catálogo. Lo que haría diferente a este atlas fue el hecho de que los viajes y los exploradores que los realizaron sirvieron como pretexto para mostrar diferentes regiones del mundo. Muchos de estos viajes corresponden a la primera vez que un occidental fue a un lugar determinado, y nos interesaba esa primera mirada. Pero, por supuesto, queríamos que este fuera un libro inspirador, en el sentido de traer ideas buenas y constructivas al presente. Y luego era necesario hacer una selección: dejar de lado los ejemplos de violencia, de grandes faltas de respeto a la naturaleza y a los derechos humanos y, por el contrario, poner el foco en los viajes y en las personas que, incluso en el contexto de su época, han dado pequeños pasos, en lo posible, hacia un mundo más armonioso.

Hacen falta libros como éste para despertar la curiosidad. Ya vale de pensar que todo está en Internet. Qué pena viajar a través de Google...

-Creo que Internet es una herramienta increíble. Pero debemos ser nosotros los que la manejemos, los que nos encarguemos de dominarla, y no al contrario. Es importante, por otro lado, que sepamos dejar la comodidad del sofá y las pantallas para seguir desafiándonos como seres humanos. Todos podemos ser exploradores del mundo, si nos mantenemos curiosos, abiertos, capaces de sentir alguna incomodidad. A veces siento que los occidentales somos un poco esclavos de esta comodidad. Incapaces de correr riesgos... Y vivir con un móvil en el bolsillo no siempre ayuda, sobre todo cuando se trata de viajar.

¿Cuál ha sido el mayor reto a la hora de crear esta obra?

-Hablar de hechos pasados ??no siempre es pacífico. Es importante mirar lo que ha venido ocurriendo a distancia, es decir, a la luz de nuestros días; pero también con proximidad, es decir, tratando de entender el contexto de la época. Quizás ese fue el mayor desafío. No todo lo que sucedió en el pasado nos enorgullece, como decimos en el libro; en cambio, los valores que hoy defendemos no son idea nuestra, no son nuestra creación que nació del vacío: otros, antes que nosotros, se cuestionaron, abrieron puertas, se rebelaron, etc. Este libro no trata sobre los personajes históricos más importantes, sino sobre algunos viajeros curiosos que de alguna manera también lo hicieron. Conocer mejor el mundo y a los demás también puede ser el primer paso hacia el diálogo y el respeto, a pesar de que hay tantos casos en los que esto no ha sucedido.

El libro nos descubre nombres de viajeros y viajeras, exploradores exploradoras poco nombrados o poco conocidos por el gran público. Sobre todo mujeres, que seguramente lo tuvieron más difícil y luego fueron invisibilizadas. ¿A quiénes destacaría?

-Éramos conscientes de que los ejemplos de mujeres eran muchos menos en este libro. Hablamos de este aspecto justo en la introducción. No queríamos crear cuotas, porque pensábamos que eso también crearía una artificialidad histórica: de hecho, hasta el siglo XIX había muy pocas mujeres viajeras y aventureras. Así era el mundo entonces y así justificamos su presencia menos numerosa. Aun así, tenemos algunos ejemplos, como la francesa Jeanne Baret, que tuvo que disfrazase de hombre para viajar en un barco que iba a dar la vuelta al mundo; y la inglesa Mary Henrietta Kingsley, que dejó la comodidad de un vida burguesa para viajar a África Occidental. Pero hay otros, por supuesto. ¡Todas ellas personas valientes, muy valientes!

“Es importante que sepamos dejar la comodidad del sofá y las pantallas

para seguir desafiándonos como seres humanos”