El Museo Diocesano de Donostia, D’Museoa, ha querido esperar al visto bueno de su abogado antes de responder de forma oficial al comunicado que la Fundación Museo Jorge Oteiza hizo público este miércoles poniendo en duda la autoría de las obras que forman parte de la exposición Oteiza Argentinan. Es por ello que el centro ha tardado dos días, hasta ayer, en dar una respuesta a la denuncia, en la que se reafirma en aquello que su director, Edorta Kortadi, ya adelantó a este periódico: las piezas expuestas son “auténticas” e “inéditas”. Además, el centro ha querido contestar a la familia del escultor asegurando que “tuvieron conocimiento” de la existencia de varias de estas esculturas en su momento.

El caso de las obras de Oteiza en el D’Museoa firmó ayer un segundo capítulo que, según parece, continuará en los tribunales. A ellos se volvió a dirigir el espacio donostiarra asegurando que “utilizará los medios que resulten precisos para defender sus legítimos derechos, su honorabilidad y su prestigio y, en su caso, para el resarcimiento de los daños que se puedan llegar a causar”. Con estas palabras, el museo reafirma lo que ya señaló su director el miércoles, cuando aseguró que defenderá la autenticidad de la colección “en tribunales o donde haga falta”.

“El Museo Diocesano no tiene ni ha tenido nunca dudas acerca de la autenticidad y autoría de las obras expuestas, habiendo realizado todas las verificaciones, estudios, comprobaciones y diligencias debidas antes de programar y diseñar la exposición. En ningún caso habría permitido la exhibición de una sola obra sobre la que existiera la mas mínima sospecha en cuanto a su autoría”, aseguró en el escrito, en el que no dudó en contraatacar las palabras vertidas por la Fundación y, sobre todo, por la sobrina del escultor, Pilar Oteiza, que afirmó a este periódico haber tomado las “medidas legales oportunas” con el objetivo de retirar la muestra.

Según explicaron fuentes cercanas a la familia del artista oriotarra, la Fundación se habría enterado de la exposición a través de la prensa, por lo que no habría podido comprobar la autenticidad de las obras hasta que pudieron visitarla por su cuenta. “No tenemos ninguna constancia de que la Fundación Oteiza se haya personado en D’Museoa, ni haya realizado un análisis pormenorizado de las piezas aquí expuestas. La Fundación Oteiza tampoco ha solicitado en ningún momento al Museo Diocesano información alguna respecto de las obras, con la que contrastar y realizar una valoración seria y rigurosa acerca de la autenticidad de las mismas”, apuntó el centro donostiarra.

Asimismo, el museo aseguró que, tanto el espacio de Altzuza como el Museo de Bellas Artes de Bilbao, “tuvieron pleno conocimiento en su momento de la existencia de algunas de las obras” traídas a Donostia. “Que haya obras de Oteiza en algún sitio, no justifica que estas lo sean”, apuntó a este respecto el entorno de la sobrina de Jorge Oteiza, que se remitió al Catálogo Razonado de la obra escultórica del artista para probar su autenticidad.

Algo que tampoco convence al Museo Diocesano, ya que vuelve a insistir en que las dieciséis obras son inéditas para justificar su ausencia en el Catálogo. “Fueron adquiridas en su día por un coleccionista navarro a su propietario argentino de raíces vascas, todo lo cual puede ser perfectamente acreditado”, explicaron en la nota.

“Perjuicios irreparables”

La decisión de la sobrina de Oteiza de ejercer acciones legales es para el Museo Diocesano “cuanto menos temeraria” y responde a “una inexplicable voluntad deliberada de causar perjuicios irreparables a esta institución”. Según se puede leer en el escrito, “las manifestaciones de la Fundación Oteiza a través de sus representantes resultan arbitrarias, gratuitas y gravemente lesivas para la honorabilidad y el prestigio” tanto del propio museo como de su director y comisario de la muestra, Edorta Kortadi. Para el centro donostiarra, además, “no existe absolutamente ninguna razón fundada en derecho que pueda justificar la adopción de medidas como las solicitadas por la Fundación Oteiza, basadas exclusivamente en meras manifestaciones de una persona vinculada a la misma”. No obstante, el museo “utilizará los medios que resulten precisos” para defenderse e incluso resarcir los posibles daños causados.

Desde la Fundación no se quiso hacer ayer ningún tipo de declaración al comunicado del museo y únicamente se remitió al escrito del miércoles. De este modo, todo apunta a que el caso llegará sin más novedades a manos de la justicia, quién deberá aclarar cuál de las dos instituciones tiene razón.