CONCIERTO DE DERBY MOTORETA’S BURRITO KACHIMBA

Fecha: 28/08/2022 Lugar: Zentral Incidencias: Uno de los últimos conciertos del festival Flamenco On Fire 2022. Sala llena a rebosar, las entradas se agotaron horas antes del comienzo de la actuación.

La edición de 2023 del festival Flamenco On Fire llegaba a su fin, después de varios días de música prácticamente continua en diversos lugares de la geografía navarra: balcones, teatros, calles, auditorios… El domingo por la tarde, sin ir más lejos, había dos actuaciones de grueso calibre que solapaban horarios: Israel Fernández y Diego del Morao en Baluarte y Derbi Motoreta’s Burrito Kachimba en Zentral. El público tuvo que elegir, y al menos en lo que se refiere a los kinkidélicos, la noche fue un éxito absoluto. A la hora prevista para el comienzo de la actuación, las 20:30, la cola que salía de Zentral atravesaba las plazas de los Burgos y del Ayuntamiento y doblaba la esquina hacia Mercaderes. Y es que había muchas ganas de ver a los “motoretos” en su hábitat natural, una sala y con la gente de pie, a diferencia de lo que sucedió en su anterior visita, en Baluarte, donde congregaron a muchos menos seguidores.

En contra de lo que se podía prever, no hubo demasiado retraso, tan solo ocho minutos, que no sabemos si fueron suficientes para que pudiese acceder a la sala todo el público que había fuera esperando. Con una misteriosa introducción instrumental sonando por los altavoces, el combo salió al escenario. El mantra se rompió con estrépito en cuanto los instrumentos comenzaron a rugir con toda su fuerza en The new gizz. Aunque es bien sabido que mezclan muchas cosas, en el arranque de la actuación predominó el rock duro con toques de progresivo y psicodelia. Incluso Dandy Piranha, el cantante, se daba un aire a Robert Plant con su melena rizada, su camisa abierta y sus pantalones de campana, aunque con un inconfundible toque kinki y cañí. Por la misma senda siguieron con las siguientes, Porselana teeth y Caño cojo, sin dar tregua en la distorsión ni en la electricidad. ¿Y qué hace un grupo de rock duro en un festival de flamenco?, se preguntarán, con toda la razón, ustedes. Bueno, pues porque el flamenco, en un sentido amplio, también forma parte de su ADN, y es ahí, precisamente, donde radica la originalidad de su mezcla.

Quien dice flamenco, dice música andalusí, con elementos del cante jondo y de la música árabe. Con solo dos discos y un epé, los sevillanos llegaron al Flamenco On Fire continuando el camino que anteriormente abrieron otras bandas como Smash, Triana o Medina Azahara.

Entre la electricidad desbocada de sus guitarras y la contundencia de su base rítmica, se percibe algo en las melodías, en los dibujos de los teclados, en el espíritu de las canciones, en el tono de las letras y, sobre todo, en la forma de cantarlas, que revela con claridad cuál es su denominación de origen.

La parte más tradicional, sí se puede utilizar esa expresión, llegó con Gitana, que interpretaron arrodillados todos y haciendo brotar extraños efectos de sus instrumentos. Una canción vanguardista, pero que, de alguna manera, recordó a otros audaces acercamientos entre el rock y el flamenco (imposible no recordar a Enrique Morente y Lagartija Nick en su soberbio Omega). Eso sí, a mitad de canción, todos se pusieron en pie para regresar con fuerza al rock duro y setentero. Hubo otra aproximación al género, a su manera, claro, con Somnium Igni (parte 1), que interpretaron sentados Dandy, el cantante, y uno de los guitarristas, que tocó la eléctrica a la manera “tradicional”.

Tras unas distorsiones y un solo de batería durante el que retiraron las sillas, llegó la continuación, Somnium Igni (parte 2), con la banda de nuevo campando por sus fueros hardrockeros. A su término, de hecho, el cantante se quitó la camisa (llevaba debajo una blanca de tirantes), y bajó a dar botes entre el público. Era lo que faltaba para que la sala, llena a rebosar, entrara en definitiva combustión.

De esta arrebatada manera llegó la actuación a su recta final, con el grupo sin ceder un ápice en su entrega y la concurrencia recibiendo con el corazón abierto esa energía y devolviéndola al escenario multiplicada por cuatro. En ese bucle exponencial sonaron Dámela, 13 monos o La piedra de Sharon. Hubo también un homenaje a Camarón (“estando en un festival de flamenco tenemos que tocar algo de él”, dijeron), y este llegó con una particular versión de Nana del caballo grande, antes de despedirse por todo lo alto con una arrolladora versión de El salto del gitano, que terminó con Dandy Piranha dando alaridos tumbado en el suelo.