El Museo de Navarra revisita el trabajo de Nicolás Ardanaz (Pamplona, 1910-1982), un “clásico de la fotografía” del territorio foral, a través de una pequeña exposición comisariada por otro fotógrafo de renombre, Carlos Cánovas, que ha reunido 34 imágenes que abordan diversas temáticas, desde la Guerra Civil hasta la posguerra, retratos o las fiestas de San Fermín, y técnicas, del blanco y negro al color.

Una mirada esencial es el título de la muestra, que permanecerá abierta hasta el 15 de octubre de 2023 en la sala 4.2 que el Museo de Navarra dedica a la fotografía. Muchos meses quedan por delante, pues, para disfrutar de ella, aunque su comisario ofrecerá una visita guiada este mismo domingo, 30 de octubre, a las 12.30 horas. Completa la exposición una publicación que La Fábrica ha dedicado a Ardanaz dentro de su colección PhotoBolsillo, que incluye un texto y selección de imágenes de Carlos Cánovas.

La exposición incluye imágenes a color de naturalezas muertas. Unai Beroiz

Para las nuevas generaciones

En el año 2000, el Museo de Navarra dedicó a Nicolás Ardanaz una gran exposición en la que desplegó, también con la dirección de Cánovas, gran parte del material que la entidad adquirió a la viuda del fotógrafo, Resurrección Villanueva, en 1984. El fondo consta de 8.000 negativos en blanco y negro y algo más de 3.000 diapositivas en color. Se trata, en ambos casos, de fotos realizadas con cámaras de formato medio, 6x6 y 6x9, formato del que nunca se apartó. Fotos que, en palabras del director general de Cultura del Gobierno de Navarra, reflejan lugares, personas y modos de vida de Navarra, tal y como él la conoció, entendió y amó”. 

En concreto, en su obra se pueden encontrar paisajes, realizados con una clara vocación romántica; retratos, con frecuencia de personas del mundo rural; composiciones, a veces en color, obtenidas en su entorno cercano, y, sobre todo, imágenes de corte costumbrista que a menudo construyó como un verdadero director de escena. Sin olvidar, sus fotografías de la guerra civil, a la que se alistó voluntario, “convirtiéndose en uno de los primeros fotógrafos que la retrató desde dentro”, apunta Cánovas.

El objetivo de esta muestra, a juicio de la directora del Museo de Navarra, Mercedes Jover, es “descubrir esta obra a las generaciones más jóvenes” , a la vez que se cumple con la misión del museo de “difundir el legado”. En definitiva, se trata de “revisitar a este clásico hasta encontrar esa mirada esencial”. 

En lo referido al público joven, en particular a los fotógrafos que empiezan, Carlos Cánovas afirma que “nada es porque sí”. “La fotografía de hoy es como es porque muchos fotógrafos han hecho lo que han hecho. A los fotógrafos jóvenes les diría que trabajarán con más fundamento y solidez si conocen las bases de lo que se ha hecho antes”. 

En cuanto al influjo de Ardanaz, el comisario comenta que “es diferente en cada fotógrafo”, pero de lo que no cabe duda es de que en los años 70 “era una eminencia”. “Su modo de entender el paisaje de Navarra y sus escenificaciones ya ejercían una gran influencia”.

El mundo rural fue uno de los temas predilectos de Nicolás Ardanaz. Unai Beroiz

Local y universal

Nicolás Ardanaz recibió su primera cámara de manos de su padre cuando apenas era un niño. Y, aunque siempre trabajó en el negocio familiar –una droguería–, todo su tiempo libre lo repartió entre su afición a la montaña y la fotografía. Eso sí, “nunca se metió en el laboratorio, aunque era muy exigente con los procesos”, señala Cánovas, que añade: “Era un solitario por naturaleza y fue refractario a colaborar con otros fotógrafos”, a pesar de que cofundó la Agrupación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra (AFCN), en 1952.

En cuanto a su dimensión, Ardanaz, que siempre se atuvo a los mismos principios estéticos, apenas es conocido fuera de Navarra, donde sí fue “una figura imprescindible”. Sin embargo, sus temáticas son perfectamente comprensibles en cualquier lugar. “Quizá hay que empezar a cambiar esa concepción del término provinciano que solemos usar y que se suele referir a que lo que viene de fuera es mejor o a que lo de casa suele ser peor, y empezar a usarlo bien”, subraya Cánovas. Y es que lo local casi siempre es universal, como sucede en el caso de Nicolás Ardanaz.