La urgencia sigue ahí

NOVELA Piel de deriva

Autora: Paula Farias.

Editorial: Adn, 2022.

Páginas: 216.

Pocos meses atrás, Fátima Frutos presentó en Almuzara La selva bajo mi piel, relato en el que la donostiarra asentada desde hace un buen tiempo en Navarra mostraba determinadas injusticias de la política salvadoreña propia de finales del siglo pasado y quizá presentes en las siguientes décadas; ahora, Paula Farias resalta barbaridades similares (aquellas a las que deben enfrentarse ciudadanos ignorados por el poder establecido en diversos puntos del Mediterráneo y más allá) a lomos de las páginas de Piel de deriva, nombre de su última novela para el sello Alianza de Novelas. La nueva historia de la autora de Fantasmas azules, una buena noticia para el consumidor exigente, muestra, en forma de relato, el cruel proceso de lo que, acertadamente, se ha venido definiendo como `odisea´. Y eso es, más que nada, dicha historia: “La urgencia sigue ahí, clareando el día. Una racha de viento que viene de babor escora el barco lo suficiente como para convertir la cocina en un estrépito de cacharros dispersos por el suelo”. Como puede leerse, Piel de deriva es una narración basada en el lenguaje del pueblo y en la realidad inminente de quienes deben prestar atención a cada segundo de su existencia: “En cubierta continúa la tensión. Deprisa. Unos minutos más y todo será visible desde el satélite. Es preciso un poco más de velocidad”. Por todo ello, el texto es algo parecido a aquello que todo el mundo puede disfrutar, si `disfrutar´ es el término indicado para orientar al lector tras una catástrofe que no parece tener solución en manos de dirigentes carentes, en muchos casos, de la más básica humanidad. La novela de Paula Farias logra captar la atención de quien se acerca a ella gracias a su creatividad, algo nada habitual en las letras contemporáneas, presente aquí por culpa de una coherencia narrativa que cuenta, además, con pasajes y paisanajes de enorme interés humanoide. Es, pues, Piel de deriva, un ejemplo de literatura realista no exenta de cierta carga lírica: “Con la misión cumplida Bricio marcha a dormir mientras Jonás, cuidadoso, se queda engrasando las poleas. `Catalina´ llaman a la polea que más gime. Aquí parece que hay más de una que responde a ese nombre”. Interesante. Pese a todo, la lírica se encuentra, demasiadas veces, a merced de tiempos cambiados: “Su mujer solía decirle que cuando le pusieron aquel nombre, Jonás, fue como si le dejaran escrito el destino. Que nunca era buena idea poner a un niño un nombre tan cargado de literatura. Que eso siempre hace las cosas difíciles”. Y, afortunadamente, la personalísima prosa de la autora es un seguro de vida para el lector embarcado en la infernal lucha por la supervivencia de quienes no cuentan con ningún tipo de seguridad en el día de mañana. El mapeador de ausencias (Mia Couto, Alfaguara), La particular memoria de Rosa Masur (Vladimir Vertlib, Impedimenta) y clásicos en gran medida desconocidos como Novela de ajedrez (Stefan Sweig, Hermida Editores) son otras de las citas actuales con la literatura comprometida con la dura realidad, la del pasado en alguno de estos casos y la de nuestros días, en el caso de Piel de deriva: “La sede de la organización ambientalista era una oficina pequeña, casi un almacén, en las afueras de la ciudad. Una cueva con tan poca luz natural que los días más grises las reuniones preferían hacerlas en el patio, a pesar del frío, para quitarse un poco esa sensación cavernaria”. Piel de deriva, piel a la deriva.

‘Julio César’, drama original

TEATRO JULIO CÉSAR

Autor: William Shakespeare.

Editorial: Penguin Clásicos, 2022.

Páginas: 128.

Traducida por Alejandra Rojas y prologada por el popular escritor Santiago Posteguillo, la esencial pieza teatral Julio César vuelve a la realidad gracias a los responsables de Penguin Clásicos, colección de grandes obras de la literatura universal del sello especializado en obras inmortales que también ha publicado recientemente una edición especial de otra joya: Romeo y Julieta (1594-1595). El texto que ahora mismo nos ocupa es aquel a través del cual Julio César nos lleva hasta una de las experiencias creativas mejor consideradas por tirios y troyanos de la literatura: la oferta del gran autor de Stratford-on-Avon, quien, al parecer entre 1599 y 1600, escribiría dicha pieza, una de las pertenecientes al llamado período negro del autor de la mítica Hamlet (1600-1601). Julio César es, además, una de las obras más originales de Shakespeare, tanto en lo referente a su temática como en lo que a su estilo se refiere. No en vano, está considerada por los estudiosos y especialistas de todo el mundo como una de las originadas en la supuesta crisis espiritual del autor que daría paso a otra fase creativa, igualmente sugestiva por los siglos de los siglos. William Shakespeare, autor de una obra difícil de olvidar. 

La herida y su testimonio

Novela VIAJE AL ESTE

Autor: Christine Angot.

Editorial: Anagrama, 2022.

Páginas: 224.

Una novela autobiográfica es siempre un reto de enorme interés y Viaje al este es el nombre de un texto de esas características, relacionado, además, con otras novelas de su autora, Christine Angot, como El incesto y Una semana de vacaciones. Por otra parte, La Voyage dans l´Est cuenta con una narrativa sencilla, lo cual, a diferencia de otros libros de estos valores, ayuda al lector en la persecución de los intereses creados. Viaje al este empuja a dicho lector al océano de un modo directo: “Conocí a mi padre en un hotel de Estrasburgo que no sabría situar. El edificio tenía unos cuatro pisos. Delante había algunas plazas de aparcamiento. Se entraba a través de una puerta acristalada. La recepción estaba a la izquierda. Al fondo había un ascensor”. Y Viaje al este, muy pronto, impide al viajero literario salir a flote sin consecuencias: “Había pocos hombres en mi entorno. Los contactos eran distantes, las conversaciones se limitaban a la cortesía. Los comerciantes. Los padres de mis compañeras. Todos mis profesores eran mujeres”. La última novela de Christine Angot, un libro exitoso al menos en Francia, lo es con toda razón, pues lector y lectora sensibles pueden disfrutarlo pero han de andarse con cuidado: es el testimonio de una herida todavía abierta. De una pesadilla quizá eterna, la que exige una enorme valentía para ser contada.