Emocionado con la acogida de la película en Tudela, donde clausuró el Festival Ópera Prima con las entradas agotadas, y con la experiencia en la pasada edición de la Seminici, Miguel Ángel Calvo Buttini afronta “con ilusión” la llegada este viernes a salas de cine de todo el Estado –en Pamplona estará en Golem Baiona– de su nuevo largometraje. En Emilia, el realizador tudelano propone un recorrido “diferente” por la vida de Emilia Pardo Bazán. Partiendo de un monólogo teatral, de una ficción en la que la escritora acude a la Real Academia para que le expliquen por qué no la aceptan como miembro, el filme se va adentrando en las diferentes facetas de esta figura poliédrica nunca del todo reconocida a través de entrevistas y material de archivo.

¿Estrena en bastantes salas, lo que resulta raro para un documental?

–Sí, estoy muy contento. Aunque siempre digo que Emilia es ficción y documental. No tiene nada que ver con Galdós. La estructura no tiene nada que ver. En esta el eje central es la ficción y el orden no es cronológico. A partir de la ficción vamos de un tema a otro. Es como me gustaría a mí ver una película documental; es más amena. 

Cuando hizo ‘El siglo de Galdós’ comentó que no tenía intención de hacer otro documental, ¿qué le hizo cambiar de idea? 

–(Ríe). Es verdad. Pero la actriz Pilar Gómez, que tiene una hija que va a clase con mi hijo, en enero de 2021 me invitó a ver su monólogo sobre Emilia Pardo Bazán en el Teatro del Barrio. Y en cuanto lo vi dije que ahí había algo especial para contar en cine de una manera diferente. A la salida de la función hablé con Pilar y le comenté que teníamos que hacer algo, y así empezó todo. 

¿Le atrapó? 

–Mucho. Y me gustó mucho cómo abordaba temas como el de las mujeres y los hombres a finales del siglo XIX y del siglo XX y cómo eso lo puedes extrapolar al momento que estamos viviendo ahora. 

¿El texto teatral está en la película? 

–La base es el texto teatral, pero tratado de manera cinematográfica, cambiando el orden, añadiendo diálogos... Y también está Pilar como actriz, que es una maravilla. Ella da vida a una Emilia Pardo Bazán que va a la Academia a pedir explicaciones de por qué no la admiten, que era por ser mujer, básicamente. A partir de ahí, planteamos temas como el feminismo, la situación de la mujer en esa época respecto al hombre, las relaciones, la doble moral, la educación... Y, por supuesto, hablamos de la obra de Emilia, introduciendo textos de El encaje roto, en la que abordó la violencia de género. También usamos material de archivo y rodamos entrevistas en localizaciones que nos recordaban a ella.

¿Qué tipo de personas protagonizan esas entrevistas?

–En este caso sí seguí un poco lo que hice con Galdós y aparece gente muy variada. Por ejemplo, tenemos a Marilar Aleixandre, que es escritora de la Real Academia Galega y Premio Nacional de Narrativa 2022; también a Eva Costa, biógrafa de Emila; a Inés Fernández Ordóñez, que es académica de la RAE; a Marta Sanz, escritora; a Nerea Aresti, experta en teoría de género; María Gómez, cocinera con estrella Michelin que hace una de las recetas del libro que escribió Pardo Bazán... Tenemos, además, a María Teresa Martín, la directora del Museo Salzillo, porque Emilia viajó a muchos sitios, entre ellos a Murcia, de donde es la coproductora de la película (Twin Freaks Studio); a Xúlia Santiso, conservadora de la Casa Museo de Emilia Pardo Bazán, y a Pedro López Arriba, que es el bibliotecario del Ateneo de Madrid.

¿Qué imagen diría que obtenemos de esta mujer después de ver la película?

–A mí me gusta porque Emilia era conservadora católica y a la vez radical feminista, y eso, en un mundo como el de hoy, en el que todo está tan polarizado, resulta muy interesante. Ella mezclaba ambos mundos y no había ninguna contradicción en ellos. También me parece muy atractivo el hecho de que ella, que podía tener una vida muy acomodada porque venía de una familia con dinero y se había casado con un hombre también rico, no se conformó con eso y peleó por los derechos de las mujeres. Hizo lo que le dio la gana o, mejor dicho, lo que le dejaron. Cuando trataron de prohibirle escribir lo que quería decidió separarse, con tres niños, y hacer su vida. Todo el mundo puede saber más o menos que Emilia era una gran escritora, se enseña en el colegio, pero lo que la mayoría no conoce es el resto, y eso es lo que tratamos de contar en la película. 

¿Y hay algo que le haya sorprendido especialmente de su figura?

–Me sorprende cómo, pretendiendo hacer lo que quería, se convirtió en un personaje incómodo. Todos los escritores que había en esa época aparentemente se llevaban bien, pero en el terreno profesional se dedicaban unas críticas y hasta unos insultos tremendos. Y me gusta cómo ella respondía a esos comentarios, con ironía y sentido del humor, sin hundirse. Tenía un ego muy fuerte y eso le permitió hacer todo lo que hizo.

Dedicó su documental anterior a Galdós, que, curiosamente, tuvo una relación con Pardo Bazán.

–Sí. No nos hemos centrado mucho en eso, pero sí que lo abordamos. Siempre se dice que Emilia fue el gran amor de Galdós, aunque ahí también ella hizo lo que le dio la gana. Tuvieron sus aventuras y al final, después de eso, llegaron a ser grandes amigos.

Por lo que está comentando, la figura de Emilia Pardo Bazán está muy vigente.

–Eso era también lo que me gustaba del personaje, sobre todo con lo que está pasando ahora de nuevo con el tema de la mujer. No hay que dar marcha atrás y perder nada de lo conseguido, o, si no, aprender de ella y volver a pelear. Emilia está muy vigente hoy en día y creo que lo será siempre.

Creo que ya está trabajando en nuevos proyectos.

–Sí, tengo Radical y Míster Nadie. Radical no la produzco yo, sino Twin Freaks Studio y ya tiene una parte de la financiación. Y luego esta Míster Nadie, que la produzco yo y también la dirigiré, y a la que el Ayuntamiento de Madrid nos acaba de dar una ayuda. No me puedo quejar, llevo cuatro años, con Galdós, la obra de teatro (La bañera), ahora Emilia... Y con proyectos que ya tienen una parte financiada, lo cual es fundamental. Estoy contento y expectante.