La periodista y activista mexicana Lydia Cacho fue secuestrada y torturada por la policía de su país en 2005 por publicar un libro en el que denunciaba una red de pederastia en la que estaban implicados importantes empresarios y políticos. “Este hecho dejó una vez más al descubierto la corrupción institucional que se vive en México y que a día de hoy sigue totalmente vigente”, cuenta José Martret, responsable de La infamia, la adaptación a la escena de Memorias de una infamia, volumen autobiográfico que Cacho publicó en 2008. La obra, que ha contado en todo el proceso creativo con la participación de la periodista, se representará el viernes 27 de enero, a las 20.00 horas en el Teatro Gayarre con Marta Nieto en el papel protagonista. Tanto la actriz como el espectáculo son candidatos –no finalistas todavía– a los Premios Max 2023.

“Tan solo en el mes de enero de 2022 tres periodistas fueron asesinados en México, tres más que se suman a los 145 ya asesinados desde el año 2000. Ser periodista o defensor de los derechos humanos allí son dos de las profesiones más peligrosas del país y ni tan siquiera el presidente de la República es capaz de protegerlos”, apunta Martret, que ha generado un montaje híbrido, mezcla de teatro y propuesta cinematográfica, para narrar esta historia sobre la valentía y el coraje de una mujer que se sobrepone a todo, al miedo y al peligro, para defender los derechos de la infancia y para luchar en defensa de la libertad de expresión, la igualdad y la justicia.

“El arte tiene la capacidad de mostrarnos una versión mejor de nosotros mismos. Nos recuerda las capacidades que a veces olvidamos que tenemos”

Marta Nieto - Actriz

Sobre el escenario, una actriz, en el caso de la función de Pamplona Marta Nieto –en otros casos, Marina Salas–, y una operadora de cámara, Alicia Aguirre. “Alicia es maravillosa y nos entendemos muy bien en el escenario”, comenta Marta Nieto, para quien este dispositivo dual ideado por Martret es “súper inteligente”. “En la parte teatral voy explicando al público quién es Lydia Cacho; le voy contando historias para que entienda quién es esta mujer, de dónde viene y lo que hace, y luego toda la parte del secuestro está narrado con la cámara que maneja Alicia”. Entre ambas generan “una coreografía orgánica” que “tiene algo de reportaje periodístico”, ya que las/os espectadoras/es están “viviendo en directo” esos sucesos”, observándolo todo a través de una pantalla grande. Y esto les permite “adentrarse en emociones muy íntimas”, algo que “no es habitual en teatro porque ves al actor lejos”. Esta mixtura “funciona muy bien y, además, creo que de alguna manera rinde homenaje al periodismo”. Al menos al que practica la mexicana, muy presente desde el comienzo del proyecto.

Si ella puede, todas/os podemos

Durante la construcción de la obra, la actriz y el resto del equipo tuvieron “siempre cerca” a la periodista. “Es verdad que es una obra dramática y que parece que tuviéramos que sufrir con ella, pero está suponiendo todo lo contrario; ha sido una alegría desde los ensayos”, que fueron “muy intensos, de meter muchas horas, y a la vez resultó fácil porque todo fluyó con naturalidad”, indica Nieto. “Me siento afortunada por poder compartir el universo de Lydia y lo que le pasó”, añade, y subraya que no ha pretendido imitarla, sino que más bien se ha inspirado en ella. “Poder preguntarle qué pensaba, qué se imaginaba, qué sentía me ha ayudado mucho a crear el arco emocional del personaje; pero no he hecho una copia, sino que he intentado entender qué haría yo en esa situación, usando las herramientas de una periodista que en todo instante trata de recopilar información para poder contarla y, a la vez, de una mujer que está viviendo una situación de estrés y de mucho dolor”, continúa la actriz.

La respuesta del público ha sido “emocionante”. “A veces pasa que el equipo está muy contento con el trabajo y eso no se refleja en la respuesta que recibe, pero en este caso no ha sido así”. Al contrario, “está siendo una bendición”. Es “impactante”, ver que “hay personas que sobreviven a situaciones terribles y son capaces de luchar por la justicia y ayudar”, señala la intérprete, que confiesa que uno de los motivos por los que quiso embarcarse en esta propuesta fue que es “muy luminosa”. “Tiene algo de ‘los buenos somos más’, de si uno construye una red y lucha al final puede lograr lo imposible, como es sobrevivir a una mafia internacional de narcos, que están acostumbrados a que la vida no vale nada”. Y aun más: “Al ver que Lydia puede, podemos plantearnos que todos podemos”. 

En ese sentido, La infamia es una prueba de que el arte “nos eleva”. “Tiene la capacidad de mostrarnos una versión mejor de nosotros mismos. Nos recuerda las capacidades que a veces olvidamos que tenemos”, concluye Marta Nieto. l