El pintor austríaco Oskar Kokoschka, considerado el artista rebelde de principios del siglo XX en Viena y “pintor de almas” por sus retratos expresionistas, protagoniza la primera gran retrospectiva dedicada en España a su figura, marcada por su activismo antibelicista tras combatir en la primera guerra mundial y ser perseguido por el nazismo, en la segunda. La exposición Oskar Kokoschka: Un rebelde de Viena ha sido organizada por el Museo Guggenheim Bilbao y el Musée d’Art Moderne de París; está conformada por 140 obras, entre cuadros, dibujos, litografías, carteles y postales, prestadas por distintas colecciones europeas y está comisariada por Dieter Buchhart y Anna Karina Hofbauer.

Los dos comisarios de la muestra junto a Juan Ignacio Vidarte.

La muestra presentada por Juan Ignacio Vidarte, y los comisarios de la misma, ofrece “una visión completa de su carrera artística” y un “repaso extenso y profundo “ de las distintas etapas que atravesó en su larga trayectoria que abarcó casi la totalidad del siglo XX, ya que comenzó en la primera década del siglo y concluyó a finales de los años 70.

Aunque es considerado un artista polifacético, su carrera estuvo dominada por el retrato, tanto de personas como de paisajes y de animales, en el que alcanzó una profundidad psicológica de tal calibre que sus estudiosos le han calificado como “pintor de almas”. En su primera etapa artística, la que abarca desde 1908 hasta principios de los años 30, su obra estuvo marcada por los retratos figurativos de miembros de la burguesía vienesa de la época con un estilo alejado de los cánones pictóricos de la época en Viena, más próximos al Art Nouveau decorativo.

Su radicalmente novedoso estilo pictórico, distinguido por el uso de intensos colores, líneas angulosas y abundantes capas de pintura que le confieren a las figuras una fuerza extraordinaria, le valió la etiqueta de “enfant terrible” del arte en Viena, pese a lo cual, logró numerosos encargos que le consiguió su primer mecenas el arquitecto Adolf Loos, muy relacionado con la alta sociedad vienesa, e influyó en otros jóvenes artistas austríacos como Egon Schiele. Los autorretratos que se hizo el artista a lo largo de su carrera, especialmente tras combatir en la Primera Gran Guerra europea y, durante su estancia en la ciudad alemana de Dresde, es otra de las facetas que distinguen al creador austríaco.

Según el comisario de la muestra, Dieter Buchhart, tras combatir en la conflagración mundial, donde se alistó voluntario y fue herido de gravedad dos veces, lo que estuvo a punto de costarle la vida, Kokoschka comenzó a “reflexionar sobre su propia persona”.

La exposición protagonizará la temporada de primavera y verano del Guggenheim, donde se podrá visitar desde hoy al 3 de septiembre.