¿Qué supone este galardón de las librerías navarras?

Es un honor muy grande, porque los libreros en España son unos prescriptores literarios infravalorados, en comparación a los críticos, los periodistas u otros escritores; porque por sus manos pasan decenas de novedades cada día, y han afilado un ojo de lince para detectar lo bueno de lo menos bueno. Que hayan elegido 14 de abril como libro destacado del año es una alegría enorme.

¿Cuál fue el motor de este libro?

El motor fue una casualidad: descubrir el libro de Éric Vuillard 14 de julio y plantearme si sería capaz de hacer lo mismo con un día importante de la historia de España, fijándome en los anónimos, en los más olvidados de la Historia, en esos que no tienen apenas renglón en la memoria colectiva. Y me vino a la mente la posibilidad de hacerlo sobre nuestra revolución, sobre ese 14 de abril, tan desconocido y sobre el que ha caído más amnesia que borrado a propósito. Y empecé a investigar y a rescatar historias desconocidas de aquel chispazo original de la revolución republicana.

El pueblo es protagonista.

Sí, hay dos grandes protagonistas en el libro: por un lado el rey, que se ve obligado a marchar al exilio después de una jornada llena de emociones contrapuestas; y por otro lado un protagonista coral, el pueblo, que fue el motor de ese levantamiento que transgredía la legalidad vigente y de facto instituyó un nuevo régimen, la República.

"La literatura exige emoción, o al menos así la vivo yo"

¿Cómo fue el proceso de documentación para rescatar todas esas historias de gente anónima?

Fue arduo porque me obligó a buscar en decenas de periódicos, muchos libros de memorias, biografías, autobiografías, en muchas cartas, telegramas, documentación judicial, militar... Y fue sorprendente, porque me encontré con un panorama emocional del 14 de abril mucho más tenso y mucho más violento de la imagen que tenemos todos: las banderas y la festividad en las calles, ese ambiente de esperanza e ilusión. Yaparte de arduo y sorprendente, fue un reto. El reto de convertir la realidad, esa documentación exhaustiva, en materia narrativa, para que la historia se leyera como una novela; como una novela sin ficción, porque todo lo que se cuenta es real. Y la realidad te pide tanto como te da. Te da los elementos que componen esa realidad, pero te exige que seas fiel al cien por cien con esa suma de verdades que conforman la realidad.

"Me sorprendió encontrarme con un panorama emocional del 14 de abril mucho más tenso y mucho más violento de la imagen de festividad que tenemos todos"

Partiendo de ese rigor documental, como destacan las librerías navarras, ha logrado una gran frescura y naturalidad en lo narrado.

Y destacan otra cosa en su fallo que me hizo muy feliz: la mirada humana que proyecta el libro. Creo que ahí está la clave de cómo 14 de abril se separa de la sobredosis de banderas, de himnos y de política abstracta que ha acompañado o rodeado el 14 de abril; contrapone el estereotipo o el tópico con la realidad, y se centra más en la figura de las mujeres y los hombres de a pie, esos rostros, esos nombres que conforman en realidad la esencia de aquella revolución: Emilio, Cándida, el telegrafista Pàmies, Francisco, Teresa... Hay un gran desconocimiento de qué ocurrió el 14 de abril, yo mismo desconocía lo que había pasado aquel día, y espero haber contribuido a iluminar esas zonas en penumbra.

¿Concibe la literatura como un gran altavoz para hacer memoria?

 Sí. Yo creo que la literatura exige emoción, o al menos a mí me la exige, yo la vivo así. Y en estos casos, lo hice en Los últimos con un viaje a la España despoblada y a esos últimos habitantes de la España interior; lo hice con El peón, el repaso de numerosos peones de la historia que fueron utilizados por un bando o por otro, por una causa colectiva, política; y he intentado hacerlo también en las personas que pueblan 14 de abril: es fijarme en cómo la gran Historia la mueven los pequeños hombres y las pequeñas mujeres; cómo hay un alma colectiva que atraviesa la Historia como una corriente subterránea que, aunque no se escriba, aunque no se diga y aunque no se narre, es la que la protagoniza. Es interesante que la literatura, que el periodismo, visibilicen esa realidad innegable; y que intenten hacerlo además de una forma atractiva para el lector.