Coral de Cámara de Pamplona

Interpretes: David Johnstone, chelo. Ainara Moreno, arpa. Sergio Eslava, saxofón. Javier Pelegrín y Santiago pizana, txalaparta y percusión. David Gálvez Pintado, dirección. Programa: ‘Mort tu as navré’, de J. Ockeghem (1419-1497). ‘Ejszaka-Reggel, de Ligeti (1923-2006). ‘Milia on the road’ (2007) de Yolanda Campos, estreno absoluto. Sala de Cámara del Baluarte. 27 de mayo de 2023. Media entrada.

El estreno de Yolanda Campos Milia on the road tiene protagonismo femenino en casi todas sus vertientes: tema, libreto, música e interpretación. En el tema subyacen las preciosas endechas de Doña Milia de Lastur, muerta de parto, y que da pié a un rifirrafe entre la hermana de Milia, que acusa el viudo de no haberla tratado bien, sobre todo porque ya andaba, antes de enviudar, con doña Marina de Arraçola; y la hermana del viudo, que la rebate, defendiéndolo “…vivían en casa de portal grande, o sea casa rica…etc”, todo con un malentendido de fondo a cuenta de la interpretación de un “accidente” sobre las almenas. Con este trasfondo, la poeta Itxaro Borda arrima el argumento a la violencia de género contra las mujeres. Es una interpretación nada extraña si hablamos del siglo XV, claro; pero, casi siempre, estas endechas, se han tenido como un canto, entre melancólico y vengativo, contra la infidelidad. Partiendo, pues, de la visión más violenta, Yolanda Campos elabora una partitura eminentemente árida, ácida y bastante extrema, sobre todo en las voces, con algunos episodios instrumentales –chelo y arpa- más serenos. Por otra parte, no es la primera vez que me encuentro con una composición sobre las endechas; Ekhi Ocaña, el inquieto y polifacético músico de Villava, compuso una canción con el tema. En cuanto a la interpretación, las voces femeninas de la Coral de Cámara de Pamplona, situadas, a veces, en inverosímiles extremos del pentagrama, estuvieron magníficas en todo lo que se les pedía.

He seguido bastante de cerca al inquieto grupo Garaikideak –al que pertenece Yolanda- con sus nuevos horizontes compositivos. Milia on the road sigue con esa prioridad de búsqueda de tímbricas nuevas –percusión de la txalaparta con baquetas, por ejemplo-, que, a través de sonidos sutiles, crean atmósferas expectantes e insinuantes, pero que se agotan enseguida si no se las alimenta de sólidas armonizaciones que hagan evolucionar el tema, en algún momento bellamente arcaizante, y apoyen, en este caso, al coro, formando un todo frondoso que emocione en su profundidad, más que en sus gritos desesperados. Desde una primear audición, a mi se me escapaba un discurso que, sin duda, tiene que ser, en su tragedia y en su esperanza, hermoso. El continuo discurrir de microsonidos, en todos los instrumentos, se diluye, y, aunque el saxofón, incorporado ya empezada la obra, engrosa más el conjunto instrumental, no acabo de escuchar la unión orquesta coro. Este, como va dicho, interpreta muy bien la partitura con recursos de voces alicaídas, declamación, siseos, suspiros, quejidos… y valientes sobreagudos. Sin duda, un análisis más técnico de la partitura solventaría algunas dudas. Lo más emocional, se me quedó frío. Gálvez, como siempre, dirigió con una seguridad pasmosa, y arropó el estreno con un par de obras muy bien traídas: Ockeghem, en atención a las endechas, y Ligeti, del que se cumple el centenario de su nacimiento. Ligeti estuvo muy bien: nos remitió a las grandes interpretaciones de la música vanguardista que siempre ha hecho la coral (el gran Acilu, por ejemplo). Sin embargo Ockeghem no estuvo a la altura. La excelente cuerda femenina de la Coral, evidencia, un tanto, las carencias de las voces masculinas.