Ya es tradición. En verano, el Valle del Bidasoa luce no solo en la belleza de sus paisajes en vivo, también en los cuadros de varios de los artistas de la zona, que aprovechan este tiempo estival para compartir su obra con un público libre de rutinas, horarios y prisas.

Juan Carlos Pikabea es uno de ellos. De nuevo en su Lesaka natal, abre las puertas de su casa-taller, Casa Irisarri Etxea, y ya van 21 años. En esta ocasión, presenta una treintena de cuadros, la mitad de ellos pertenecientes a su última producción, un viaje por el Bidasoa desde su nacimiento en los montes de Baztan, pasando por sus emblemáticos pueblos, Erratzu, Arizkun, Amaiur e Irurita, para llegar a Bertizarana, con un cuadro del Palacio de Reparazea con su singular puente medieval.

El Bidasoa sigue aguas abajo con dos cuadros de Malerreka o Valle de Santesteban de Lerin, uno de Doneztebe y otro de Zubieta, dando paso a Bortziriak o Cinco Villas de la Montaña de Navarra; “nuestro querido río, testigo de nuestra historia, llega a la frontera de Irun con Biriatu, para fundirse con el mar en la bahía de Txingudi, moldeando sus orillas y a las personas que viven junto a él”, describe el propio Juan Carlos Pikabea.

El pintor de Lesaka Juan Carlos Pikabea, rodeado de sus obras en su casa-taller. cedida

En esta nueva muestra del artista lesakarra hay otra parte del viaje que lleva al visitante por el entorno de la bahía de Txingudi, desde Biarritz en Lapurdi hasta Barrika, en la costa vizcaína, “con atardeceres y anocheceres donde el sol y la luna son protagonistas junto con obras mas reflexivas, de olas que chocan en los acantilados de la costa deconstruyendo sus aguas hasta convertirse en vapor que parece que vuela en las nubes para fluir como río”, apunta el artista, para quien “la naturaleza nos muestra todo”.

“Sin una palabra, tiene música para el que escucha y belleza de sus colores para el que es capaz de ver, es la esencia a partir de la cual surge el arte”, afirma.

BUSCADOR DE LA EXCELENCIA

Para Pikabea, el arte es “una expresión personal del mundo que nos toca vivir, es como el río” que le inspira, “con sus rápidos y zonas de estío, su presas y piedras en el camino, con épocas de sequía y lluvias torrenciales”. En esta marea de contrastes, de subes y bajas, afirma el pintor de Lesaka que “nunca hay que dejar de soñar para ser libres; en un entorno hostil hay que trabajar e investigar sin descanso en busca de la excelencia, que no es más que intentar hacer las cosas lo mejor posible cada día”, reflexiona.

“La naturaleza nos muestra todo: es música para el que escucha y belleza para el que es capaz de ver”

Juan Carlos Pikabea - Pintor

La exposición que cada verano presenta en su casa-taller le permite acercarse a su público y “conocer cada año a nuevas personas que me visitan porque conocen mi obra o han oído hablar de ella”. Una satisfacción que le motiva a mantenerse fiel a esta cita: “Las relaciones humanas me aportan mucho, son una de las necesidades más elementales y más en estos tiempos de Internet”, valora.

Esta exposición que puede visitarse hasta el 3 de septiembre, todos los días en horario de 17.30 a 20.30 horas, es el anticipo de la muestra que Pikabea realizará en octubre en la localidad guipuzcoana de Azkoitia. “El ayuntamiento organiza esta cita a la que llevaré mi forma de comunicación esencial: la naturaleza, el paisaje de nuestra tierra como elemento para acercarme al ser humano y fomentar valores”, concluye.

‘ALLEGRO VIVACE’: UN TEMPO NUEVO PARA AMAR EL INSTANTE PRESENTE

Tras una larga etapa de introspección, la nueva propuesta pictórica de Diana Iniesta, Allegro vivace, visitable hasta el 31 de agosto en su escuela-taller de Erratzu, nos contagia de un tempo inquieto, ágil y luminoso, gracias a casi una treintena de obras, todas ellas inéditas y creadas entre septiembre de 2022 y junio de 2023.

Movida por “el afán voraz de captar lo efímero del instante”, la artista pinta al aire libre fundiéndose con el paisaje de su querido Erratzu y reserva para los motivos más íntimos su escuela-taller, espacio dedicado a composiciones florales y a la figura humana, centrada ahora en lo lúdico de la infancia y la maternidad reciente de personas cercanas.

Composición floral de Diana Iniesta. cedida

En su 15ª cita expositiva estival, Diana rehúye de la pose para la foto, aspira a captar “la instantánea”, y para ello afirma que se ha visto obligada a agilizar el trazo, ampliar la mancha, extremar el contraste, dotando a cada obra de una singular inmediatez, vitalidad y movimiento, porque le interesa “captar lo efímero de lo bello, la relación de luces en un momento preciso del día, el contraste y sutilidad de las flores, el juego de la maternidad“. Y reflexiona añadiendo que siente que “todo lo bello es efímero. La infancia y la juventud, la tersura de la piel o un pétalo, el contraste en el paisaje. Incluso el amor. De ahí que sea necesario mirar con el corazón, contemplar lo que amamos en el momento presente y sin expectativas”.

Cada una de las obras es testimonio de esta nueva forma de introspección, en la que la figuración se abstrae para lograr atrapar la intensidad del instante priorizando la forma más allá del trazo.

NUEVOS MOTIVOS

Entre los nuevos motivos de Diana se encuentran unos niños jugando bajo la lluvia o en la playa, una madre arrullando a su bebé, sin renunciar al desnudo y recuerdos de su reciente etapa en el Bronx cuando, yendo en metro, pudo captar cómo un bebé le miraba mientras, acurrucado en los brazos de su madre, ésta dormía tras una larga jornada. El paisaje se vuelve también especialmente luminoso y vital, primando puntos de luz casi únicos que fuerzan la profundidad y nos sumergen en el verano de Erratzu, los paseos por la calle del herrero junto a Iturri Zahar, el cálido silencio de la regata en Bagordi o la monumentalidad del puente de Txokoto en Elizondo.

La maternidad ha inspirado a Diana Iniesta.

La maternidad ha inspirado a Diana Iniesta. cedida

Los temas florales, más matéricos y jugosos, se abren dejando que la obra respire más y mejor compositivamente, ganando a su vez en transparencia, atmósfera y vigorosidad, gracias a una inquietud y soltura mucho más acentuadas.

“La serenidad de la experiencia me dice que cuando uno sabe a dónde va, ya no tiene prisa”

Diana Iniesta - Pintora

Más vitalista y enamorada de la pintura que nunca, Diana Iniesta afirma que pinta como vive y vive como pinta, alla prima, de forma espontánea e inmediata, apelando a Sorolla en el centenario de su fallecimiento como uno de sus máximos referentes.

En cuanto al futuro próximo, la artista manifiesta que se encuentra en un momento de máxima actividad, y a la vez se plantea más dudas que nunca ya que, “tras más de veinte años pintando, sólo sé que sigo y seguiré buscando, porque en definitiva antes que pintora soy esencialmente una buscadora. La serenidad de la experiencia me hace repetirme a mí misma que cuando uno sabe a dónde va, ya no tiene prisa”.

La muestra es este nuevo tempo allegro vivace, que, desde un silencio sereno, maduro y fecundo, nos invita a celebrar la belleza de lo efímero en el momento presente.

La exposición todavía puede disfrutarse los próximos días 30 y 31 de agosto, en horario de 18.30 a 20.30 horas.

‘4 ESTACIONES’: CELEBRANDO 30 AÑOS DE EXPOSICIÓN ESTIVAL

Treinta años cumple la cita expositiva estival del pintor de Elizondo Tomás Sobrino, y en la que acostumbra a mostrar al público los cuadros que ha compuesto a lo largo del año. En esta ocasión, lo hace bajo el título 4 estaciones.

“Mi año pictórico comienza en septiembre, cuando termina la exposición, y acaba en julio, cuando empiezo con los preparativos de la exposición del verano”, cuenta Sobrino, que invita a visitar esta muestra en la Casa de Cultura Arizkunenea de Elizondo hasta el próximo 3 de septiembre.

Aunque siempre pinta las cuatro estaciones, reconoce que este año las ha “vivido con una intensidad especial”.

'Primavera', óleo sobre lienzo del pintor de Elizondo Tomás Sobrino. cedida

“Creo que de alguna forma está reflejado en mis cuadros porque la gente dice que ve algo distinto. Los cuadros los pinto al aire libre y quizá eso ayude a que las emociones se plasmen de una forma más intensa, no sé. Yo no hago muchos planes, yo pinto dejándome llevar por las emociones que voy sintiendo en contacto con la naturaleza y después miro lo que ha pasado en el cuadro”, dice.

“Me gusta el mar; mirando su inmensidad todos los problemas parecen pequeños”

Tomás Sobrino - Pintor

En ellos siempre hay árboles, que pueden estar formando bosques o en primer plano, pero siempre están ahí. “Otras veces están formando una especie de retícula que deja entrever lo que hay detrás”, apunta el artista, a quien también le inspira mucho el mar.

“Aquí en Baztan tenemos los montes muy encima y no te dejan mirar lejos, así que me voy al mar, que tenemos muy cerca, y miro el horizonte. Mirando la inmensidad del mar todos los problemas parecen pequeños. Me gusta el mar y paso mucho tiempo contemplándolo, las olas dan mucha paz. Muchas veces voy al mar y no pinto, solo miro”, cuenta Sobrino, para quien este 2023 es un año especial porque cumple treinta veranos consecutivos exponiendo en su tierra, Baztan.

Tomás Sobrino pintando el mar. cedida

“Hace 30 años ya exponían aquí en verano Jesús Montes, Ana Mari Marín y Jose Mari Apezetxea, quienes abrían sus casas para mostrar sus cuadros; y aquel verano se me ocurrió abrir mi taller al público, así tal como estaba, y fue todo un éxito. Eso me animó a seguir y… hasta hoy. Treinta años, parece que fue ayer”, comenta el pintor de Elizondo, quien disfruta “recibiendo a la gente” en esta cita y sus comentarios sobre su trabajo. “Me gusta escuchar sus opiniones y es una forma de completar los cuadros con la mirada del espectador. Muchos son turistas de vacaciones pero muchos otros vienen cada año de Pamplona, Donosti, Bilbao… para ver las distintas exposiciones que hay en Baztan, en La Ruta del Arte. Este año hay 15 exposiciones repartidas por distintos pueblos del valle”, destaca.