Lo suyo es pasión y talento natural a raudales. Como un niño que disfruta inmerso en su juego, Stéphane Levallois (París, 1970) crea un dibujo magnífico mientras se toma un té en el Hotel Yoldi con una destreza que es una delicia para quien contempla. Papel y lápices son las herramientas más queridas de este gigante artista visual que ha creado cómics y ha trabajado para grandes cineastas de Hollywood.

¿Cuándo vio claro que lo suyo era el dibujo?

Desde el primer segundo que tuve un lápiz en la mano. Creo que debía tener unos 3 años. En el fondo nunca me he planteado esa cuestión. Siempre he dibujado.

Un artista, suele decirse, es un niño que no ha dejado de crecer. ¿Se reconoce en esta frase?

Sí, totalmente. Un artista es un niño que nunca terminará de crecer.

En ese sentido, ¿su trabajo es sobre todo disfrute?

Sí, no solo es mi mayor placer, sino que es un placer que crece según pasa el tiempo. Mi manera de dibujar va cambiando, y cada vez estoy más fascinado con ella. Porque lo entiendo como una experiencia mágica: no hay nada en el papel y de repente algo surge.

“La mano es toda la historia del arte desde que dejó huella en una gruta prehistórica; si perdemos la inteligencia de la mano, perderemos mucho”

Está en Pamplona como invitado del Salón del Cómic de Navarra. ¿Cómo ve la salud del noveno arte? Hay una gran explosión de artistas y obras, ¿se corresponde eso con el reconocimiento profesional y del público?

Baudelaire decía que el arte de la caricatura explotó y yo creo que el cómic en general, en la actualidad, también tiene esa explosión. En Francia cada mes salen 500 cómics al mercado. Yo hago cómic pero para mí es sobre todo un divertimento. Para mí es más importante el dibujo, entendido de un modo más global. No quiero trabajar solamente en el cómic sino en el dibujo en general, pueden ser la pintura, las exposiciones, el dibujo como arte. Y para mí el cómic está unido al cine. Es hacer un cine en papel, con la ventaja de que no hay ninguna restricción de producción. Dibujo sin ver lo que cuesta, no como en el cine, que hay que mirar muchos números. Cuando hice el cómic sobre Leonardo Da Vinci pude crear explosiones y naves espaciales de kilómetros sin ningún tipo de restricción. Hacer eso en el cine es más caro. La magia del cómic es que yo empiezo a dibujar y creo un mundo. Y la idea es caminar y enseñar ese mundo. Tarkovsk creó un mundo en el cine y ese camino David Lynch lo recorre. Hasta los 16 años yo era un loco del cómic, solamente leía cómics. Y la impresión más fuerte que he tenido con el dibujo en toda mi vida fue cuando hice mi primera página de cómic. Me sorprendí, había encontrado una historia con imágenes.

En la exposición que protagoniza en el Condestable rinde homenaje a Goya y Hellboy, ¿qué tienen en común?

Sí, después de haber trabajado sobre Leonardo Da Vinci en el Louvre quería trabajar sobre el mundo de Goya, y especialmente sobre las pinturas negras de Goya. Entonces Asier (Mensuro) me propuso hacer una exposición uniendo el cómic con algún tipo de monstruo contemporáneo, y por qué no Hellboy. Soy fan de Hellboy desde su primer tebeo. En 1994 hice un viaje con amigos a Estados Unidos y lo primero que hice al llegar a Los Ángeles fue ir a una librería a comprar cómics. Y entre todos los cómics, vi una gran cara roja con cuernos cortados: era la primera aventura del primer tebeo de todos de Hellboy, y lo cogí. No conocía el trabajo de Mignola, pero al cogerlo vi que ahí había algo interesante.

“Estoy muy preocupado por el modo en que la Inteligencia Artificial está atacando al arte; lo que perdurará serán las ideas y la originalidad”

¿Qué se aportan mutuamente Goya y Hellboy en esta exposición?

A la hora de abordar el trabajo de Goya he intentado entender cómo dibujaba Goya, dibujar a los personajes a la manera en que él lo hacía. Y para ello he rescatado una técnica que no había usado en treinta años: hacer croquis, dibujos esquemáticos muy sueltos, hechos con óleo diluido y carboncillo. Es el modo en que hacía los croquis y los bocetos cuando estudiaba en la escuela pintura, y en esa técnica hay una gran libertad porque es muy gestual, muy sucia, muy violenta y espontánea. Después hice un estudio de los personajes de Goya e intenté con esa técnica integrar los personajes de Hellboy dentro del universo de Goya. Dentro de las composiciones de sus cuadros. Y ha sido muy fácil, porque al final Hellboy es un demonio y los demonios son un tema muy goyesco.

¿Qué es para usted la ciencia ficción? ¿Es un terreno donde la imaginación no tiene límites?

Soy un gran fan de la ciencia ficción y de la fantasía en general, mucho más que de la realidad. Lo que a mí me interesa es imaginar. Y la imaginación de Goya no tiene límites. Cuando visité la exposición de dibujos que hizo El Prado de Goya, fue demasiado, me quedé impactado por todo lo que sentía ante esos dibujos.

Aunque es una realidad aunque parezca ciencia ficción, ¿qué opina de la Inteligencia Artificial y su entrada en el mundo del arte?

Es una gran inquietud para los artistas. Herbert, el autor de Dune, es un gran visionario, vio en los años 60 los actuales problemas ecológicos, y al inicio de la novela se ve la guerra entre los humanos y las máquinas. Estoy muy preocupado por el modo en que la Inteligencia Artificial está atacando al arte. Se ha hecho de todo con IA, cómics, títulos de crédito de series de televisión de Marvel... Yo trabajo en Hollywood, acabo de trabajar por ejemplo en Barbie, y Hollywood tiene a los guionistas en huelga porque con ChatGPT no van a hacer falta guionistas, y tiene a la mitad de los actores también en huelga porque dicen que lo que ahora quieren hacer es contratar al actor un día, pagarle un día, escanearle la cara y a través de ese escaneado, con Inteligencia Artificial y tecnología digital hacer toda la película con el actor. Supone acabar prescindiendo de muchos profesionales. No se sabe a dónde llegará esto, pero preocupa mucho. Al final no van a hacer falta guionistas, actores ni creadores gráficos para el cine.

“Un artista es un niño que nunca terminará de crecer; dibujar no solo es mi mayor placer, sino un placer que crece con el tiempo”

Y todo lo que se va a perder de transmisión de emociones y de sensibilidad y huella personal de los artistas...

La razón de la guerra es el dinero. Y todo lo que cuestan productores, actores, creadores gráficos, frente a pagar cuatro duros por un programa que haga las cosas... ahí está la cuestión. Lo que perdurará serán las ideas y la originalidad. Y lo que también va a ganar valor con el tiempo son los originales, aquello que ha sido físicamente creado y tiene materia original. Quizá llegue un momento en que el público se canse de ver todo el rato cosas demasiado parecidas y un tipo de imagen en el cine bastante fría. Yo estoy preocupado porque en mi momento, al principio, era muy complicado encontrar cómics en los que el color estuviera hecho digitalmente por Photoshop, y después era eso lo que reclamaban los propios editores;los editores y también los lectores, que preferían el color digital hecho por Photoshop que el color manual, porque ese color digital era de una lectura más fácil para el consumidor o el lector medio, y el color físico era un color más artístico, más difícil para ese consumidor. Las tecnologías están aquí, habrá que convivir con ellas y ver qué pasa, pero yo creo que no las usaré porque para mí el placer está en fabricar, en hacer que surja con mis propias manos aquello que creo. Leonardo Da Vinci es el que descubrió en el Renacimiento el uso de la pintura al óleo, y sin embargo Botticelli, amigo y que trabajaba con él como aprendiz, hizo toda su vida la carrera de una manera clásica, haciendo transparencias con el gouache, hasta el final; jamás dio el salto a la modernidad que suponía el óleo para la pintura, él siguió con la técnica clásica. Botticelli era un poco un dinosaurio en su época.

La saturación de imágenes que vivimos, ¿cree que nos hace tener poca visión crítica?

Siempre va a haber gente que seguirá queriendo la pintura, la fotografía, que seguirá yendo al cine, aunque hay muchos jóvenes que el cine ya solo lo ven en la pantalla de su teléfono móvil. Y sí creo que en general los jóvenes son cada vez más consumistas y menos exigentes con la calidad. Es un problema de educación, tienen que tener un profesor que les enseñe a mirar las imágenes, a tomarse el tiempo de mirar y de entender cómo están hechas. Lo que puede pasar quizá es que acabe habiendo una pérdida artesanal; por ejemplo, en el dibujo, una pérdida de gente que sepa dibujar. Pero a cambio habrá gente que será muy buena dando las indicaciones precisas a estas máquinas para que hagan eso que antes se hacía manualmente. Y al menos tengo el consuelo de que aunque sea de manera diferente, el cine, los cómics, la pintura, de algún modo seguirán existiendo siempre. Yo creo que esto (Levallois levanta su mano) es toda la historia del arte. Es la mano roja sobre una gruta prehistórica, es la mano que sostiene el lápiz, la mano que sostiene el pincel. Hay una inteligencia en la mano, en el dibujar y crear gráficamente con la mano. Y si perdemos eso, vamos a perder mucho. Leonardo Da Vinci decía que dibujar es entender. Si dejamos de dibujar, no sabemos si entenderemos y comprenderemos las cosas.

Papel y lápices, las herramientas más queridas de Levallois para crear la magia del dibujo. Iban Aguinaga

EL PROTAGONISTA

  • Gran reclamo para el cine. Levallois es uno de los grandes artistas franceses del siglo XXI. En cine es reclamado por los grandes directores de Hollywood para diseñar el concept art para personajes monstruosos de películas como la saga de Alien de Ridley Scott, Harry Potter, Jurassic Park, Piratas del Caribe, King Kong y la Isla Calavera, la saga de Narnia, Los guardianes de la Galaxia, etc.
  • Videoclips, publicidad, cómic. Además, realiza videoclips y publicidad con las mejores agencias del planeta, para artistas de prestigio como Kayne West. Ha creado cómics como Los desaparecidos de Orsay, por encargo del Museo de Orsay, o Leonard 2 Vinci, por encargo del Museo del Louvre; e ilustrado libros como La Metamorfosis de Kafka, y Croc– Croc, escuela de los pequeños esqueletos (Libros del Zorro Rojo).