Con un homenaje a los pioneros e impulsores de la labor editorial en la Comunidad foral se ha inaugurado este miércoles 27 de septiembre por la tarde la VII Feria de la Edición de Navarra, instalada en el Paseo Sarasate hasta el 1 de octubre.

Editargi, la Asociación de Editoriales Independientes de Navarra, ha estrenado así la primera edición de un premio con el que anualmente quiere "reconocer la aportación a la cultura y al mundo de las letras en Navarra a personas, instituciones o asociaciones".

El I Premio Editargi reconoce el trabajo y la dedicación de las personas impulsoras y creadoras de la primera asociación profesional de editoriales independientes de Navarra, la APEIN, creada el 20 de febrero de 2005.

Los premiados

Xabier Otero, José María Aranaz, Segundo Otazu, Xabier Olarra, Jose Mari Esparza, Enrique Hualde y Pello Elzaburu fueron algunos de quienes participaron en la constitución de aquel colectivo cuyos objetivos eran, tal y como se ha recordado en el transcurso del homenaje, "demandar a los poderes públicos la promoción de políticas de apoyo al libro, que consideraran dicha asociación como interlocutora para diseñar políticas del libro, ayudas a la edición, redes públicas, exportación, ferias y eventos, promover la multiculturalidad y la bibliodiversidad y organizar actividades relacionadas con el mundo del libro".

Los siete han sido reconocidos con el I Premio Editargi "por contribuir a la divulgación del libro y de las letras en general". Xabier Otero, fundador de la editorial Txoria Errekan, no ha podido asistir a la entrega del galardón, y tampoco Jose Mari Esparza, de Txalaparta (lo ha recogido en su nombre Mikel Buldain, coordinador de la editorial, que celebra precisamente ahora su 35 cumpleaños).

Sí han estado presentes en el homenaje Pello Elzaburu, de Pamiela y galardonado junto a su colega de editorial Txema Aranaz (en cuyo nombre recibió el premio Juana Sánchez, trabajadora de Pamiela); Segundo Otazu, de Mintzoa; Xabier Olarra, referente de la tradición literaria al euskera y fundador de la editorial Igela; y Enrique Hualde, de la editorial Cénlit-Denonartean en la que "se ha volcado durante 40 años de dedicación exclusiva componiendo un catálogo que todavía hoy sigue vivo", han destacado desde Editargi.

“Editar es un oficio de resistencia, esa es la única fórmula; si luego vienen ayudas, bienvenidas”

Enrique Hualde - Editor de Cénlit-Denonartean

Los fundadores de la APEIN, han resaltado los editores y las editoras, "sentaron las bases de lo que hoy es Editargi, entendieron la necesidad de trabajar por la cultura de forma colectiva, supieron ver la importancia de la industria y el valor económico del mundo del libro, no solo por su valor mercantil, sino también como soporte cultural, pusieron en valor la independencia en la edición, que significa no depender de grupos empresariales, entidades públicas o privadas no relacionadas directamente con la edición de libros; resaltaron la riqueza cultural y lingüística de nuestra tierra y apostaron por que tuviera su reflejo en los libros editados. En definitiva, con aquella iniciativa, pero, sobre todo, con su trayectoria y trabajo diario en las diferentes editoriales que muchos de ellos pusieron en marcha, hicieron posible todo lo que ha venido después. Hoy, muchas de las editoriales que estamos aquí recogemos ese testigo y podemos lanzar dos miradas herederas de aquella ilusión primigenia", han remarcado justo antes de la entrega de los premios, -materializados en seis réplicas de una escultura bañada en plata-; unos galardones que Editargi hace extensivos "a todos los editores y editoras de Navarra que durante años han trabajado por el mundo del libro en nuestra comunidad".

El impulso en unos "años oscuros"

Pello Elzaburu, fundador de la librería Auzolan y quien trabajó en Erein, Cénlit y, desde el año 2000 hasta su jubilación en Pamiela, ha recordado que los inicios en la labor editorial fueron en "unos años oscuros en Navarra, sobre todo para los que apostábamos por la diversidad lingüística y cultural, por la pluralidad; estábamos en una situación muy precaria, y no hace más de 25 años de eso".

A título de ejemplo, ha recordado "una cosa que sorprendía a nuestros colegas editores de Madrid, y es que en Pamplona no se podían hacer presentaciones de libros en los civivox, y se aducía una sorprendente excusa: que una presentación de un libro era una acción comercial y no una acción cultural como se entendía en toda Europa occidental, menos en Pamplona. Eso es solo un ejemplo de la situación en que estábamos", ha remarcado, apuntando que "evidentemente, en esos momentos se habían suspendido todas las ayudas a libros en euskera y castellano, todas las líneas de promoción de libros, y estaba claro que además de la necesidad global de organizarnos también estaba la local".

Entonces se juntaron una media docena de editoriales y empezaron a "buscar interlocución". "La verdad sea dicha, sin mucho éxito; al menos servía para darnos entre nosotros ánimos y reconocernos", ha comentado el editor de Pamiela, añadiendo que "aquellos primeros empujones posibilitaron que a partir de 2015 se abriera y se normalizara también en la cultura la situación del libro, y vamos en ese camino, hacia la normalidad, pero todavía tenemos que caminar bastante". Elzaburu recibe el I Premio Editargi "con un poco de nostalgia y bastante de susto, porque yo no me siento tan mayor, y cuando miras atrás y ves que nos acercamos casi a los 45 años de actividad en la cultura... Pero bien, me gusta que se reconozca y a nadie le amarga un dulce", ha dicho tras recibir el reconocimiento.

La Feria de la Edición ya ha atraído en la tarde de este miércoles a sus primeros visitantes. Javier Bergasa

Editar, "un oficio de resistencia"

El premio en cierta manera también ha sorprendido, para bien, a Enrique Hualde: "Se me hace un poco extraño recibirlo porque, al fin y al cabo, yo he hecho mi trabajo, como hace todo el mundo. Pero siempre es de agradecer". El editor de Cénlit-Denonartean ha recordado que empezó de muy joven, "cuando iba al instituto", a colaborar y trabajar en la edición. "Estaba con otra persona que era el editor, y tengo buen recuerdo. Pasado el tiempo me quedé yo solo y luego vino Unai Pascual y ya creamos el nuevo sello Denonartean, que me hizo mucha ilusión porque yo tenía ganas de editar en euskera", ha remarcado.

“Empezamos en unos años oscuros para los que apostábamos por la diversidad lingüística”

Pello Elzaburu - Editor de Pamiela

Comparando la actualidad con aquellos inicios, asegura que "la cosa ha mejorado, ahora se edita mucho más, mucho más variado, e insisto en la edición en euskera, muy importante, porque no había nada cuando yo empecé, y ahora todos editamos en euskera". También ve que se ha mejorado en cuanto a ayudas que "permiten que vean la luz libros que quizá no son tan rentables pero son interesantes", ha dicho este editor navarro acostumbrado a sacarse siempre "las castañas del fuego, a pasar por mil dificultades" y hacer todo por su cuenta.

"El de editor es un oficio de resistencia, esa es la única fórmula real; luego, cualquier ayuda que venga, bienvenida", ha concluido.

La feria, hasta el 1 de octubre en Sarasate

La VII Feria de la Edición de Navarra desplegará una veintena de actividades hasta el 1 de octubre en el Paseo Sarasate. Habrá presentaciones de libros, talleres, charlas, mesas redondas y novedosas y divertidas acciones que pondrán en valor la poesía y la ilustración.

"Cada año celebramos esta feria incrementando participantes, actividades realizadas y personas visitantes", han destacado desde Editargi, remarcando que este es el segundo año en el que han realizado ferias en localidades de toda Navarra (Estella, Tafalla, Sangüesa, Alsasua, Elizondo...)".

"También celebramos en esta inauguración que Editargi tiene representación en el Consejo Navarro de la Cultura y las Artes; que el año pasado Pamplona (gracias a la interlocución de esta asociación con Gobierno de Navarra, Ayuntamiento de Pamplona y Ministerio de Cultura) se convirtió en la capital mundial de la edición independiente y que visitaron la ciudad más de 300 editores y editoras de 60 países; que también gracias a esa interlocución las ayudas a la edición han incrementado su presupuesto, permitiendo que obras de gran interés local vean la luz; que hay una relación de colaboración y apoyo, fortalecida más durante los años de pandemia, con el gremio de librerías y con la red de bibliotecas de Navarra; que cada año existen las jornadas de la edición, vinculadas a la realización de las ferias, y un largo etcétera".

La mirada hacia delante la realizan los editores y las editoras navarras "con esperanza: con nuevas editoriales que han surgido en los últimos años, diversas también en su temática y en sus intereses; y con nuevos desafíos para las editoriales independientes y pequeñas que pasan por seguir apostando por la bibliodiversidad, la igualdad, la sostenibilidad, la producción local o la reducción de su impacto ecológico".

Además, esa mirada hacia delante la realizan desde Editargi "con muchos de los objetivos originales intactos: la defensa del libro como soporte cultural que debe ser especialmente considerado; el asentamiento y fortalecimiento de las empresas e industrias navarras que trabajan en el ámbito de la creación, edición, distribución y divulgación del libro; la promoción ante los poderes públicos de la implementación de políticas de apoyo al libro, a sus industrias locales, a la bibliodiversidad y a la lectura en general; así como la defensa e impulso de la diversidad cultural y lingüística propias de Navarra", han subrayado.