¿Cómo fueron sus inicios en la música? El free style no existía, al menos como ahora lo conocemos.
Llevo escuchando música toda la vida, como casi todo el mundo. Descubrí el movimiento del free allá por 2008, aproximadamente. Desde entonces lo llevo practicando, al principio más como hobby y luego, poco a poco, se fue convirtiendo en mi profesión. Después de muchos años ya se va cogiendo esa disciplina y forma parte de mi día a día.
¿En qué consiste exactamente el free style? ¿Es como las batallas de gallos?
Sí, se conoce como “batalla de gallos” porque es el nombre que utilizó Red Bull para hacer las batallas en el mundo de habla hispana y ya se ha quedado así. Realmente el free style consiste en la improvisación. Una persona puede hacer free style, pero las batallas son confrontaciones entre dos o más personas que están improvisando. Hay que ver quién tiene más técnica, más ingenio, más skill, por así decirlo, mejor puesta en escena, más dominio de las temáticas… Hay que ser muy completo porque hay mucha variedad de aspectos en los que demostrar que eres superior a tus rivales. El free style que hacemos de manera individual, que todo el mundo puede hacerlo, es simplemente improvisación real al momento.
¿Y cómo se desarrollan esas batallas?
Depende de la competición, porque cada una tiene su formato. Casi siempre te suelen poner algún estímulo para que demuestres que estás improvisando y que no es algo que te has preparado en tu casa. Hay muchas rondas que son libres, en las que puedes improvisar sobre lo que quieras, porque ya se entiende que en la élite del free style se sabe improvisar a buen nivel. Hay de todo, momentos totalmente libres y otros con estímulos.
¿Hay reglas? ¿Algo que no se pueda hacer o que esté prohibido?
No hay reglas verbales. A nivel físico sí, las mismas que en la vida. Sí que hay una especie de reglas no escritas que cada uno respeta más o menos, pero eso ya es cosa de cada uno, que elige dónde se pone las líneas rojas según su conciencia y su forma de competir. Lógicamente, dependiendo de lo que digas, el jurado y el público lo recibirán de una manera u otra, interpretarán a su manera tus rimas y puede ser que les haga gracia o no. Hay frases que no tienen polémica y que están bien ejecutadas que gustarán a todo el mundo, y hay otras frases que depende del tono y del contexto, a algunos no les gustarán. Ahí ya cada competidor elige. Es como el humor, que hay humoristas más blancos que pueden gustar a toda la familia, y hay otros que hacen humor negro y ya saben que no van a llegar al mismo público. Con las batallas es igual, cada uno corre sus riesgos; tú puedes meter dureza en las frases, sangre sucia, que se suele llamar, pero ya sabes que te expones más o menos.
¿Quién forma parte del jurado? ¿Antiguos participantes en batallas? ¿Aficionados con conocimiento y criterio?
Un poco de todo. Hay muchos antiguos competidores que han estado en la élite o muy cercanos a la élite, o en su defecto suele ser gente que lleve muchos años dentro de la disciplina y que, aunque no hayan llegado a la élite, tienen un conocimiento amplio de todo lo que se valora en una batalla. Pero sí, suele ser gente que haya competido o que lleve muchos años y tenga un criterio muy desarrollado.
Al estar lanzándose dardos durante las batallas, ¿luego tienen buena relación entre los competidores?
Sí, como en todos los aspectos de la vida. En una oficina habrá gente con la que te lleves mejor y gente con la que te lleves peor. Dentro de lo que son los competidores, a nivel profesional, pasa lo mismo. Hay unas reglas no escritas que la gran mayoría cumple, se ataca al personaje y no a la persona, por lo que no caemos en cosas que hagan daño real al adversario. Tocamos su personaje, sus decisiones profesionales, sus resultados en competiciones anteriores… La relación es muy buena. Evidentemente no te puedes llevar bien con absolutamente todo el mundo, pero casi todos nos llevamos bien.
Cuando usted empezó era impensable que alguien se ganara la vida con esto, pero poco a poco se ha ido profesionalizando.
Claro. Es que cuando yo empecé nadie vivía del free, eso ha ido llegando después. Ha sido poco a poco cuando otros compañeros y yo hemos ido tomando ciertas decisiones, optando por ciertos formatos de competición que han hecho que ahora se pueda vivir del free style, pero cuando yo empecé era impensable, nadie vivía del free style. Lo hacía en mi tiempo libre porque me gustaba, compaginándolo con los estudios.
Usted es licenciado en ADE. ¿Le resultó sencillo armonizar las dos cosas?
No fue fácil. Coincidían muchos eventos con exámenes; algunos me los cambiaban de fecha pero otros, no. El Trabajo de Fin de Grado, por ejemplo, lo tuve que hacer en Argentina, me pilló allí. Volvía de las batallas al hotel y me ponía con el trabajo, porque justo al volver a España tenía que exponerlo. Me ha tocado estudiar mucho en los aviones. No fue fácil, pero si tienes interés en las dos cosas, tienes que hacer el sacrificio.
Algunos free stylers, han dejado las batallas para dedicarse a la música, digamos más convencional. Wos lo hizo. ¿Usted se lo ha planteado?
Nunca me lo he planteado. De vez en cuando saco música, pero nunca he pensado en dejar el free. Esto es un proyecto de vida, me gusta, trabajo bien y me gano la vida con ello. Seguramente también estaría a gusto haciendo música, pero no lo disfrutaría igual. El circuito del free no existía y lo hemos creado nosotros, eso me da una satisfacción extra.
No se podría compaginar.
No. Al nivel que se compite en free style tienes que estar con dedicación exclusiva. Todos los que han pasado a la música, han dejado el free, es imposible hacer bien las dos cosas.
Su circuito está en España y América, ¿no?
Sí, todo lo que es Hispanoamérica, también Estados Unidos, que hay mucha población latina. Hacemos prácticamente toda América, menos Brasil.
¿Y cómo lleva el hecho de haberse convertido en una persona tan conocida?
Como llevo mucho tiempo, no ha sido un cambio radical. Nosotros hemos ido poco a poco. Lo llevo bien, tampoco somos Messi ni Ronaldo. Podemos salir a la calle tranquilamente. Cuando alguien te pide una foto, evidentemente, lo recibes con cariño porque es gracias a su apoyo por lo que podemos dedicarnos a lo que nos gusta. También sabes dónde hay más o menos gente y dónde te van a conocer más.
Usted tiene 30 años. ¿Qué recorrido se ve como free styler?
No lo sé. Hace unos años tenía claro que no iba a estar compitiendo con treinta años, y ahora que estoy en esa edad, me veo bien, con buen estado de forma. No sé cómo será en el futuro. De momento estoy bien, así que supongo que me quedan unos años por delante.