La séptima edición del programa Landarte, impulsado por la Dirección General de Cultura – Institución Príncipe de Viana, ha concluido con el desarrollo de cinco procesos culturales en localidades rurales de Navarra desarrollados por artistas en colaboración con sus habitantes. La artista Aizpea de Atxa ha trabajado en el Valle de Amescoa; la educadora y artista visual Itsaso Jiménez Iribarren en el municipio de Berbinzana; la arquitecta Andrea Muniain en Gabarderal; el actor e ilustrador Oier Zúñiga en Jaurrieta; y el escultor y artista visual Víctor Masferrer en Urraúl Alto.

Actividad desarrollada en Jaurrieta.

Landarte comenzó a principios de año con la selección, por parte del equipo coordinador, de cinco localidades y artistas; de junio a noviembre todas las partes llevaron a cabo procesos de creación cultural construidos de forma participativa y en las últimas semanas presentaron sus cierres. Así, el 3 de noviembre, se inauguró en el monasterio de Santa Fe de Urraúl Alto la exposición de todo el proceso La Conservateca, coordinada por Víctor Masferrer. El 11 de noviembre, Oier Zúñiga cerró en Jaurrieta el proyecto Y si.. ¿es posible? / Denbora testigu. El 25 de noviembre, Andrea Muniain compartió con las y los vecinos de Gabarderal el resultado de su proyecto Dame agua y te daré oro. Y el pasado viernes 22 de diciembre, la localidad de Berbinzana acogió en ‘Las Eretas’, el encuentro final y muestra del proceso De cara al Río, impulsado por Itsaso Jiménez Iribarren. Aizpea de Atxa llevó a cabo su exploración del Valle de Amescoa realizando ejercicios de recogida de sonidos e imágenes con varios grupos como el alumnado del colegio público del valle y otros agentes.

Participantes en el proceso creativo de Gabarderal.

Los proyectos se presentaron hace unos días en el Museo de Navarra en un acto que contó con la participación del director general de Cultura, Ignacio Apezteguía; el director del Servicio de Acción Cultural, Lorenzo García; la jefa de la Sección de Museos, Celia Martín y la integrante del equipo de mediación Anne Ibáñez (Kanpoko Bulegoa).

“La Conservateca” de Urraúl.

Apezteguia destacó que, en su séptima edición, Landarte “se ha convertido en una cita necesaria en el calendario cultural de Navarra” y aunque se trata de un programa “ya consolidado, tiene mucho recorrido por delante”. Recordó las características que hacen “único” a un programa como Landarte: “Se desarrolla a través de un proceso donde se involucran los agentes de la localidad y se apuesta por la importancia de los procesos de creación por encima de los resultados. Landarte es un laboratorio donde se trabaja a partir de la realidad de cada localidad, con los intereses de las personas que allí viven y con la caja de herramientas que aportan los y las creadoras”.

Proceso de creación cultural en el Valle de Amescoa.

Celia Martín se refirió al futuro de este programa. “Queremos seguir potenciando los elementos de riesgo de Landarte, de no saber qué va a ocurrir, para que todo sea posible y seguir buscando así perfiles Landarte tanto en localidades como en creadoras y creadores. Tienen que darse la generosidad y el diálogo para que se desarrolle esta iniciativa de forma horizontal, participativa y colaborativa donde creadores y comunidades sean capaces de establecer una creación conjunta que sea efectiva y que suponga enriquecimiento y maduración para las dos partes”.

Anne Ibález presentó el nuevo Archivo Landarte. “La idea del archivo radica en traer otras experiencias y puntos de vista de fuera de Navarra que pueden alimentar nuestras reflexiones. Este año, para abrir este proyecto se ha invitado a Susana Cámara Leret, una artista afincada en León que plantea su práctica a través de procesos de investigación en los que invita a otros artistas, pero también a gente de ciencias, humanidades… generando equipos que trabajan en torno a una línea aunando sus aproximaciones. Creíamos que su forma de entender la práctica artística podría encajar con las reflexiones que nos planteamos en Landarte, y la experiencia ha confirmado nuestras intuiciones. Esta iniciativa se concreta en un nuevo apartado de la web del programa donde se recogen distintos materiales, tanto textos como audios y vídeos”.

Proyectos de Landarte 2023

Con su proyecto Mendiak, Aizpea de Atxa propone “un intento de acercamiento más profundo al territorio. Mediante el sonido y pequeños ejercicios de dibujo y fotografía, he querido entender la relación que los habitantes de Amescoa tienen con las dos sierras que la rodean: Urbasa y Loquiz. Otras de las cuestiones trabajadas han sido el paisaje (preocupándome por no construir imágenes producto de un mirador) y los límites (territoriales y de gestión y regularización).

Itsaso Jiménez Iribarren ha desarrollado De cara al río, un proyecto cuyo eje temático atañe a un tema que inquieta a los vecinos y vecinas: el río Arga. “Con el objetivo de repensar acerca de este tema se organizaron tres bloques de talleres centrados en tres cuestiones diferentes: medioambiente, historia y producción alimentaria local. Para el diseño y ejecución de estos se contó con cuatro agentes invitados. Ana Laura Duarte, Cristian Soto, María Navascués y Peio Lekumberri. Estos encuentros tuvieron lugar en Las Eretas, el museo arqueológico y centro cívico del pueblo, dando lugar a nuevas formas de activar y participar del museo”.

Por su parte, Andrea Muniain ha llevado a cabo Dame agua y te daré oro, donde parte del origen del pueblo, la construcción del canal de las Bardenas, para hablar de la relación de sus habitantes con el agua: “El agua como origen que construye el paisaje productivo del régimen, el agua como elemento vital para sobrevivir, el agua como elemento actual que permite el mantenimiento del elemento más característico del pueblo, su jardín. Cuatro paisajes sonoros acuosos acompañan cuatro instalaciones materiales que traspasan la superficie acuática y nos dejan ver lo que hay detrás”, indicó.

Con Y si… ¿es posible? / Denbora testigu, Oier Zúñiga ha planteado un proceso de conversatorios vecinales para pensar, imaginar, desear o ficcionar posibles futuros en Jaurrieta: “Se trató de unos encuentros en pequeños grupos, facilitados mediante una dinámica en la que, sin que los participantes supiesen cuál era el objetivo final, tuvieron que pensar, desear e imaginar los posibles futuros del pueblo”.

Finalmente, Víctor Masferrer trabajó en La Conservateca, “un proceso abierto que nace de fusionar las conservas con las bibliotecas. El objetivo era ampliar el círculo del que ya sucede naturalmente en las casas: hacer conservas y ungüentos para regalar una parte a familiares y amigos, pero ampliarlo a todo el que quiera participar del proceso y llevarlo al nivel del valle (y más allá), para compartir este conocimiento”.