Tradición y modernidad se juntan en el mundo de Silvia Sánchez

La exposición, que podrá visitarse hasta el 31 de marzo, permite pasar del mundo de la acuarela al mundo virtual a través de una tecnología que está cada vez más en auge y acercarse a la obra de Sánchez mediante una combinación de tradición y modernidad.

La muestra alberga cinco de las siete piezas físicas que sirvieron de inspiración para la animación digital. A través de estos dibujos, Sánchez busca mostrar la filosofía que hay detrás de su obra y que el espectador pueda disfrutar de cerca tanto de su trabajo como de su técnica y detalle. “Todos los detalles están ahí por alguna razón”, destacó la pintora.

Por otro lado, ofrece también una experiencia inmersiva a través de la realidad virtual en la que, con unas gafas de realidad virtual, el espectador podrá ver una animación 3D de 360 grados que le trasladará al universo del artista. Se trata de un paseo por el arte, la tecnología, la música y las emociones que desdibuja las líneas entre lo clásico y lo digital. En esta animación, esas mismas obras físicas van a cobrar vida.

Silvia Sánchez es defensora de que el arte tradicional y el digital son igual de válidos, y considera que ambos pueden convivir y enriquecerse mutuamente, para transmitir con más acierto el mensaje de su obra a cada persona. A través de esta fusión, ha logrado captar la atención de diversos públicos, incluida una juventud nativa digital desencantada con el arte tradicional, al convertir sus obras en experiencias digitales. La exposición despierta la curiosidad sobre el futuro de la expresión artística y la interacción con la audiencia en un mundo que ya se encuentra en esta nueva era.

Sánchez se representa a sí misma en sus obras a través de mujeres de distinto aspecto y en diferentes contextos. Son mujeres imperfectas, simples en su diseño, a través de las cuales la creadora invita al público a contemplar la belleza en la imperfección y la asimetría. A través de sus trazos y sus colores, Sánchez insta al espectador a encontrar el coraje para evolucionar desde sus fragilidades hacia sus fortalezas. “He ido conociendo mis fragilidades y mis fortalezas y las he combinado de tal manera que me han hecho evolucionar y transformarme, avanzar en mi camino y madurar”, destacó la artista, que, con esta exposición, busca transmitir este mensaje al público.

“El Horno de la Ciudadela se convierte en el mundo de Silvia. Mi mundo es un universo en el que mis mujeres están sumergidas y te invitan a sumergirte con ellas y estar creando una atmósfera en la que sentirse seguro, volver a la inocencia y que no te sientas culpale por ser imperfecto y asimétrico, sobre todo en esta sociedad en la que estamos en la que hay que mostrar siempre las fortalezas y dejamos a un lado nuestras debilidades”, manifestó Sánchez, que añadió que, a pesar de la diferencia en la técnica, lo que cuenta en ambos formatos es lo mismo, es un mundo de emociones, “las emociones de Silvia”, desde un punto de vista individual y personal como mujer. “Es una oda a la mujer”, sentenció.

Sánchez afirma que siempre intenta conectar con la mujer, invitarla a su mundo y que empatice con sus emociones, que comparten muchas mujeres por el hecho de serlo. Sin embargo, en este mundo tiene cabida también el hombre, ya que la artista está convencida de que las emociones no son solo territorio femenino. “En las emociones no importa el género, la edad o las culturas. Tenemos una sociedad en la que el hombre ha estado mucho tiempo contenido, ha sido bastante tabú poder expresar sus fragilidades”, destacó la artista, que contó que alguien un día le preguntó “¿Por qué no nos avergonzamos cuando nos enojamos y sí cuando lloramos?”, cosa que interpretó como una invitación para todos a hacer un viaje al mundo de las emociones, un mundo que ella refleja a través de estas obras.