Acceder a la cultura y contribuir a una transformación social a través de sesiones de danza en grupo es el objetivo del proyecto Latidos, llevado a cabo por la academia de baile Baobab Danza con el respaldo del programa Innova de Fundación Caja Navarra y Fundación La Caixa. 

Latidos es un proyecto de danza comunitaria, dirigido e impulsado por María Arcos y Ainhoa Carrera y protagonizado por mujeres de diversas edades y nacionalidades. El grupo se ha reunido todas las semanas para sacar adelante un número de baile, que se estrenó en el teatro de Ansoáin el 12 de mayo. Todo el proceso ha sido, además, recogido en un documental realizado por Berpiztu Producciones, que se presentó ayer junto con el proyecto en Civican.

Iniciado en septiembre, este proyecto tiene como objetivo facilitar el acceso a la cultura para mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad social en Navarra. Utiliza la danza comunitaria como una herramienta artística innovadora para promover la convivencia intercultural y la transformación social. Además, la fusiona con otras formas de expresión artística, como el movimiento y la pintura, integrando música y artes plásticas. 

El logo o imagen del proyecto, de hecho, ha sido realizado por la ilustradora Myriam Cameros, participante en el proyecto. Ella, al no poder acudir a una de las sesiones, decidió “estar” de alguna manera en ella y durante esas dos horas dibujó lo que significaba el proyecto para ella. “Nos lo envió al terminar la sesión, nos emocionó y se ha convertido en la imagen. Y la hemos querido llevar a camisetas”, explicó la dinamizadora Ainhoa Carrera.

Ubicada en La Milagrosa-Arrosadía, la academia Baobab Danza se ha propuesto ser un espacio seguro de integración y transformación. Aquí, mujeres derivadas de los servicios sociales y culturales del barrio pueden reunirse para danzar, moverse, expresarse y encontrarse, tanto consigo mismas como con las demás. El proyecto parte del ritmo y el movimiento, no solo físico, sino también emocional, trabajando desde la raíz.

A través de diversas dinámicas, a menudo en forma de juego, las facilitadoras del grupo proponían actividades que incentivaban a las participantes a liberarse, expresarse, reír, bailar y conectar tanto con ellas mismas como con el grupo.

“Tanto Latidos como los 65 proyectos del programa Innova son una mirada al mundo socialmente bastante revolucionaria”, expresó Carrera. “La danza comunitaria es una herramienta increíble, fuerte y sólida de transformación social”, añadió.

Baile para todas

María Arcos conoció esta disciplina de origen argentino en un viaje al país latinoamericano en 2010, sin embargo, los inicios de esta danza se remontan a 2001, en tiempos del corralito. “La danza comunitaria fue una herramienta que ayudó mucho a empoderar al pueblo. Tiene que ver con la comunidad, como su nombre indica. Supone juntarnos, trabajar en un grupo, que es algo que hemos hecho con las mujeres”, explicó la otra directora del proyecto, que añadió que “todos los cuerpos, todo el mundo puede bailar”

Esto, según destacó, es importante, porque a veces se relaciona la danza con el elitismo, pero la danza comunitaria percibe el baile como una herramienta para todo el mundo. “Por otro lado, tiene también su parte de reivindicación social, son momentos en los que transmitimos un mensaje, en los que es importante centrarnos en lo que queremos decir”, apuntó Arcos, que adelantó que, si todo sale bien, invitarán a la creadora de esta disciplina, Aurelia Chillemi, a participar en la edición de este próximo curso.

Uno de los pilares de la danza comunitaria es la escucha, ya que se trabaja desde el colectivo, atendiendo a las propuestas de cada persona. “Hemos hecho nuestras adaptaciones en base a las mujeres que han participado”, subrayó Carrera, que incidió también en el valor y la riqueza de la diferencia, “no solo en el encuentro entre las personas, sino además porque cada una de ellas (casi treinta mujeres participantes este curso) ha venido con las danzas de sus países, un regalo que nos ha nutrido”, manifestó.

Buena recepción

Las participantes en el programa también han salido muy satisfechas de esta experiencia. Haydee Martínez, originaria de Cuba, afirmó que ha sido un placer participar para descubrir que “todos los latidos, vengamos de donde vengamos, son iguales. Y en nuestro caso se han convertido en uno solo”. Por su parte, la colombiana Yajaira Solis expresó que “Latidos ha sido un antes y un después, ha habido un cambio en mí. Me he sentido en familia y ha sido un placer compartir este espacio de intimidad”, un sentimiento que también comparte Carrera. “Ya somos familia, ya nos hablamos por nuestro propio nombre todas”, expresó, con el deseo de que el proyecto se repita en el futuro.  

EN CORTO

  • El logo. Ha sido diseñado por la ilustradora Myriam Cameros, participante en el proyecto. 
  • El documental. Creado por Berpiztu Producciones y dirigido por Maitane Domenech, está disponible en el canal de Youtube de Baobab Danza . 

LA FRASE

Haydee Martínez: “todos los latidos, vengamos de donde vengamos, son iguales” Las 30 participantes, de distintas edades y orígenes, han trabajado al unísono.