“Porque no somos malos ni buenos”, fue la somera presentación de la canción que da título al último trabajo de Diego Vasallo. Dispararon el loop de ritmo machacón, como un yunque metálico sobre el que el donostiarra escupía cada una de sus frases, certeras como epitafios. En ese momento, Bobby Relac se había colgado el bajo tipo McCartney, pero hasta entonces había tocado la guitarra, uniendo la suya a las de Diego y Fer. A comienzos de siglo, Vasallo protagonizó una huida en la que se alejó del rock, primero, y de la música, después: se centró en el folclore y grabó discos acústicos sin batería antes de abandonar los escenarios durante casi una década. Sin embargo, la pulsión no llegó a desaparecer y en 2016 inició el camino de vuelta. Quizás ahora se encuentre en su momento más rockero y ruidista. No se trata, desde luego, de un rock domesticado ni al uso, sino de uno mucho más oscuro, subterráneo y peligroso.

Las canciones siguieron cayendo con todo su peso y solidez. El repertorio estuvo centrado en sus últimos discos. La más antigua fue Invierno, extraída de aquel magnífico Canciones de amor desafinado, aunque en Pamplona sonó mucho más áspera que en su grabación original, con un Fer García que desconstruía melodías con su guitarra y levantaba riffs en los puentes instrumentales. A decir verdad, los tres músicos que le acompañaron rayaron a gran altura: Antoni Etxebeste marcaba ritmos agrestes y sinuosos con su batería, mientras que Bobbi, el último en unirse a la banda, ya se ha dicho que iba combinando bajo y guitarra. El resultado fue impactante, y más en la distancia corta que ofrece una sala pequeña como la 2 de Zentral. Abruma observar a los músicos a tan escasa distancia empleándose a fondo, sentirse aplastado por la maraña de poesía y electricidad que lanzan desde el escenario. Vasallo, serio y concentrado, estuvo parco en palabras (apenas un par de saludos y agradecimientos), pero amable en los gestos, fiel a su genuina timidez y a su exquisita educación. Cantó con voz profunda y cavernosa, aunque menos grave que en épocas anteriores.

No rebajaron la intensidad en ningún momento. Oscilaron entre partes más experimentales (Línea directa) y otras más estruendosas (No me niegues nada), pero dejaron siempre un espacio de primacía para que los excelentes textos de Diego pudieran escucharse con nitidez. Se dice que su lírica se recrea en la oscuridad y la melancolía, y sin duda es cierto, pero también ofrece algunos destellos de punzante ironía, como sucede en Ver para no creer: “Esta noche tiene pinta de acabar mal / las cenicientas salen sin zapatos de cristal / (…) / el honor por el suelo, camarero, sin ofender / y ese beso que cogí al vuelo al desaparecer”. Esos versos marcaron el abrupto final del concierto; pensaban despedirse con La vida mata, pero habían pasado unos minutos sobre la hora marcada y la sala se mostró inflexible. Una lástima, pero eso no empaña el recuerdo de una noche, otra más, memorable.

CONCIERTO DE DIEGO VASALLO

FECHA: 25/05/2024

LUGAR: Zentral, Sala 2

INCIDENCIAS: Presentación en Pamplona del último trabajo de Diego Vasallo, Malo ni bueno. Diego Vasallo (voz, guitarra y armónica), Fer García (guitarra), Bobbi Relac (guitarra), Andoni Etxebeste (batería).