En la época en la que vivimos, en la que los postulados animalistas se han introducido en las instituciones, muchas veces sin contar con el respaldo de estudios científicos que demuestren la veracidad de sus supuestos axiomas, el empleo del collar eléctrico en los perros es una de las prácticas más denostadas. Estos colectivos, que han conseguido implantar sus exigencias dentro de algunas legislaciones (como en el caso de las leyes de bienestar animal), han logrado también que buena parte del espectro político e, incluso, de la sociedad considere probado que la vibración provocada por estos collares causa un terrible dolor a los perros, además de sufrimiento, estrés, ansiedad y, en último término, un aumento de su agresividad.
Con el objetivo de arrojar luz sobre su empleo, acotarlo dentro de la normativa existente en la Comunidad foral, estudiar las características de estos animales, reflexionar acerca de los mejores métodos de adiestramiento (sobre todo enfocados a la actividad cinegética) y exponer claramente el modo de utilización de estos collares eléctricos, la Federación Navarra de Caza (FNC) se encuentra preparando una formación específica sobre esta herramienta, que espera poder celebrar antes del próximo 31 de agosto. Dentro de ese curso, se resaltará que el collar de impulsos, usado adecuadamente, ayuda a corregir los comportamientos negativos y no produce traumas físicos o psicológicos de relevancia en el bienestar de estos animales.
El primer punto del curso, obviamente, consistirá en explicar las regulaciones que marcan su empleo. A nivel nacional, a partir del pasado 29 de septiembre, habría que atender a la Ley 7/2023, del 28 de marzo, de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales. En su artículo número 27, se detallan las prohibiciones específicas en los animales de compañía, entre las que figura “el uso de cualquier herramienta de manejo que pueda causar lesiones al animal, en particular collares eléctricos, de impulsos, de castigo o de ahogo”. No obstante, esta prohibición no se aplica en “los perros de caza, rehalas y animales auxiliares de caza”, ya que todos ellos se regulan y están protegidos por las normativas vigentes europeas, estatales y autonómicas correspondientes.
Por otro lado, en Navarra, la Ley Foral 19/2019, del 4 de abril, de Protección de los Animales de Compañía de Navarra, indica, en su artículo número 7, que está prohibido “utilizar y vender collares de ahorque, con pinchos o eléctricos que resulten dañinos para los animales”. No obstante, se apunta que “los collares eléctricos pueden usarse cuando su uso sea necesario para el adiestramiento de un ejemplar determinado, y siempre que lo determine un veterinario/a o un adiestrador/a reconocido/a”. Este apéndice solo hace referencia, por supuesto, a los perros excepcionados por la ley nacional.
En este sentido, esa persona adiestradora deberá poseer una acreditación y estar inscrita en el registro que se creará a tales efectos en la Comunidad foral, tal y como detalla el Decreto Foral 94/2022, del 26 de octubre, en el que se aprobó el reglamento de desarrollo de la mencionada ley navarra. En la interpretación de esta normativa, sin embargo, habrá que tener muy en cuenta tanto lo que lleguen a declarar las autoridades competentes, como, en su caso, los tribunales de justicia.
Con esta base jurídica y normativa, la FNC ha conformado un curso, que nace como respuesta a una creciente demanda de los cazadores navarros, que estiman muy recomendable el uso de este tipo de collares durante el adiestramiento de sus perros y que desean recibir formación para realizar estas prácticas de manera eficaz y velando en todo momento por la seguridad y el correcto bienestar de sus perros.
El veterinario Nicolás Urbani, asesor técnico de la FNC y de otras entidades cinegéticas de ámbito nacional, estará al frente de este curso, que contará, en un principio, con los siguientes siete puntos: anatomía, fisiología y etología básica del perro de caza; bienestar animal, ciencia y legislación; conceptos relacionados con el adiestramiento con collar eléctrico (sensibilidad, dolor, estrés…); funcionamiento del collar eléctrico; colocación e introducción en el adiestramiento; aplicaciones de las intensidades, junto a los métodos de sonido y vibración; y cuestiones prácticas. El diseño de esta formación contempla ofrecerse en una jornada de mañana, entre las 9 y las 13 horas. En el curso, además, participará un experto de reconocido prestigio en el uso de estas herramientas de adiestramiento.
La Federación Navarra de Caza, en su ánimo constante de actualizar la formación de los actores del sector cinegético, busca que este curso pueda permitir la obtención de un certificado que valide las aptitudes y la capacidad de una persona para emplear de manera correcta un collar eléctrico en los perros que lo necesiten. Del mismo modo, desde la entidad que vela por los derechos de los cazadores navarros se trabajará para que el curso pueda ser replicado en otros lugares de España, adecuando los aspectos normativos a las leyes concretas de cada comunidad autónoma.
A través de este tipo de formaciones, la FNC pretende asimismo evitar que cazadores inexpertos puedan emplear estos collares y, debido a su falta de experiencia, llegaran a causar algún daño a sus animales o incumplieran la legislación foral vigente. De hecho, el organismo considera fundamental que los dueños de perros conozcan los fundamentos teóricos del empleo de los collares y los efectos biológicos que la estimulación eléctrica produce en los animales. Esta meta es compartida por muchos adiestradores caninos, para los que el uso de collares eléctricos en determinados momentos ayuda enormemente a corregir ciertas derivas de los perros. Del mismo modo, coinciden en resaltar que, en ningún caso, su empleo debe generar dolor en el animal.
El uso mesurado del collar eléctrico en perros de caza, después de que sus dueños hayan recibido la formación pertinente, supondrá un refuerzo a las herramientas de adiestramiento tradicionales. Así lo cree Urbani, que asegura que “el impulso eléctrico que se administra como corrector de manera puntual permite reproducir a distancia el tirón fuerte y seco que recibiría el can con la correa en el caso de que no obedeciera determinados mandatos de su adiestrador”. Por otro lado, afirma que, en perros de caza de marcado carácter y vigor, y que se distancian mucho de su propietario durante la acción de la caza, el collar eléctrico “minimiza el riesgo de pérdida o extravío, ya que el uso correcto de este tipo de herramientas permite el retorno de estos animales”.
COLLAR ELÉCTRICO
Funcionamiento del collar eléctrico para el adiestramiento. Esta herramienta lleva un receptor, que cuenta con unas pequeñas protuberancias metálicas, que están en contacto con el cuello del perro. Según el uso del propietario, puede emitir señales acústicas, vibraciones o pequeños impulsos eléctricos, regulados en función de la sensibilidad del animal. Estas señales avisan al can que su comportamiento no está siendo el adecuado.
Respeto al perro. La Federación Navarra de Caza está plenamente concienciada con el bienestar de todos los animales que colaboran en la acción de la caza. Por ello, durante el curso, hará gran hincapié en que el empleo de herramientas de adiestramiento como los collares eléctricos deben velar en todo momento por el bienestar del animal y por su salud, tanto física como psicológica. Por tanto, recomendará vivamente a los cazadores que los impulsos eléctricos se apliquen de un modo ético y evitando cualquier tipo de abuso.